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domingo, 3 de marzo de 2024

El respeto

 



Es importante tener dinero. Me refiero a que lo tengan todas las personas. Y tener buena salud, claro. Y estar alegres, que la alegría es mejor que la tristeza. Y que nos quieran, aunque es más satisfactorio y más humano querer a los otros. Pero hay algo que es más importante que todo eso, que está en la base de todo lo demás, que es imprescindible para una vida que se pueda llamar humana y que, desgraciadamente, va cuesta abajo en la lista de los asuntos imprescindibles: el respeto.

¿Por qué hay que tratar a todos los seres humanos con respeto? Esta es una pregunta cuya respuesta debería buscar cada ser humano, pero se prefiere cada vez más mirar para otro lado. Y como este asunto exige pensar un poco, pues razón de más.

Apuntemos brevemente algo. ¿Por qué obligo yo a alguien (o a algunos, o a muchos) a hacer lo que no quieren? ¿Quién soy yo para obligar a otros? ¿Por qué trato yo a otros (o a otras) como no quisiera que me trataran a mí? ¿Qué importantísima cualidad tendré yo que pueda justificar ese trato a los demás? O algo muy simple y habitual, ¿por qué puedo yo molestar a los demás y, en cambio, no me gusta que los demás me molesten a mí?

Kant decía que en ningún momento se puede tratar a los demás como un medio, sino como un fin en sí mismo. Yo no puedo "usar" al otro para conseguir mis propios fines. Y esto porque los seres humanos tienen dignidad, tienen un valor que está más allá de cualquier precio, y esa dignidad que tiene el otro, que está al mismo nivel que la que tengo yo, exige respeto. Un respeto que debe ser mutuo, pero que no puede desaparecer por que el otro no me respete a mí. Que el otro actúe como un bruto no justifica que yo también como un bruto.

El respeto es la manifestación en la vida concreta de la igualdad fundamental, básica, que nos une a todos los seres humanos. Igualdad no quiere decir identidad. Las diferencias (físicas, de pensamiento, de gustos, de sentimientos) son perfectamente lógicas y admisibles. Las que no son admisibles son las desigualdades de derechos, de tratos, de oportunidades. Mantener cualquier desigualdad, cualquier privilegio, cualquier ventaja sin que cualquier otro ser humano pueda disfrutarlos es atentar contra su dignidad y, por tanto, faltarles al respeto.

Si en la base de la vida humana está la dignidad de todo ser humano, y, por tanto, el respeto, se entiende que no podamos tratar a nadie como un medio, sino como un fin en sí mismo. Es decir, que ningún ser humano puede usar a otra persona, obligándola a hacer algo, para conseguir satisfacer un deseo, un fin propio, porque no la está respetando. Estos comportamientos no son humanos, no son racionales, no son morales.

Por eso yo no debo, por ejemplo, obligar a una mujer a que haga lo que no quiere, porque entonces no la estoy respetando. Por eso yo no debo hacer a los demás el daño que no quisiera que me hicieran a mí, porque al hacer daño les estoy faltando al respeto. Por eso yo no debo molestar a nadie, porque eso equivale a creer que todo el mundo debe soportar lo que a mí se me antoje, aunque no les guste, y eso es faltarles al respeto a todos.

La primera noción que debería adoptar cualquier persona desde niño es la del respeto – y su consecuencia, la igualdad-, y practicarla a lo largo de toda la vida. Otro mundo mejor sería posible así.


lunes, 18 de septiembre de 2023

Con las jugadoras españolas de fútbol

 


Imagen tomada de Wikipedia.


En el fútbol y en todas las facetas de la vida el componente fundamental debe ser el respeto.

Hay que acabar con el machismo de una vez por todas.

