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sábado, 23 de mayo de 2015

Buenos días. Acto político y ético




Mañana, cuando votes, no pienses sólo en ti, en lo que te venga mejor a ti. Piensa en lo que nos venga mejor a todos. Que tu acto político de votar no sea un mero episodio egoísta, sino que se convierta en un generoso acto ético de búsqueda del bien de la mayoría. 

Buenos días.

viernes, 22 de mayo de 2015

Buenas noches. Día de reflexión




Mañana es día de reflexión. Me resulta curioso que en una sociedad en donde se potencia muy poco la reflexión, tanto en los planes educativos como en los medios de comunicación, se proponga que el día antes de unas elecciones reflexionemos. Está bien que reflexionemos, pero me gustaría que lo hiciéramos con algún criterio. Si nos vamos a fijar en quién aparece con más simpatía, con más desparpajo, en quién es más guapo o más guapa o en cosas por el estilo, la reflexión no nos va a servir de nada. Por lo menos, tengamos en cuenta la trayectoria de los candidatos y candidatas y, sobre todo, sus programas, las propuestas que hacen para organizar la sociedad y la confianza que nos producen sus ideas. En mi opinión no hay que dejarse llevar nunca sólo por los sentimientos, porque es la mejor manera de meternos en un lío o de equivocarnos. Además de lo que sintamos, me parece que hay que tener en cuenta elementos más racionales, más concretos, más objetivos. Si lográramos quitarnos de la cabeza los prejuicios, tanto relacionados con el pasado como con el futuro, a lo mejor lográbamos ver con cierta claridad quién nos parece el más indicado o, al menos, el menos malo. Suerte. 

Buenas noches.

jueves, 12 de febrero de 2015

¿Cuál es el criterio?



Estoy muy sorprendido con las encuestas que se publican estos días y, especialmente, con la que publica hoy El País sobre intención de voto. Que yo sepa, el PP no tiene candidatos y, aunque ya se sabe lo que harán, tampoco tiene programa. El PSOE ahora tampoco tiene ni candidato a la Asamblea ni programa. Lo mismo ocurre con IU y con casi todos los partidos.


Me pregunto con qué criterio se pronuncian los encuestados. Es verdad que con Tomás Gómez las previsiones eran malas, pero ¿y si colocan ahora a uno peor? ¿cómo se pueden pronunciar sobre cualquiera sabe quién? ¿por qué criterio nos guiamos? ¿en qué nos fijamos a la hora de votar? Siempre pensé que lo importante era el programa, más que el candidato, pero cuando no hay ni programa ni candidato, ¿cuál es el criterio?

domingo, 25 de mayo de 2014

Hoy también hay fiesta



Ayer fue un día que empezó mal para mí y que terminó bien. Final de la Champions. El fútbol es un espectáculo enorme, aunque tenga enchochada a media humanidad, a la que hace confundir el vivir con ganar los partidos. Muchas veces el árbol del fútbol no nos deja ver el bosque de lo que realmente ocurre, a pesar de lo cual es un gran espectáculo. El de ayer fue un día de fiesta deportiva.

Vi el partido en un bar repleto de gente. Cuando llegamos, a eso de las ocho, ya no había sitio, pero, sorprendentemente, un poco antes de empezar se fueron varios asistentes, porque preferían verlo en la paz de su casa, decían. Pudimos tomar asiento y todo. Sin el menor asomo de misericordia y sin que se les pasase por la mente que además de ellos había más gente allí, se nos pusieron delante dos individuos, uno de ellos con melena, que no paraban quietos y que nos obligaban a hacer ejercicios de gimnasia sueca con el cuello. Cada gol del Madrid lo celebraba el más alto de los dos subiéndose a la banqueta y agitándose todo él hasta que la fiebre sobrevenida se le pasaba. A la derecha se colocaron dos chicas, una de cada equipo, que no paraban de hablar. Y si digo que no paraban es que no hacían ni pausas para los puntos o las comas.

