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viernes, 3 de abril de 2020

Estelas en la mar contaminada. Sísifo



Cada vez que hago una colada de las de ahora me acuerdo de Sísifo, uno de los protagonistas más cercanos a la vida humana de esos relatos intemporales que son las mitologías. Sísifo fue condenado por los dioses a subir una piedra enorme hasta la cima de una montaña para, una vez allí, dejarla caer rodando por la ladera. Luego debería subirla de nuevo para dejarla caer, y así sucesivamente, como si fuera un miembro cualquiera de una macabra cadena de montaje.

Ya conté aquí hace un par de días que hice una colada y que fui subiendo las prendas lavadas, una a una, al piso de arriba. La imagen de un tipo subiendo unas escaleras con un pañuelo mojado en la mano, o unos calzoncillos o un calcetín provocaría una risita de superioridad a cualquier neoliberal que la viera, pero desde hace mucho tiempo sé que un neoliberal no puede pensar nada consistente. Me parecen más perniciosos que el maldito virus.

El caso que es que ayer la ropa ya estaba seca y tocó bajarla. Mandé al fantasma del neoliberal a tomar vientos y subí a por un calcetín, lo bajé y lo puse en su sitio. A continuación, subí a por el otro e hice con él la misma operación. La decimoctava vez que subí las escaleras sabía que iba a ser la última, pero entonces ya comprendía perfectamente el sufrimiento de Sísifo.

No tuve tiempo de comprobar ese estado de placidez, casi de euforia, del que disfruté cuando tendí la ropa, porque en seguida tuve que ponerme el disfraz de hombre superprudente y cuidadoso e irme al supermercado a subsanar la falta de provisiones. Volví sin haber vivido ningún episodio sospechoso, creo. Limpié, por si acaso, lo productos que pude en casa y, después de comer, me eché una siestecita. Fueron veinte minutos de sueño profundo, durante los cuales me perdí un asesinato en la película de Poirot. No todo va a ser perfecto.

Noto dentro de mí como un deseo de retrasar la próxima colada. Ya veremos qué hago.

lunes, 2 de marzo de 2015

Buenas noches. No los he podido diferenciar



Este capitalismo salvaje que nos está devolviendo a la selva olvidada. Esta ideología neoliberal que no ve más que dinero -limpio o sucio- allá por donde sienta sus reales. Esta destrucción masiva de todo lo valioso, de la educación, de la cultura, de la sanidad, de los pobres venidos a más cantidad y de los ricos venidos a menos calidad, de cualquier rastro de igualdad de derechos, de las libertades, de todo lo que se pueda interpretar como un avance humano.


Todo esto me vino a la mente cuando vi a los energúmenos del Estado Islámico destrozar la cultura con la que se habían encontrado. Me horroricé cuando no pude ver ninguna diferencia importante entre unos y otros. 

Buenas noches.


lunes, 30 de diciembre de 2013

Buenas noches. Espíritu





Hay conceptos que parece que se han alejado de nosotros a una velocidad de vértigo. Ocurre también con las palabras que expresan esos conceptos. Me viene esto a la cabeza por el uso de términos como 'espíritu' o 'espiritualidad'. En principio, parece que se refieren a aquello que hay en nosotros, que no parece pertenecer al mismo ámbito de realidad que la materia y que nos eleva un poco sobre el mundo sensible, el mundo observable. Un tipo de cosas parece que es, por ejemplo, un automóvil y otra, de otro tipo distinto, una sonata de Beethoven. El primero pertenece a ese mundo sensible, material, y el otro entra dentro más bien del mundo de la cultura, del espíritu. Muy maltratado está hoy este mundo del espíritu. Por un lado, parece que remite al mundo de lo religioso, quizás por la tradición educativa, que entre nosotros ha estado siempre teñida de catolicismo; por otro, a muchas personas esto del espíritu le suena a algo desconocido, inaccesible, lejano a la televisión, tan cotidiana y tan castrante, como si fuera propio de otras mentes; y por fin, el poder neoliberal establecido ha entronizado el nada espiritual dinero como único valor y ni sospecha que los ciudadanos tengamos que cultivar el espíritu, si queremos llegar a ser lo que somos. Corren muy malos tiempos para el espíritu. Buenas noches.

miércoles, 25 de diciembre de 2013

Buenas noches. Navidad





Hoy se celebra la Navidad. Como se sabe, es una fiesta cristiana que nos colocan a todos a la fuerza en el calendario y que tiene que ver con el nacimiento de Jesucristo.

Yo prefiero darle un tono más humano a este asunto y pensar en el nacer, algo que hemos hecho todos. Hemos nacido o, mejor, nos han nacido, nos han traído a este mundo, sin contar con nosotros, y nos han dejado aquí en un estado de desvalimiento absoluto. Quiero fijarme hoy en el carácter colectivo que tiene el nacer, cosa que creo yo que nos convierte en seres sociales desde el nacimiento.