Mi solidaridad con las jugadoras.

viernes, 29 de octubre de 2021

Lo legal y lo ético




En realidad no es una noticia que miembros del Partido Popular, y el propio partido, sean condenados por la justicia por llevar a cabo maniobras oscuras con dinero negro. Ya lo fueron en una anterior ocasión y están en juicios por otras varias. Que la ley se aplique a personajes y a organizaciones públicas está muy bien y dice algo bueno de nuestro Estado de derecho.

Lo que me preocupa es que el suceso sea visto por los ciudadanos como un simple fenómeno legal, como la aplicación de la ley a unos delincuentes. Creo que lo que este país necesita es que estos hechos se enfoquen desde un punto de vista moral, ético. 

¿Qué valores defienden las personas y los partidos que actúan así? 

¿Qué respeto muestran a los ciudadanos a quienes gobiernan? 

¿Piden disculpas por lo que han hecho? 

¿Qué ejemplo de comportamiento social dan a quienes les observan? 

¿Les preocupa que sus votantes no vean mal lo que hacen porque ellos, si pudieran, harían lo mismo? 

¿Qué sociedad quieren construir? 

¿Qué es lo más importante para ellos? 

Si todos actuásemos como actúan ellos, ¿cómo viviríamos? 

¿Tratan a los ciudadanos como seres a los que se les puede robar porque o no se enteran o no quieren enterarse o están de acuerdo en que les roben?

Cuando el cinismo, la falta de respeto, la codicia y la falta de ética se hacen normales, ya todos -todos- estamos perdidos.

domingo, 22 de agosto de 2021

Urgencia





Es urgente vivir. Lo digo pensando en cualquiera, sea afgano, costamarfileño o español, cada cual en su circunstancia. Todo ser vivo tiene la necesidad de vivir y el derecho a que le dejen vivir en libertad, sin que nadie le imponga nada ni le quite la vida. Hay que acabar con las crueldades, los tratos desiguales a quienes son iguales y los asesinatos.

Es urgente vivir. Hay que ver el mundo con los mejores ojos posibles, con la mirada limpia, cultivada y humanizada. Hay que oír todos los sonidos que nos regala la Naturaleza y que el hombre ha creado. Hay que huir de los ruidos, cada vez más frecuentes, más estruendosos, más desagradables. Hay que oler lo bello, lo bueno, lo agradable, los perfumes en tarros y los perfumes en vidas. Hay que cultivar el gusto, educar la sensibilidad y gustar todo lo que sea bueno. Hay que tocar, con respeto hacia las cosas y hacia las personas, pero hay que tocar. Pasarán las restricciones por la pandemia, pero entonces deberemos tocarnos con la delicadeza y la nobleza que imponen el respeto. Mientras tanto, acariciemos las páginas de un libro, las hojas de una planta, la textura de un paño, la piel de un animal. Y hay que cuidar, educar y engrandecer la mente. Tenemos que saber lo más posible de lo bueno y sano que existe en el mundo. Y tenemos que aprender cada día a actuar como un ser humano, a crear un mundo en el que quepamos todos y en el que nos respetemos y nos cuidemos todos.

Todo esto es urgente. Tendríamos que empezar ya, a pensarlo y a hacerlo.

Buen domingo.  




martes, 6 de abril de 2021

Dicho ya. Respeto




 6 de abril de 2019

Lo privado es particular.
Lo público es de todos, no de ningún particular.
Lo privado exige respeto, pero el que exige lo público es aún mayor.


sábado, 27 de febrero de 2021

Opiniones




Las opiniones no son respetables. Ninguna. Todas deben ser criticadas, esto es, hay que analizarlas y buscar un motivo para admitirlas u otro para rechazarlas. No hay que admitir ni rechazar ninguna opinión "por respeto". Las que deben ser respetadas son las personas, pero no las opiniones de las personas.

