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jueves, 16 de mayo de 2013

Adoctrinamiento




¿Te acuerdas cuando estos mentirosos destrozaestados del PP decían que la asignatura de Educación para la Ciudadanía era un vehículo de adoctrinamiento a los jóvenes? ¡Qué sinvergüenzas! ¿Cómo le llamarán a lo que hace de manera tan descarada ahora TVE en los telediarios con los rezos y las vestimentas de las mujeres? ¿Cómo es posible que haya personas que se dejen manipular de manera tan burda y tan basta por estos seres infrahumanos?

Estos individuos tan insultantemente tendenciosos quieren que creas que inculcar en tu mente su ideología interesada, discriminatoria, retrógrada y excluyente es bueno y eso no es adoctrinarte. Lo que no toleran, lo que no soportan sin que les salga sarpullido en el alma, lo que no aguantan porque lo odian con todas sus fuerzas es que te hablen de igualdad. Creen que sólo ellos, los ricos, tienen derechos. Ni siquiera se los reconocen a todos sus votantes, de los que pasan ampliamente y a los que utilizan aprovechando su falta de concienciación. Saben que la igualdad es la que les echaría abajo todo su edificio ideológico y todos sus negocios. No quieren, ni por asomo, que la idea de igualdad cale en las mentes de los ciudadanos.

En el fondo yo creo que tienen miedo y por eso no les basta con echar abajo las estructuras laborales, culturales, educativas, sanitarias, sociales y políticas del país, sino que quieren lavar el cerebro de los más débiles creándoles una ideología con la que luego los puedan manipular más fácilmente.

Son unos sinvergüenzas sin escrúpulos. No tienen ética. Algunos tienen religión y porque les interesa, si no, tampoco la tendrían. No paran. Están constantemente alejándose de lo humano. Son unos salvajes encorbatados, unos generadecretos asilvestrados, unos aficionados a la ignorancia, unos fabricantes de daño social sin límites.

Me permito hacerte dos recomendaciones. Una, que NO VEAS TVE, porque te puede hacer daño. Otra, que NO TE OLVIDES NUNCA DE QUE, AUNQUE SEAMOS DIFERENTES, TODOS SOMOS IGUALES.

lunes, 6 de febrero de 2012

Vergüenza



Sentir vergüenza significa ser consciente de que uno va a ser juzgado negativamente por alguna acción que va a llevar o ha llevado a cabo, y que ese juicio va a producir en la propia persona un descenso tanto en la autoestima como en la consideración que de uno puedan tener los demás.

El juicio que tememos cuando sentimos vergüenza puede ser emitido por los demás o por uno mismo. En el primer caso, lo que nos puede frenar en nuestra actuación es la opinión contraria que se puede producir en los demás con respecto a nosotros a causa de nuestros actos. En el segundo caso, el juicio lo emitimos nosotros mismos basándonos en nuestras ideas morales. Cuando uno considera que una acción no es buena y que, por tanto, no debe realizarse, siente vergüenza no sólo si la lleva a cabo, sino también, incluso, con sólo pensarla.

Cuando alguien no suele sentir vergüenza ni por lo que puedan pensar los demás de él ni por lo que pueda juzgar de sí mismo, decimos de esa persona que es un sinvergüenza. Dicho con otras palabras. A un sinvergüenza le da igual lo que puedan pensar de él los demás, y sus criterios morales, si es que los tiene, no le impiden llevar a cabo cualquier acción.

El mundo actual del 'todo vale' se caracteriza, a mi juicio, por la proliferación de sinvergüenzas, de gentes que van a lo suyo con descaro, sin importarles ni su honra ni su fama ni su ética, echando mano de todo el cinismo del que son capaces o de lo que les haga falta. Con todo ello provocan la más triste de todas las vergüenzas: la vergüenza ajena.