Nacemos y, si no nos ayudan desde fuera, nos morimos. Además de a una madre, nada más nacer necesitamos la ayuda de alguien que nos haga respirar, nos cuide, nos alimente, nos dé medicinas, si es el caso, nos vista y nos haga de todo para lograr nuestra supervivencia. Luego, necesitamos cariño de todos, que nos despierten los sentidos, jugar, reír, que nos enseñen cómo funciona esto del mundo, que nos digan qué vale y qué no vale en este inmenso montaje y por qué. En realidad, no podemos vivir bien sin un maestro, un médico, un farmacéutico, un tendero, etc. Necesitamos de toda una sociedad que nos permita ser, crecer, desarrollarnos y convertirnos en verdaderos seres humanos. Así entiendo yo la vida de los seres humanos, seres metidos desde un principio en una red de relaciones en donde inicialmente la sociedad nos da y luego nosotros debemos darle también a la sociedad, para formar así un mundo de donaciones mutuas que sea vivible para todos.

Lo que no acabo de entender es que a algunos se les meta en la mente el virus de la estupidez y, en un momento determinado, crean que ya no tienen que darle nada a la sociedad y se refugien en un individualismo absurdo, nocivo y deshumanizante, que se aprovechen de lo que se han encontrado en la sociedad y que se olviden de que el mundo que vieron desde el principio tenía otros criterios. Es lo que hace el neoliberalismo actual, grupito escandaloso formado por ricos y aspirantes a serlo, que han confundido intencionadamente su papel en el mundo y se han creído que pueden convertirse en los explotadores de casi toda la humanidad. El virus de la estupidez no produce enfermos, sino golfos. No sé qué necesidad había de que nacieran estos tipos. Buenas tardes y buenas noches.

sábado, 21 de diciembre de 2013

Lo que veo cuando miro. Ya no va quedando nada





Ya no queda en España ni un niño sin trompo, ni un paseante que no esté constantemente mirando el móvil, ni un joven que no hable a gritos, ni un conductor que no tenga la velocidad metida en el cuerpo, ni alguien con catarro que se tape la boca al toser, ni ningún jodido neoliberal ni ninguna jodida neoliberal que no huya al galope de la vida y no nos arrastre corriendo hacia atrás robándonos y destrozándonos nuestros derechos.

No podemos trabajar porque el negocio privado no crea puestos de trabajo. No podemos enfermar de gravedad, porque estos tipos lo han recortado casi todo. No podemos abortar, porque no le sale de los huevos metafísicos a esta panda de machistas retrógrados. No podemos protestar, porque te endosan una multa de no te menees. No podemos manifestarnos, porque la policía cómplice nos puede abrir la cabeza. No podemos vivir, porque la mayoría tiene que conformarse con sobrevivir.

No deberías olvidar NUNCA lo que estos fascistas asquerosos e inhumanos están haciendo con los españoles, con las españolas y con España. Por lo demás, esto es lo que hay antes de que no quede nada. Buenas tardes.  

miércoles, 3 de julio de 2013

Buenas noches. Quítate tú, que me pongo yo





Era de estructura oronda, con la camisa ajustada, luciendo tripa, de estatura media, con el bigote poblado, la calva bien encajada y unos brazos poderosos que separaba del cuerpo al andar, como si la grasa acumulada no le permitiera llevarlos pegados a los costados.

Noté que me tocaron en el hombro y entonces lo vi. Yo estaba en un rincón en el que en las paredes de ambos lados había sendos pequeños cuadros de la preciosa exposición La belleza encerrada, que está ahora mismo en el Museo del Prado. El reducido tamaño de los cuadros hace que si alguien mira uno de los del rincón, no hay espacio para que otra persona mire el de la otra pared.

Me volví hacia quien había puesto su mano en mi hombro y el señor orondo me dijo:

-¿Me permite?- Y señalaba con su dedo índice el rincón en el que yo estaba, como queriendo ocupar mi lugar.

Yo, un tanto perplejo, le dije:

-Oiga, ¿qué quiere, que no los vea yo para que los vea usted?

-Sí -me respondió-, es que me tropiezo con usted por todas partes y ya está bien.

-Pero ¡cooooooooño! -me limité a decir en un tono levemente alto, para que el tipo lo notara.

En medio del escándalo -este es otro asunto- que había en el Prado en esos momentos, yo me quedé sorprendido, a la vez que feliz por tener la oportunidad de vivir una experiencia tan desconcertante. He aprendido a no llevarle la contraria en asuntos como este, en la medida de lo posible, a la clase bruta y, también, a ser elegante con la gente que no lo es. Así que, tras lo dicho, me retiré cortésmente y dejé pasar al individuo impertinente para que aliviara su angustia, si es que podía. Total, yo podía ver otros cuadros y volver allí en cuanto el señor ávido de placeres estéticos terminara de gozar con la contemplación que no le dejaba vivir y en cuya satisfacción tenía la mala fortuna de encontrarse siempre conmigo.