Dicho en el pasado. Interrumpir




27 de febrero de 2017

 Una de las formas más irrespetuosas que podemos ejercitar con las personas es interrumpirlas cuando están hablando.

jueves, 27 de agosto de 2020

Tribus



Unos pocos intentan enterarse de cómo funciona en realidad este mundo y del criterio que es mejor emplear para crear una sociedad humana que sea buena y en la que quepamos todos. Leen, escuchan, estudian, cuidan su mente, refinan sus modales, perfeccionan los valores que han aprendido y desean convertirse en seres a los que se les pueda llamar verdaderamente humanos.

Otros muchos aspiran a la uniformidad de la masa. Visten todos con un estilo parecido, cuidando que por sus apariencias no les asocien con un mundo antiguo. Su lenguaje está formado por un número reducido de palabras, más allá de las cuales no entienden nada. Hablan a gritos, ríen de manera estentórea, su gran preocupación es divertirse a toca costa, llevan el móvil como una extensión de su organismo y no soportan una vida sin ruidos, porque el vacío les causa horror. Cuando a alguno se le desinfla el alma durante un rato, resucita con algún rito primitivo y se reintegra de nuevo a la tribu.

Siguen un patrón adolescente que les dura, al parecer, toda la vida, y que todos aspiran a integrar en su existencia. Es un modelo básico de uniformidad del que no salen porque no sabrían cómo hacerlo. Tienen clara la idea de individuo, pero no la de ser humano. Como individuos, quieren destacar en el grupo, pero sin salirse de él. No lo hacen con el pensamiento, porque no han sido entrenados para esa labor.

Ellas lo suelen hacer con el cuerpo, al que consideran como su arma más eficaz para significarse a través del concepto machista de belleza, del que no saben que participan. Muestran el cuerpo sin ese pudor ñoño de generaciones anteriores, se lo tatúan siguiendo una estética simple, de la que posiblemente sus hijos se avergüencen, y sin pensar que toda la vida no es lo que dura el negocio de la moda de turno. Usan cada vez más el descaro y una cierta agresividad en sus reacciones, y quieren hacer lo que les da la gana como si el mundo se fuera a acabar.

Ellos optan por la fuerza, por la potencia, por la chulería, por lo que consideran más llamativo. Intentan que la vida sea una continua risotada, beben de manera chulesca, fuman lo que les place y en donde les peta, y han logrado separar sin traumas el sexo del amor, para quedarse con el placer como valor supremo.

El único criterio que parece que entienden todos es que tienen que hacer siempre lo que les apetece. Los demás existen, pero como si no existieran. Conceptos como el respeto, no molestar, cumplir las normas, ver las consecuencias para los demás de lo que uno hace o no tratar a gritos a quien intenta defenderse de los efectos de sus actos no tienen gran importancia en sus vidas. El deber no tiene cabida en sus mentes, solo los apetitos. El pensamiento ha caído ante el impulso de los sentidos.

Vinieron a este mundo sin ser llamados y fueron abandonados pronto sin el alimento necesario de la educación. Vagan por el mundo como si estuvieran solos. Hacen lo que les pide el cuerpo, pero sin saber lo que hacen. No quieren caer en las redes del esfuerzo, pero tampoco en las de la explotación, en la que terminan cayendo. La diversión es la forma primordial de huida, porque la integración en esta sociedad les resulta difícil. Exigen a quienes los han traído a este mundo que los mantengan y alargan su etapa de dependencia todo lo que pueden.

Cuando las cosas se ponen difíciles y se les pide una respuesta exigente no siempre están dispuestos a ofrecerla. Algunos incluso se niegan, porque para ellos los demás no representan nada y cualquier salida que signifique un endurecimiento de la vida no están dispuestos a tomarla. Lo que no les apetece es como si no existiera. La razón, la moral, el sacrifico, la comunidad, el bien común, la democracia y el respeto no son más que chorradas.

