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domingo, 18 de febrero de 2024

El caos

 



Hay quien dice, y creo que es cierto, que se están perdiendo los valores, que se vive de la manera que sea más agradable para cada individuo, que el otro no existe, que solo vale el capricho y la ocurrencia de última hora que le vengan bien a quien los tiene.

A mí me parece que la degradación humana que supone todo lo anterior es un poco más profunda que lo que pueden dar a entender las anteriores palabras. Los valores no son algo que afecte solo a lo sensible, a los sentimientos, y acaben ahí. La solidaridad no es únicamente el sentimiento que nace en mí por que a mí me dé pena la situación en la que vive una persona y nada más. Puede que nazca así, pero lo que da humanidad, sentido y fortaleza a una respuesta solidaria no son los sentimientos, sino la racionalidad que me hace entender que todos somos iguales, que todos tenemos los mismos derechos, que si alguien está viviendo una situación difícil para él, nosotros, si honestamente sabemos y podemos, debemos estar pendientes y ofrecernos a ayudarle, si pide esa ayuda o hace pública su necesidad. Lo sensible y lo sentimental producen limosnas, palabras bonitas, aunque huecas, o excusas baratas. Los valores bien racionalizados ofrecen actitudes que se traducen en actos concretos, de los que se sabe no solo las razones por las que se hacen, sino por las que se deben hacer. Es esta racionalidad la que hemos expulsado de nuestra práctica común, además de los valores. Y con ella la conveniencia y la necesidad del ser humano de preguntarse siempre ¿por qué pienso lo que pienso?, ¿por qué digo lo que digo? y ¿por qué hago lo que hago? Así, con esta desgraciada expulsión, se prescindió de la ética y así surgió este caos cruel.

sábado, 16 de enero de 2021

Nacionalismos


Foto de David Expósito publicada en El País.


 Los nacionalismos, los de amplio alcance y los más pequeños, incluidos los localismos, los que necesitan expresarse con banderas para hacerse notar, juegan con la exaltación de los sentimientos para anular la racionalidad. No promueven tanto ideas, como emociones, con lo que la manipulación de las voluntades se hace más fácil. Y si al ser humano se le sustrae su racionalidad, es como si su humanidad quedara reducida a su mínima expresión. Cada vez que en la actualidad veo el uso de una bandera sin venir a cuento, pongo a buen recaudo la cartera y la mente.

viernes, 9 de octubre de 2020

Dicho en el pasado. Esfuerzo pacificador



9 de octubre de 2017

 Nos han tocado tiempos revueltos. Pululan por el aire de las ciudades demasiados odios, demasiados rencores, demasiadas intransigencias, demasiadas cerrazones. Los políticos y los medios de comunicación tienen mucho que hacer y que decir, pero nosotros, también. Cualquier pequeño o gran esfuerzo pacificador por parte de cada uno será un muy importante granito de arena en la mejora de una sociedad que atraviesa por uno de los momentos graves de su historia. No actuemos, por favor, como abanderados, como fuerzas brutas que aspiran a imponerse sobre los demás, sino como ciudadanos racionales, inteligentes, pacíficos y dispuestos a crear, más que a destruir.

miércoles, 11 de marzo de 2020

Estelas en la mar contaminada. Normas



En una dictadura los ciudadanos cumplen las normas porque desde fuera le obligan a hacerlo. Les gusten o no las normas, quieran o no quieran cumplirlas, no tienen más alternativa que hacerlo si no quieren que caiga sobre ellos el peso de la autoridad dictatorial.

En una democracia los ciudadanos cumplen las normas por convencimiento. No es que desde fuera les obliguen a cumplirlas, sino que se sienten parte de una colectividad y entienden que para que el grupo funcione todos deben cumplir una serie de reglas. Ello implica que les tienen que explicar la racionalidad de esas normas, el porqué deben seguirse, porque solo así podrán convencerse y cumplirlas de buen grado.

Esto implica, por una parte, que en una democracia al ciudadano hay que explicarle con argumentos racionales, y no con tonterías, por qué debe seguir ciertas normas. Y, por otra, que el ciudadano adopte una actitud democrática y no dictatorial, es decir, que ponga de su parte lo necesario para procurar entender, que no crea que solo vale lo que él piensa y que sea capaz de escuchar críticamente, pero escuchar, a quien sabe y a quien tiene responsabilidad en el gobierno de la sociedad.

jueves, 9 de enero de 2020

Buenos días. Límites


Hubo un tiempo en el que muchas personas tenían la suficiente madurez como para ponerse límites, sobre todo, a lo que se podía decir y hacer. Y si no, había personas e instituciones con suficiente autoridad como para procurar que se los pusieran. No eran unos límites muy argumentados ni muy justificados racionalmente, pero eran límites que frenaban el animal silvestre que llevamos dentro. Esos límites ayudaban a que una relativa tranquilidad se palpara en la sociedad.

