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lunes, 29 de septiembre de 2014

jueves, 21 de agosto de 2014

miércoles, 20 de agosto de 2014

Buenas noches. Cállate



Si vives o estás en una ciudad amable, que no sea un estúpido conjunto de edificios sin alma, intenta callarte. Sumérgete en el silencio. Escucha. Escucha los sonidos de la ciudad, los sonidos de la vida en la ciudad. Seguramente distinguirás así fácilmente los sonidos de los ruidos, lo que vale de lo despreciable. 

Buenas noches. 

lunes, 4 de agosto de 2014

jueves, 1 de mayo de 2014

Buenas noches. Silencio



Te miro en silencio.
Te sonrío en silencio.
Te beso en silencio.
Te abrazo en silencio.
Te acaricio en silencio.
Te pienso en silencio.
Te añoro en silencio.
No sabes la de cosas

que te digo en silencio.
Buenas noches.

jueves, 5 de septiembre de 2013

Buenas noches. Ruidos y silencios





Hay mucho ruido a mi alrededor. Es ruido de gritos de desesperanzas, de desencantos, de protestas, de resentimientos, de desahogos, de desamores, de necesidades, de reivindicaciones, de lamentos, de cortinas de humo narcotizantes, de hartazgos, de odios, de estupideces y de cualesquiera otras consecuencias de la falta de racionalidad y de humanidad.

Pero en medio de este ruido ensordecedor y con una chocante precisión, noto también silencios, silencios clamorosos, llenos de vacío, como bolsas de nada en medio de toda esta podredumbre cansina y perenne. Son el silencio de la verdad, destrozada a dentelladas y oculta en algún lugar inaccesible; el silencio de los que podrían ofrecer alternativas, tan necesitadas, tan ausentes; el silencio de los que podrían consolar a los que sufren una situación que no han previsto y para la que no tienen medios de subsistencia; el silencio de los ricos, de los poderosos, de los que ponen el dinero por encima de la vida; el silencio de los sabios, si es que los hay, que posiblemente estén hundidos ante la apisonadora del dinero; el silencio de la justicia y de la igualdad, de vacaciones desde no se sabe cuándo; el silencio de la educación y de la cultura, víctimas profundas de una sociedad gobernada por ignorantes interesados; el silencio de la ética, tan pisoteada, tan ridiculizada.

Sólo oigo sonidos agradables en el ámbito privado, en mi casa y entre los amigos y amigas que adornan mi vida con lujos impagables. Ahí siento el privilegio de poder gozar de un trato humano, cariñoso, reconfortante, amoroso, placentero, alegre, generoso y con ansias de eternidad. Pero cuando miro por la ventana, la sonrisa se me vuelve agria y una bola de dolor se me instala en la garganta. Buenas noches.

sábado, 24 de agosto de 2013

Buenos días. Callados

Los dioses, en su infinita sabiduría, están callados. Los intelectuales, en su infinita meditación, están callados. Los políticos, en su infinito despiste, están callados. Los ricos, en su infinita hipocresía, están callados. Los golfos, en su infinita maldad, están callados. Todos están callados, a pesar del ruido que producimos haciendo lo que hacemos. Buenos días.

jueves, 27 de junio de 2013

sábado, 6 de octubre de 2012

Buenos días. Escuchar




Hay quienes necesitan huir -de sí mismos o del mundo- y se refugian en un templo, en donde hablan con su dios o, incluso, dicen escuchar lo que éste les dice. Tendríamos que ir de vez en cuando a algún lugar lleno de tranquilidad, ausente de ruidos estúpidos y de presencias indeseadas, pero a hablar con nosotros mismos, a escuchar lo que pensamos y lo que hacemos, a decirnos lo que quizá no queramos oír, a reencontrarnos con nuestra vida, a conocernos mejor, a darnos cuenta de quiénes somos realmente. Y a escuchar el silencio.

sábado, 30 de junio de 2012

viernes, 11 de mayo de 2012

Cooooño





Señoras: que los museos no están para que se pongan a contar chascarrillos en voz alta en mitad de la sala, que eso molesta y que no son sitios para eso. El día que ocurrió no había señores visitantes en la sala.