jueves, 23 de julio de 2020

Dicho en el pasado. A un hijo


A un hijo.
Fue en esos cálidos años de la primavera
cuando me inventé la forma de quererte,
la manera de cuidarte cada día
y de que sintieras mi cercanía
en mis abrazos y en mis besos.
Fue en esos años en los que mi pecho
quería ser un refugio para tu infinita necesidad,
un consuelo para tus llantos,
un lugar seguro para tu sueño.
Quise hacerte una persona
y te enseñé lo más valioso que tenía:
el respeto a todo,
la libertad ante todo,
la igualdad por encima de todo.
Y el amor.
El amor a la Naturaleza,
a los animales, a las plantas
y, sin que eso faltara nunca,
a las personas, a los amigos
y a los que no lo son:
el amor a todos.
El verano y el otoño pasaron pronto para mí,
casi sin darme cuenta,
mientras tú crecías
y madurabas
y vivías tu propia vida.
Mis días han sido todos para ti
y, ahora que llega el duro invierno,
no te pido nada,
porque no se ama
para que nos paguen lo amado.
Solo quiero que me dejes quererte,
sin molestarte,
como tú quieras que te quiera,
sin ser una carga pesada,
en el lugar en el que tú quieras que esté.
Ni tú eres mío ni yo soy tuyo.
Solo eres el fruto dulce de mi amor.
El viento poderoso de la vida
te depositó un día en mis brazos,
y ese mismo viento me alejará de ti
cuando él quiera.
Mientras tanto, deja que
cada momento de mi vida
sea una ocasión alegre y dichosa
en la que sientas que te quiero.
Buenas noches.

sábado, 11 de julio de 2020

El hombre que tenía alma de toro



Lo más importante no es vivir, sino vivir humanamente.

No tenía cuernos, claro, pero tenía el alma de toro bravo. Estábamos reunidos formando un círculo de bastantes personas, todas con las precauciones propias del momento y separadas suficientemente entre sí. La imagen me recordaba el ruedo ibérico. Una señora de mediana edad hacía de alguacilesa junto al presidente, que no estaba en el palco, sino, como uno más, allí abajo, en el ruedo. Era una de esas reuniones convocadas de cualquier manera, sin guardar las formas y con evidentes intereses vividos con ansiedad por quienes organizaban la cita. De manera espontánea se fueron formando dos bandos en el redondel. La alguacilesa pronto pareció estar del lado de los convocantes. Estos, en cuanto alguien pedía la palabra y se manifestaba de manera crítica, no le dejaban hablar con gritos y aspavientos. El hombre con alma de toro dejó ver pronto su bravura. Cuando hablaba, daba muestras de que le hervía la sangre y avanzaba con fiereza a medio contener hasta el centro del ruedo, desde donde emitía embestidas verbales contra quien osaba pensar de manera contraria. A veces, incluso llegaba hasta la mesa de la alguacilesa, a la que le contaba cosas que los demás no oíamos. Vi la conveniencia de pedir la palabra. Siempre me ha resultado eficaz iniciar mis intervenciones con un silencio, para que el auditorio se calle y preste atención. Tras él, comencé a exponerles los detalles que me parecían poco claros de la convocatoria.
—Si usted no está de acuerdo, se calla —gritó el hombre con alma de toro avanzando un poco hacia el tercio.

Tan irrespetuosa expresión levantó murmullos entre parte de los asistentes. Le pedí a la alguacilesa que moderara la reunión porque así no íbamos a llegar a ninguna parte sensata. Pude seguir con mi intervención. Les dije que les estaba dando los motivos por los que la convocatoria de la reunión podría ser impugnada.
—Está usted amenazando. Eso son amenazas —lanzó el hombre con alma de toro, cada vez más rojo, entre los comentarios del tendido.

Pedí que me permitieran hablar. Pude hacerlo y les conté el argumento que consideraba más claro por el que aquella reunión, en mi opinión, no estaba convocada siguiendo la legalidad.
—Si usted no está de acuerdo, váyase a su casa, que es lo que tiene que hacer, irse a su casa.