Pero las personas dejaron de considerar el pensamiento como lo fundamental de sus vidas y las autoridades se fueron alejando de los ciudadanos, o viceversa. Sus vidas concretas fueron discurriendo cada vez con menos límites. Creyeron absurdamente que en eso consistía la libertad, y se encontraron con un mundo de brutos, en el que todo vale y en donde la racionalidad y los deseables límites racionales parecen más bien un imposible.

Buenos días.

viernes, 13 de diciembre de 2019

Buenos días. Contagios




Se contagian con mucha mayor facilidad el odio que el amor; la ignorancia que la sabiduría; el fanatismo que la racionalidad crítica; la brutalidad que la humanidad y todo lo malo que cualquier cosa buena. 

Buenos días.

miércoles, 22 de mayo de 2019

Buenas noches. paz





Amo la paz, deseo la paz, pero no estamos en paz. Vivimos en una guerra fría que se calienta a la menor oportunidad. La paz nunca es un regalo, sino una meta que hay que conseguir con trabajo, con buena voluntad y con hechos concretos.

Vi ayer buena parte de la sesión de constitución de las Cortes Generales y terminé desasosegado. Ni vi paz ni observé en muchos diputados deseos de paz, sino todo lo contrario. Creo que un gobernante tiene que proponerse como meta la paz. La libertad, la igualdad y la justicia son medios para conseguir el fin, que es la paz. Ayer presencié actitudes guerreras, actos maleducados, miradas de odio, gestos infantiles, provocaciones interesadas, sobreactuaciones absurdas y unos deseos de paz en media cámara que chocaban lamentablemente con todo lo anterior. El gran aliado de la paz es la racionalidad, y cuando esta está ausente y afloran los odios y los intereses particulares, lo que aparece es la crispación, la guerra.

No soy optimista. Me parece que hoy unos entienden la paz como que ellos y sus similares tengan el bolsillo lleno, y cada vez más. Otros, en cambio, entienden la paz como que todos tengan algo en el bolsillo y puedan vivir, al menos, dignamente. No veo reconciliación posible, salvo que con nuestra ayuda, estos últimos reciban un impulso importante y puedan crear un mundo más pacífico. 

Buenas noches.


lunes, 29 de abril de 2019

Buenas noches. Movimientos




El fuerte se mueve en el mundo de la racionalidad. El débil suele hacerlo en el de la terquedad. 

Buenas noches.

sábado, 13 de octubre de 2018

Buenas noches. Resistir




Un importante crítico español de teatro ha dicho que el veterano actor Angel Pavlovski está haciendo un show íntimo “ajeno al ventarrón que sopla afuera”. Es la gran tentación, el posible refugio, la huida hacia adentro. ¿Qué hay ahí fuera? No es cierto que reine la nada, porque algo hay, pero sí el vacío. La desracionalización del ser humano crece potentemente. Han desaparecido, como extraños migrantes que huyen de la vida, la sensibilidad, la elegancia, la cultura, la buena educación, la empatía y la ética. En cambio, muchos se vuelcan irresistiblemente en la bastez, en lo efímero, en la ignorancia suicida o en la adopción ciega de las novedades, aunque ello suponga un regreso a la irracionalidad. Ese “viento huracanado”, que arrastra ahí fuera la vida hacia el desierto, crece y crece sin parar. El exilio interior es la gran tentación. Y, sin embargo, hay que resistir. 

Buenas noches.


domingo, 24 de junio de 2018

Buenos días. Racionalidad




Sin racionalidad no hay madurez. 

Buenos días.


lunes, 11 de junio de 2018

Buenas noches. Tiempos




Vienen tiempos de muchas emociones, de muchos sentimientos, de mucha codicia, de mucho deseo de poder y de mucho calentamiento mental. La racionalidad yace medio muerta en un rincón apenas visible en el mundo. Allá cada cual. 

Buenas noches.


lunes, 7 de mayo de 2018

Buenas noches. Generosidad




Si el ser generoso no te convence racionalmente, al menos que sea una consecuencia de tu sensibilidad. 

Buenas noches.

sábado, 9 de septiembre de 2017

Buenas noches. Lo que veo / y 3



Si a esta sobrevaloración de los sentimientos, en detrimento de una razón que analice la realidad y que nos dé argumentos para explicarnos lo que ocurre, le añadimos el lema que con tanto éxito ha instaurado entre nosotros el neoliberalismo dominante, eso de que 'Todo vale', la mezcla resultante es tremendamente eficaz para desintegrar una sociedad que pueda resultar humana e ilusionante.