Era curioso el ritmo al que iba este buen hombre. La exposición hay que verla con un pequeño y utilísimo libreto gratuito en el que están los datos de los cuadros y una breve reseña de cada sala, lo cual ralentiza un tanto la visión de las obras. El señor orondo y angustiado iba a pelo, sin libreto ni auriculares ni nada: sólo, al parecer, con mi cogote en la retina. Al poco tiempo lo vi pasar de largo. Iba hacia la salida, pero con cara de evidente alivio. No me explico cómo con ritmos tan diferentes coincidía el señor tanto conmigo.

Es verdad que gente tan bruta como este señor no los he visto, pero sí detecto que cada vez hay más gente que gasta este estilo: yo voy a lo mío, quiero hacer lo que me apetece y ya mismo, sin demora, y el que se interponga, que se quite, que ante todo, estoy yo. Me suena al estilo neoliberal.

Espero que esta noche, cuando te dispongas a entrar en el reino de los sueños y tengas delante de ti el cuadro con tu gente querida, nadie intente ocupar el lugar de otra persona. Por si acaso, tú crea una nube bien grande para que les caiga a todos una buena lluvia de cariño fresquito y reconfortante. No te olvides de dormirte con una sonrisa en los labios. Buenas noches.

martes, 12 de marzo de 2013

Textículos. 4

((Versículo es a verso lo que textículo a texto))




El asunto está muy claro
y carece de artificio.
Estos  neoliberales
sólo quieren beneficio.

miércoles, 6 de febrero de 2013

Libertad, igualdad e ideologías. Buenos días




A los que profesan la ideología neoliberal les interesa defender la libertad de unos pocos. Los que siguen una ideología socialista intentan defender la igualdad de todos.

viernes, 23 de noviembre de 2012

Mirando por la ventana. La selva




En la selva el animal más débil sucumbe y muere antes que el fuerte. Pero en la ciudad, en donde no hay animales, sino seres humanos, los más débiles deberían ser protegidos y cuidados para que sus carencias no fueran un impedimento para sus vidas. Esto es lo que normalmente se pretende que ocurra, salvo cuando gobiernan los neoliberales. Entonces la ciudad se convierte otra vez en una selva.

jueves, 15 de noviembre de 2012

Mirando por la ventana. Condiciones de seguridad




¿Desde cuándo a un neoliberal le han importado los seres humanos? Estos personajes sólo tienen ojos para el dinero y para los negocios. Los seres humanos les interesan sólo en tanto que pueden ser generadores de dinero para ellos. ¿Desde cuándo un neoliberal se ocupa de la seguridad de los asistentes a un concierto, de la sanidad de los ciudadanos o de la educación de los que menos tienen? ¿De qué nos sorprendemos, entonces, cuando mueren ciudadanos porque no se dan las suficientes medidas de seguridad?

viernes, 27 de abril de 2012

Tienen que irse ya




Son muy peligrosos. Han mentido. Han engañado. Han demostrado su ineptitud. Han hecho todo lo contrario de lo que dijeron y prometieron. Han confundido el derecho a gestionar el Estado en beneficio de todos con la creencia en que el Estado era suyo y que, por tanto, podían destrozarlo y venderlo por partes. Han creído que tenían derecho a quitar sus derechos a los ciudadanos. Han dado un ejemplo público e irresponsable de inmoralidad. Han jugado con la salud y con la vida de las personas. Han destrozado la educación pública y han intentado convertirla en un negocio que entontezca a los ciudadanos. Han favorecido con descaro los intereses del más allá en detrimento de los del más acá. Han demostrado que les interesa más la religión que los ciudadanos. Han situado la ciencia al nivel de sus exiguos conocimientos. Han entregado la soberanía a los mercados con la sonrisa en la boca. Han ensuciado el país de cinismo y de desvergüenza. Han convertido la política en una fuente de reformas que favorezcan sus negocios particulares. Han renunciado a la política y han abrazado la economía más rastrera, sin dejar de ser políticos. Han echado la culpa de sus desmanes a todos los demás, menos a ellos mismos. Han convertido, siempre que han podido, las televisiones públicas en fuentes de manipulación, tergiversación y adoctrinamiento. Han tratado a los ciudadanos como si fueran tontos. Han corrompido la política de palabra, obra u omisión. Han aplicado con una osadía sin límites el inhumano lema neoliberal de que todo vale. Han creído que en política se pueden aplicar irresponsablemente las huidas hacia adelante. Han confundido la política con un burdo partidismo. Han convertido la democracia en una casa de negocios sucios. Han creído que un ciudadano es un número. Han puesto sus malas ideas por encima de las personas. Han considerado que la cultura era un lujo para gente ociosa. Han maltratado injusta e insensiblemente a los ciudadanos. Han convertido a sus adversarios en enemigos. Han manejado irrespetuosamente a las personas. Han sido injustos en sus juicios. Han favorecido a los avariciosos a costa de los demás. Han hecho reformas dañinas. Han confirmado que no tienen piedad con los más desfavorecidos. Han jugado sucio. Han hecho mucho daño. Estos señores del PP deben irse ya antes de que esto ya no tenga remedio.