Desde donde estaba no se podía ver el partido de manera que se distinguieran las tácticas que usaban, ni siquiera muchas veces quién tenía la pelota, pero había un ambiente colectivo de día de fiesta, de alborozos alternativos. Cuando al final ganó el Madrid, pusieron el himno del Atlético, el que canta Sabina, y todo el mundo se lo tomó bien, porque me pareció que nadie se molestaba demasiado por que ganase uno u otro equipo. Me dio pena la cara de los jugadores y de los seguidores del Atlético al final. Quizás no se merecieron una derrota tan abultada. Yo los llamé obreros durante el partido, porque me pareció que trabajaron mucho más que los señoritos tan bien pagados del Madrid, pero el gol de Ramos hizo mucho daño, como lo había hecho antes el de Godín. Ahí me pareció que se desfondaron y fue cuando la calidad se impuso al esfuerzo.

Al son del Viva España, la gente comenzó a bailar cuando terminó el partido y las camisetas rojiblancas empezaron a desaparecer. Nos despedimos de las chicas charlatanas y de un simpático asistente al que se le había subido a la cabeza el triunfo y la cerveza y nos fuimos yendo poco a poco.


No sé si hoy habrá personas que, llevados por la emoción de ayer, se olvidarán de que es día de votaciones y de que nos conviene votar. No hace mucho, un mal voto y una abstención extraña generaron mucho daño en la sociedad. A ver si hoy se puede remediar algo la situación y la calle se convierte en otra fiesta en la que podamos ganar todos. Porque hoy es también día de fiesta, de fiesta democrática.

jueves, 22 de mayo de 2014

Lo que veo cuando miro. Está hasta los cojones



Pasé por la puerta de un bar y un individuo decía:
-Pues no voy a votar porque estoy hasta los cojones de todos ellos. Conmigo que no cuenten.

Me pareció el triunfo conjunto del 15 M y del PP.

Buenas tardes.



miércoles, 5 de febrero de 2014

Lo que veo cuando miro. El bumerang de la abstención





Una votación es un acto social, objetivo, político, ciudadano, que tiene sus consecuencias concretas y visibles en la vida y de las que se responsabiliza el votante. La abstención tiene consecuencias imprevisibles, algunas de las cuales pueden hacer daño al propio ciudadano que se abstiene o a los demás, y de las que se responsabiliza también él mismo.


lunes, 22 de octubre de 2012

Mirando por la ventana. No lo entiendo




Acabo de leer un escrito que dice que, en realidad, las elecciones gallegas no las ha ganado el PP, que tiene un 27,5 % de los votos, sino los que se han abstenido, que son el 36,2 % del censo.

Esta idea, absurda y dañina, es la que está haciendo un daño atroz a la política en España y, sobre todo, a los ciudadanos que más solidaridad necesitan.

Para ganar unas elecciones, en España y en cualquier país, lo primero que hay que hacer es participar. Quien no participa lo que tiene que hacer es callarse, puesto que ha decidido que ni las elecciones ni la democracia son cosas suyas. Moralmente debe quedarse callado y no protestar, puesto que su decisión le excluye del proceso democrático y porque ha optado, sabiéndolo o no, por aceptar las consecuencias del resultado electoral. Si, encima, va diciendo por ahí que ha ganado las elecciones desde el sofá de su casa, deliberando profundamente sobre altísimas cuestiones teóricas, y sin ir a votar, entonces el despiste resulta insultante y el aplauso de la derecha se oye en varios planetas.

Hay cosas que no acabo de entender. No entiendo cómo hay personas que, dentro del campo de la política, confunden un Parlamento, en donde se debate y se toman decisiones que inciden en la vida concreta de los ciudadanos, con un Ateneo, en donde se debate y luego se va uno a casa o a tomarse unos vinos. No entiendo cómo en el mundo actual se puede concebir una democracia eficaz queriendo sustituir el sistema partidos por movimientos asamblearios. No entiendo cómo se puede hablar de política sin votar y sin tener en cuenta que para ganar una elecciones hay que tener, además de ideas, una estrategia que no engrandezca y fortalezca al adversario. No entiendo cómo se puede mejorar el sistema democrático moviéndose fuera de los partidos y no intentando cambiarlos desde dentro. No entiendo que no se reaccione ante el impacto conseguido de desmotivar a la izquierda para que la derecha gane una y otra vez. No entiendo que haya personas, a las que parece que les sobra tiempo para vivir, que no tengan inconveniente en vivir 4, 8 o 12 años muy mal, con tal de castigar a algún partido o de ser fieles a la idea de que hay que mejorar la democracia, pero que lo hagan otros. No entiendo en qué pueden estar pensando estos ciudadanos cuando se quedan en casa y luego salen diciendo que han ganado las elecciones. No lo entiendo.