Señores vigilantes: lo mismo les digo. Su tarea debe de ser un coñazo enorme, pero no se trata de matar el tiempo a carcajada limpia ni a echar fuera charletas como si estuvieran en el bar.

Señores encargados de los museos y de las salas de exposiciones: vigilen algo lo que pasa allí dentro. He visto cómo alguna encargada tenía que mandar callar a los asistentes a una exposición, pero era un caso aislado, no lo habitual.

Es que esto se está degradando, como todo, a gran velocidad. Los museos ya no son refugios de paz porque los han asaltado los horteras desocupados, que parece que van allí porque hay que ir o porque les encuentran cierto parecido con los supermercados.

Ya ni los cementerios son remansos de paz. El otro día visité uno de Madrid y junto a sus muros ensayaba un cuarteto de saxofones.

Vamos a ver a dónde se va a poder ir a estar tranquilo, sin que te encuentres a alguno que viva sin dejar vivir a los demás, coooooooño.

lunes, 28 de noviembre de 2011

Silencios



El silencio lanza hoy sus gritos al aire para quien quiera verlos.

Se verá a leguas de distancia el silencio de Rajoy. No hace ni diez días arrojaba palabras a gritos, con esa imagen de enfado permanente con el que viene expresándose desde hace años. Le interesaba entonces que se le oyera, tenía la necesidad de hacerse presente produciendo ruido, aunque el contenido informativo de sus palabras fuera muy escaso o nulo. Una vez que le dieron el poder, cesó esa necesidad de presencia y ha vuelto ahora a su estado más querido, el de la reclusión lejos de la plebe y abandonando el cuidado de los que le otorgaron su confianza. O sea, que ya tenemos otra vez el Rajoy de siempre. Dicen que se está reuniendo con los que tienen el poder, banqueros y gente así, lo cual es bastante significativo, pero el olvido de los que lo han aupado a donde está también lo es.

Hay otro silencio que también puede resultar ensordecedor. Es el de los impulsores del 15 M. Todo movimiento encaminado a crear conciencia entre los ciudadanos debe ser siempre bienvenido y defendido. Pero, como en todo, las circunstancias están siempre indisolublemente unidas a los hechos y, en consecuencia, no es lo mismo efectuar una crítica feroz de ciertos partidos clave en la sociedad española actual antes de las elecciones que llevarla a cabo después de haber votado. Como algunos veíamos venir, las movilizaciones del 15 M lograron dividir y, en bastantes casos, llevar a la abstención a los votantes de la izquierda, con el consiguiente beneplácito de la derecha, que, muy agradecida, ha recogido los frutos de la maniobra logrando una mayoría absoluta.

Ya pasaron las elecciones y tenemos ahora un futuro presidente del Gobierno que está recluido en sus habitaciones sin dirigir una palabra ni al pueblo ni a sus votantes sobre los planes de gobierno que tiene, si es que los tiene. Porque una de las posibles interpretaciones de este silencio es que no tiene los deberes hechos, que no tiene ningún plan previsto y que en la campaña electoral no dijo nada concreto porque no tenía nada concreto que decir.

Y este debería ser el momento en el que el 15 M saliera a la calle a crear conciencia crítica entre los ciudadanos. Tendrían, al menos en teoría, cuatro años para hacerlo y para que en las próximas elecciones los ciudadanos fueran sabiendo lo que fuera. Pero por lo que se ve están callados. Aquí nadie habla nada y el silencio puede convertirse de un momento a otro en un grito de no se sabe qué.

lunes, 20 de junio de 2011

Ruido




Sólo hay algo más molesto que un pobre cateto que no para de hablar: cuatro juntos. Si la vida, en un arranque de mala sombra, te pone cerca de un grupo de cuatro catetos habladores sin pausa y que no paran de echar bobadas y tonterías, una tras otra, por sus bocas, lo mejor es que cambies de lugar. Lo malo es que tan funesta aparición tenga lugar en el tren, en las cuatro plazas que, cara a cara, están situadas delante de la tuya. El odioso cuarteto estaba formado por cuatro señoras incapaces de callar o de bajar la voz o de darse cuenta de que no están solas en el coche a las cinco de la tarde. Estás encerrado. No te puedes mover del sitio, so pena de hacer el viaje de pie. Con semejante verbosidad no se puede dormir, no se puede leer, no se puede uno concentrar en nada. En realidad no se puede estar con estas cuatro señoras de almas vacías y buche rebosante de palabras.