jueves, 19 de enero de 2012

La selva y la ciudad



El neoliberal está más cercano a la naturaleza que el socialista. Aquél cree en la libertad, que le permite luchar frente a los otros. Cree en la eficacia del poder, de la fuerza. Y cree en la salvación individual, en la resolución por cada uno de sus propios problemas. Su mundo es una especie de selva decorada con leds y con corbatas de Hermés, en donde viven él y los suyos.

El socialista, en cambio, ha dado el difícil paso de la cultura. Ha logrado sustituir la lucha contra el otro por la colaboración con todos. Cree en la salvación colectiva, le gusta la libertad, pero, sobre todo, cree en el valor y en la eficacia de la igualdad, de la justicia social y de la solidaridad. Su mundo es la ciudad, en la que caben todos los seres humanos. Ha descubierto al otro, que también es, como él e igual que él, un ser humano.

miércoles, 18 de enero de 2012

El neoliberal



Un neoliberal, por definición, va a lo suyo. Su mente, tan peculiar, le hace creer que la felicidad general es la suma de las felicidades individuales, cosa que cada cual tendrá que gestionarse como pueda. Tú le interesas a un neoliberal en la medida en que le puedes aportar beneficios. Si no, pasa de ti y te deja que te busques la vida como se te ocurra. Imagínate a un neoliberal, por ejemplo, en operaciones de salvamento, de riesgo, de esfuerzo, de servicio. No quiero ni pensarlo.

martes, 11 de octubre de 2011

Lo peligrosos que pueden llegar a ser los neoliberales




Hay quien ingenuamente piensa que el neoliberalismo es un mero sistema económico, como puede serlo otro cualquiera. Esta simpleza mental es propia de quien tiene mucho dinero y prefiere no plantearse el mundo de otra manera o de quien está gravemente entontecido y no se da cuenta de cómo es el mundo que le han fabricado y le han puesto delante de sus narices para que viva sin vivir en él. El neoliberalismo, como cualquier sistema económico, es una forma de vida, una manera de estar en el mundo, de tratar las cosas del mundo y de tratar a las personas.

Pero el neoliberalismo es particularmente perverso porque está basado en el individualismo y en el egoísmo individual, olvidándose del otro y de cualquier posibilidad de relación generosa con el otro. Me parece importante que observes esto en las sociedades en las que domina el neoliberalismo. No tienes que irte muy lejos para ello. Los neoliberales, representados entre nosotros por el PP, no practican ninguna virtud cercana a la generosidad, a la solidaridad o a la ayuda al necesitado. Van a lo suyo o, como mucho, a lo que beneficia a los suyos. La idea de repartir entre todos, de ceder para los demás, de tolerar al diferente la rechazan como si les apestara de manera insoportable. No digamos la idea de igualdad, en la que ven una especie de concentración insufrible de todos los males que pueden hacer saltar por los aires sus cuentas corrientes y sus privilegios. El neoliberal es ajeno a la idea de persona, de respeto, de derechos humanos, de cualquier sentido de lo humano que implique la idea, que creen diabólica, de que todos somos iguales.

Los neoliberales son muy peligrosos. Los pobres incautos que, sin tener ni dinero ni poder ni nada que conservar y que, como ellos, tampoco han sido agraciados con el sentido de lo humano, los toleran e incluso los votan, ignoran que cualquier día un neoliberal sin escrúpulos puede tomarla con ellos y jugarles una mala pasada sin que nadie escuche sus protestas ni muestre la menor misericordia. Ya lo cantaron el otro día: “¡A por ellos, oé!”.

Y si todo esto te parece una exageración, lee la siguiente noticia, que habla de la propuesta de un neoliberal en la tierra en donde habitan los hijos de Reagan y los sobrinos de Thatcher, santos padres ambos de toda esta enfermedad neoliberal. Cuando lo hayas leído, no te olvides de que les da lo mismo que sea un enano, un obrero, un negro, un socialista, un enfermo, un alumno o un profesor. Fuera de su mente de hierro oxidado no existe para ellos nada de valor.