Te sugiero que analices desde este punto de vista cualquiera de los fenómenos que ocurren en el panorama político mundial y español. Intenta leer buena prensa y escuchar buena radio, a ver si encuentras alguna 'razón' que explique cualquiera de las medidas que está tomando Trump. Haz lo mismo con King John-un, o con las medidas económicas restrictivas tomadas en España y en otros países y sus terribles resultados, o con las medidas que toman por su cuenta Rajoy y los de su cuerda, o con los sucesivos y ruborizantes apoyos de ciertos votantes a partidos políticos podridos por la corrupción hasta las trancas, o con las inauditas actuaciones de ciertos independentistas en Cataluña, o con cualquier fenómeno que se te ocurra. Yo no veo racionalidad por ninguna parte y sí observo, en cambio, una exaltación de sentimientos, de apetitos, de deseos o hasta de obsesiones. Y como nadie entre nosotros se preocupa de que pensemos, de que analicemos y de que argumentemos racionalmente nada, tendemos a reproducir lo que vemos y nos vamos dejando llevar poco a poco por nuestras apetencias, por lo que sentimos o por lo que vemos, sin que preguntas como ¿por qué? ¿cómo? ¿está justificado? ¿qué consecuencias tendrá? o ¿y después qué? nos aparezcan en la mente y nos empujen a intentar contestarlas.

Fíjate, si te parece, en el estilo que muestran los grandes espacios de la televisión, en el papel que ocupan en la sociedad el fútbol y los deportes mayoritarios, en la evolución de los planes de estudios, de los que desaparece cualquier materia que nos invite a pensar. Quieren exaltar nuestros sentimientos, quieren que suframos, que nos emocionemos, que nuestros apetitos estén siempre alerta, que situemos la apariencia sensible por encima de cualquier otro criterio, pero no quieren que pensemos, no sea que nos empecemos a explicar lo que ocurre y algún día intentemos cambiar de verdad el mundo. Son malos tiempos estos para el ser humano y para la racionalidad.


Buenas noches.

viernes, 8 de septiembre de 2017

Buenas noches. Lo que veo / 2



Decíamos ayer que la razón, que aporta argumentos, está en horas bajas y que, en cambio, importan más, a la hora de conocer y de actuar, otras instancias, como los sentimientos, las emociones, los deseos o las apetencias.

Recordaba yo esto hace algún tiempo cuando observaba la reacción más frecuente en nuestra sociedad cuando se da un lamentable caso de violencia de género. Afortunadamente sigue habiendo entre nosotros algo de sensibilidad para condenar estos casos y para situarnos en contra de maltratos, asesinatos y demás actos inhumanos derivados del machismo que tiñe las estructuras de nuestra convivencia. Y digo 'algo' de sensibilidad porque las reacciones suelen ser tibias, nada multitudinarias y como si a la mayoría de los ciudadanos y ciudadanas no les afectara demasiado la cuestión.

Lo que no entiendo es el criterio que se sigue cuando se juzgan estos actos y cuando se reacciona frente a ellos. La solidaridad con las víctimas y el lamento público por estos hechos me parecen muy importantes, pero creo que lo sería aún más si insistiéramos con fuerza en la condena del machista que realiza estos actos violentos, que explicáramos a la sociedad por qué no se debe actuar así, que analizáramos los indicios que barruntan la existencia de un machista cerca de nosotros y que cada vez que se emite una sentencia que condene a un machista, se dé a conocer y se divulgue el nombre del individuo que ha actuado de manera tan brutal. Me parece que en nuestra manera actual de reaccionar hay una maniobra muy peligrosa y que, en el fondo, le hace el juego a los machistas. Se trata de un incomprensible cambio de protagonismo. Quien verdaderamente causa un acto de violencia de género, quien debe ser señalado por la sociedad y quien merece que concentre nuestra repulsa y nuestra crítica es el machista. Él es el protagonista. Pero, en lugar de esto, se le da absurdamente el protagonismo a las víctimas, se publican sus nombres, nos lamentamos por su desgracia, nos solidarizamos con ellas, damos rienda suelta a nuestros sentimientos de compasión, rabia, miedo o ira y seguimos dejando sin explicar racionalmente qué es lo que ha ocurrido, qué cuidados hay que tener con ciertos hombres y qué es lo que puede mover a estos a actuar como lo hacen. Me imagino a los machistas contemplando orgullosos el espectáculo, sintiéndose cada vez más fuertes, porque nadie lucha eficazmente contra ellos y porque todos desviamos la mirada, y sin entender nada de por qué ni sus comportamientos ni sus ideas pueden calificarse como humanos.