Nada más llegar se zamparon unas madalenas y ni por eso dejaron de hablar. Una ingenua pasajera cercana se trajo una almohada cervical y un antifaz, pero no cayó en la cuenta de cargar con lo fundamental: unos buenos tapones para los oídos que la aislara del mundo sonoro que engendraban estos cuatro seres hablantes. Aparecieron con unas enormes maletas que, por lo que se oye, es posible que vinieran cargadas de palabras. A un señor que amablemente y sin saber lo que hacía les ayudó a subir las maletas a la repisa le endosaron un trozo de bizcocho, al parecer artesano, con el que viajaban para recobrar energías, a pesar de que el buen hombre les manifestó repetidas veces que no quería bizcocho. Lógicamente, se lo dejaron encima de la mesita como consecuencia de que les dio la gana a sus reales voluntades.

No pararon de hablar en todo el viaje. Ni un momento. Y dale, y dale, y dale. Hicieron el tiempo enormemente lento y largo, y el viaje, eterno, interminable. El ruido no es que acabe con todo, es que no deja empezar nada.

viernes, 4 de febrero de 2011

viernes, 24 de septiembre de 2010

Ruidos


Estás admirablemente a gusto comiendo en un restaurante con una persona, con la que comentas las cosas de la vida con un volumen de voz que permite que te oiga sin que nadie más tenga que soportar tus palabras. De pronto suena un estridente timbre de teléfono y un individuo que desconoce el funcionamiento tecnológico del aparato y cree todavía que tiene que gritar para que su interlocutor se entere de lo que dice, comienza a hablar y a hacerse el dueño exclusivo del espacio acústico.

Piénsalo fríamente. ¿Es un comportamiento molesto o no? ¿Es tolerable o no? ¿Habría que mandarlo callar o no? Si no se hace nada ¿no se extenderán irremisiblemente como una plaga estos comportamientos?

Tengo delante de mí una página escrita en el año 2005. En ella el escritor Enrique Vila-Matas opina de ellos que "son gente con una visión mediocre y arrogante del mundo, que creen que éste gira a su alrededor, pero no hacen más que molestar". Y también el cocinero Ferran Adrià parece que se ha planteado incluso prohibir su uso en su restaurante.

Tu opinión es la que cuenta.

viernes, 22 de enero de 2010

El silencio de los sabios


Observo a ciegos que te quieren indicar el camino a seguir. Veo también a sordos que insisten en decirte cuál es la mejor versión de una sinfonía, a mancos que aseguran que una piel es más suave que otra, a cojos que te aclaran cuál es la mejor manera de correr, a mudos que quieren que sepas cómo debes hablar. Todos los ignorantes se esfuerzan en dar clases de algo de lo que no saben nada. Y los sabios callan. ¿Por qué estarán tan callados los sabios?

domingo, 28 de junio de 2009

El silencio


Primer día.

- Es que este tío es tonto.
- No, no. Tonto, no. Es gilipollas.

Segundo día.

- Es que este tío es gilipollas.
- No, no. Gilipollas, no. Es tonto de remate.

Tercer día.

- Es que este tío es estúpido.
- No, no. Estúpido, no. Es muy estúpido.

Cuarto día.

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jueves, 18 de septiembre de 2008

El grito gratuito

El grito gratuito. La tranquilidad, el sosiego, la calma, el silencio, la concentración, el sentirse a gusto, el pensar, la unidad con la naturaleza o con el paisaje, el aire humano de la vida, el equilibrio, el sonido del mar, el sonido de los árboles, el sonido de la fuente, el murmullo de una conversación desarrollada entre personas, el piar de los pájaros, el sentir la lejanía, la presencia del viento, la caricia del aire en tu piel. Todo esto se rompe a pedazos con el grito gratuito. Y no me refiero desgraciadamente sólo al de los niños.

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