Se montó una buena bronca porque muchos se dieron cuenta de que allí al discrepante se le intentaba excluir de muy malas maneras. El hombre con alma de toro daba indicios de parecer un miembro defensor de regímenes antiguos: no admitía más opiniones que la suya, creía que tenía toda la verdad y reaccionaba como si los pareceres adversos fueran puyas que le endosaban en el lomo. Todos debíamos comulgar con sus ideas, y si no, ya lo había dicho alto y claro: ¡A callar y a casa!

Más tarde tuvo otro altercado. Se empeñó en que tampoco podía hablar otro participante. Soltó su bravura a grito pelado y el afectado, ya harto de actitudes tan antisociales y tan poco democráticas, no pudo expresar sus argumentos, pero le dijo vehemente, repetida y firmemente que era un maleducado.

No sé si el hombre que tenía el alma de toro tuvo un momento de lucidez o alguien de su entorno le previno de que estaba quedando en mal lugar, que su imagen no estaba siendo muy presentable, y se retiró a un segundo plano.

El espectáculo, visto en la distancia, fue entretenido, gratis, lamentable y resultó una muestra muy clara del peligroso “Todo vale” que está destrozando la moral y la sociedad. Lástima que nadie lo grabara, porque podría ilustrar la idea de lo que no es vivir humanamente.

martes, 21 de enero de 2020

Buenos días. Prudencia



Nada invita a concentrarse, a reflexionar, a racionalizar la vida.
Todo es improvisación, velocidad, movimiento, apetitos.
Hubo un mundo en el que se valoraba sobre todo la prudencia, descifrar si se respetaba todo y a todos, ser capaz de anticipar las consecuencias de nuestros actos, procurar no empeorar las situaciones.
Eran personas que intentaban formarse como seres humanos, e incluían la prudencia entre sus valores básicos.
Hoy esto está fuera del mundo.
Más que formación, se pretende insertar recetas en la mente de los niños, para que reproduzcan sin rechistar un esquema basado en la ignorancia y en el odio.
Que no piensen.
Que no tengan sentido crítico.
Que no admitan al diferente.
La prudencia... ¿eso qué es?
Lo único que existe es el dinero.
Buenos días.

jueves, 19 de diciembre de 2019

Buenas noches. Más allá




El otro está para que te ocupes de él. 
De la mejor manera que puedas, pero ocupándote de él. 
Puede que tu manera de hacerlo no la entienda, pero, con tal de que lo respetes, eso te debe dar igual. 
El amor siempre lo nota quien tiene sensibilidad. 
Olvídate de ti y ocúpate del otro. 
Descubrirás un camino que te lleva al más allá. 
Buenas noches.

domingo, 13 de octubre de 2019

Buenas noches. Imprescindibles




La libertad, la igualdad, el respeto y la generosidad son imprescindibles en un ser humano. 

Buenas noches.

jueves, 23 de mayo de 2019

Buenos días. La ciudad



Una ciudad no es el jardín particular de alguien, sino el hogar de todos. Es el lugar del respeto. 

Buenos días.

sábado, 6 de abril de 2019

Buenas noches. Respeto




Lo privado es particular. Lo público es de todos, no de ningún particular. Lo privado exige respeto, pero el que exige lo público es aún mayor. 

Buenas noches.


viernes, 1 de febrero de 2019

Buenas noches. Intimidad




El cotilleo estúpido está llegando a unos niveles de normalidad tal que cada vez hay más personas que no tienen inconveniente en hablar no ya de su propia intimidad, sino en difundir la de los demás. El respeto se está convirtiendo en pieza de museo. 

Buenas noches.


domingo, 9 de diciembre de 2018

Buenas noches. Respeto




No hay vida humana sin respeto. El respeto es la sangre del organismo de la vida humana. Es la base de la convivencia, de la ética y de la felicidad. No se trata solo de respetar a las personas, sino también a los animales y a las cosas. Cualquier pequeña parte de la realidad debe ser respetada por un ser humano maduro. 

Buenas noches.