lunes, 9 de noviembre de 2009

No estás solo


Hay detalles insignificantes en apariencia, pero que muestran con bastante claridad la actitud de una persona en el mundo ante los demás.

Por ejemplo, en un ambiente de silencio, aquél a quien los demás no le importan gran cosa pasará las páginas del periódico como el que le pega latigazos por las malas noticias que trae. No tendrá inconveniente alguno en romper inútilmente el silencio, cosa por la que debería recibir algún castigo divino.

O el que se pasa la vida silbando en el autobús, en los pasillos, en las salas de espera o allí donde esté.

O el que en las reuniones se dedica a entablar conversaciones privadas mientras otro está hablando y los demás intentan escucharlo.

No me vale que me digas que son cosas que se hacen sin darse uno cuenta. Hay que darse cuenta de lo que uno hace, que ya no somos críos. Tiempo hemos tenido de crearnos el hábito de no molestar en público. Esa es una de las cosas en las que consiste la educación.

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viernes, 6 de noviembre de 2009

PP


Me sigue dando asco la desvergüenza y la falta de sensibilidad del PP en estos momentos. Me da pena la gente que se sigue dejando engañar por esta gente irresponsable, egoísta y mentirosa. Me da miedo que esta gente tan insolente pueda llegar al poder. Esto que hacen no es una democracia. Esto no es sano. Esto no es humano.
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Fermín Salvochea / y 3


Unas últimas citas del anarquista gaditano Fermín Salvochea. En La contribución de la sangre, se lee:

"La importancia de los pueblos no ha de medirse por los kilómetros cuadrados, sino por la cultura y la ilustración de sus habitantes. Salud y libertad."


También en la misma obra aparece esta preciosa invitación a estar alerta y a la acción:

"Lo que debe arder, arde; lo que debe suceder, sucede; lo que debe pasar, pasa. Como decía Dacia, esto es indudable, pero no se opone a que hagamos por nuestra parte todo lo posible por que lo que arda, suceda y pase sea en bien del pueblo y no en su daño."

En el mismo lugar se lee:

"En un orden social basado en la injusticia y la desigualdad, nadie debe ser feliz, y ninguno lo es, en efecto."

Por último, algo intemporal, tan necesario siempre, tan social, tan ético, tan humano como esto que aparece en el mismo libro:

"Que cada uno cumpla con su deber."

Muchas gracias, Charo.

jueves, 5 de noviembre de 2009

Fermín Salvochea / 2




En el libro 102 razones para recordar a Salvochea cuenta el periodista Emilio López la anécdota de que cuando Salvochea estaba en el lecho de muerte, su madre trajo a la conversación el milagro de la resurrección de Lázaro, como muestra de la bondad y del amor al prójimo de Jesucristo. La reacción del moribundo muestra bien la panera de pensar de este hombre. Cuentan que dijo:

"De ser cierto ese milagro, él te prueba que Jesús no era bueno. Sí, no era bueno, porque debió haber resucitado a todos los muertos del pueblo."

En otra ocasión manifestó, como podemos leer en el libro citado:

"Nuestros deseos son: destruir todo aquello que esté en oposición con la democracia, procurar la mayor ilustración del pueblo, hacer las economías posibles en los gastos improductivos, no transigir con inmoralidades de todo tipo, mejorar la situación del obrero, del artesano, del proletario."

En 1867, en la Revista Gaditana, escribió:

"¡Quién lo hubiera dicho! ¡Cómo era posible creer tanta perversidad! ¡Y se hablará de fieras! ¡Qué mayor fiera que el hombre mismo! ¡A cuántos crímenes conduce el primer paso que se da en el camino del vicio!"

Y en La contribución de la sangre leemos:

"El patriotismo y la religión, esas dos armas formidables que manejadas hábilmente por los más listos y menos escrupulosos, tanto daño han causado a la humanidad."

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miércoles, 4 de noviembre de 2009

Fermín Salvochea / 1


Mi amiga Charo Barrios, creadora y mantenedora de ese gran blog de cocina y de vida que es Come en casa, ha tenido el amable detalle de enviarme el libro 102 razones para recordar a Salvochea que acaba de publicar la Asociación de amigos de Fermín Salvochea.

No me basta con agradecerle a Charo su gesto, sino que quiero poner aquí algunas notas breves que muestren la calidad humana de Fermín Salvochea, posiblemente una de las personalidades españolas más interesantes de finales del siglo XIX.

Fermín Salvochea Álvarez nació en Cádiz en 1842 y murió en la misma ciudad en 1907. Fundamentalmente fue un hombre bueno, un “santo laico”, como le ha llamado José Chamizo, el Defensor del pueblo andaluz, que luchó por mejorar las condiciones de vida de los más pobres y por dignificar sus vidas.

Fue anarquista seguidor de Kropotkin, socialista utópico, progresista y revolucionario. Sobre todo, fue un hombre que se adelantó a su tiempo y que, por ejemplo, cuando fue alcalde de Cádiz, logro reducir la jornada laboral a ocho horas, cosa que en su momento fue un logro importante.

Dejo aquí unas breves pinceladas del pensamiento de este hombre, de fuertes convicciones y de gran coraje humano, tomadas del libro recién aparecido. En su obra La contribución de la sangre, podemos leer:

“Nuestra sociedad, que en vez de ilustrar a sus miembros, parece que, al contrario, se complace en tenerlos embrutecidos y esclavizados.”

“El mundo es nuestra patria, nuestros hermanos los que defienden en todas partes la libertad, nuestros enemigos los que luchan al servicio de la opresión y la tiranía.”

“Los mercaderes arrojados a latigazos del templo han vuelto a apoderarse de él. Los defensores de la justicia suben hoy al cadalso, como hace veinte siglos, recibiendo la muerte en pago a su amor a la humanidad gracias a la ignorancia del pueblo.”

“Desde los tiempos más remotos, el desnivel intelectual ha sido la causa fundamental de las calamidades y origen de cuantos males han inflingido a los mortales.”

Más información sobre Fermín Salvochea en http://ferminsalvochea56.blogspot.com/

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martes, 3 de noviembre de 2009

Debate: Autoestima


El otro día estuvimos analizando en clase la necesidad que al parecer tenemos del reconocimiento de los demás para ir creando nuestra propia autoestima. O sea, que vamos construyendo la valoración que hacemos de nosotros mismos a partir de las valoraciones que percibimos que hacen los demás de nosotros.

Vimos que tan necesario es que los demás nos valoren como que nosotros valoremos a los demás. Sin embargo, esto último parecía que no lo poníamos mucho en práctica. ¿Tú crees que deberíamos proponernos reconocer el valor de los demás? Si necesitamos que los demás nos valoren, también los otros necesitarán ser valorados. Quizás las expresiones y las manifestaciones cariñosas deberían ser más frecuentes. Quizás deberíamos ocuparnos más de los demás.

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lunes, 2 de noviembre de 2009

Desconocimiento


Creo que no somos conscientes de que el desconocimiento que tenemos de nosotros mismos nos impide conocer una parte de la realidad.

Lo que quiero decir es que si no me doy cuenta de lo que hago, de lo que implican mis actos, de las consecuencias de mis acciones, no podré entender cómo reaccionan los demás ante lo que yo hago y no podré saber por qué tengo la imagen que tengo ante los demás. Pasarán cosas que me afectarán, pero no las podré entender. Y el origen de todo es que no me doy cuenta de lo que hago, que no me conozco, que no sé quien soy yo.

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