El resumen de la situación me parece que es algo así como que lo sentimos mucho, que lloramos mucho la desgracia, pero que no analizamos nada y que luego nos vamos olvidando pronto del caso, porque el mundo va a toda velocidad y en seguida aparece una novedad que nos llama más la atención. Engrandecemos sentimentalmente a las víctimas y nos centramos en ellas, con lo que el machista queda a salvo de cualquier crítica. Pero con mucho sentimiento y con poca racionalidad no creo que podamos establecer una estrategia eficaz en la lucha contra el machismo, que es lo que en la realidad está ocurriendo.

Buenas noches.


jueves, 7 de septiembre de 2017

Buenas noches. Lo que veo / 1



Está ocurriendo y me parece que cada día lo estamos aceptando con más facilidad. Lo están haciendo delante de ti y creo que quieren que tú también lo hagas. Me explico.

Somos seres racionales. Como tales, tanto en nuestros análisis de la realidad como en nuestros comportamientos, debemos actuar racionalmente. Esto no quiere decir que debamos hacerle caso solamente a una hipotética razón aislada de la realidad concreta, que pudiera argumentar y explicar por sí sola lo que ocurre o lo que deba ocurrir. Una razón así de 'pura' no existe. La razón que proporciona argumentos va siempre acompañada de sentimientos, de emociones, de deseos y de todas las circunstancias en las que vivimos, que influyen, cada una a su manera, en lo que razonamos. Si alguien intenta pensar sin tener en cuenta ni el mundo concreto en el que vive ni su propia realidad personal, no se enterará de nada y posiblemente actúe haciendo fundamentalmente tonterías.

Hubo una época en la que los sentimientos, las emociones y, en general, todo lo que no fuera la pura razón estaban mal vistos. Se definía al ser humano como un ser racional, pero esto se entendía como que era un ser exclusivamente racional. Hoy, como si la historia se moviera siguiendo la trayectoria oscilante del péndulo de un reloj, creo que hemos caído en el extremo opuesto. Quiero decir que si hoy intentamos explicarnos lo que ocurre en nuestra vida y en el mundo, tendemos a hacerlo basándonos sobre todo en los sentimientos y en las emociones, no en los argumentos racionales. Y cuando actuamos, lo hacemos dejándonos llevar por lo que sentimos, por lo que nos apetece, por lo que se hace o por lo que nos gusta más. La racionalidad, que nos podría aportar un punto de vista importante para entender lo que ocurre o un criterio más justo para actuar de determinada manera, ha caído en desuso. Un desuso que está resultando ya muy peligroso.

Buenas noches.




jueves, 18 de mayo de 2017

Buenas noches. Racionalidad



Si el hombre no tuviera racionalidad -esa mezcla tan compleja de conocimiento, ética, emociones y juicios- no sería un ser humano. Tampoco parece que lo sea cuando, teniéndola, no la usa. 

Buenas noches.


miércoles, 26 de abril de 2017

Buenos días. Osadía 96




Atrévete a aceptar lo que te parezca razonable, no lo que digan todos ni lo que te griten. 

Buenos días.

jueves, 7 de abril de 2016

Buenas noches. La buena educación



El sentido de la buena educación es el de que todos los ciudadanos y todas las ciudadanas podamos vivir una vida humana, sin que se moleste a nadie y respetando los derechos de todas las personas.

La buena educación suele tener poco que ver con tradiciones repetidas mecánicamente sin que se sepa por qué se repiten, ni con costumbres establecidas desde hace tiempo que favorecen a unos a costa de otros.

La buena educación siempre tiene un componente personal, que autoobliga individualmente a cada ciudadano, y otro componente social, que favorece a la colectividad.

La buena educación debe estar enraizada en la razón, no en el capricho ni en el interés individual, ni en las costumbres no criticadas. Debe ser fruto de una reflexión que parta de un sentido limpio y noble de lo humano y que vaya dirigida al bien de la colectividad.

La buena educación debe ofrecer siempre una justificación racional de cualquier norma que se ofrezca en su nombre. 

Buenas noches.


lunes, 7 de diciembre de 2015

Buenas noches. Amor 19




El amor tiene un fuerte componente racional. 

Si no conoces bien a la persona amada, ¿cómo vas a saber lo que necesita y cómo vas a poder amarla? 

Buenas noches.

martes, 17 de noviembre de 2015