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sábado, 4 de febrero de 2023

¿En qué emplean nuestro dinero?




Una manera de entender la vida (o la muerte) es considerar que es más importante darle el dinero a grandes empresas para que remodelen otra vez la Puerta del Sol que contratar más médicos para cuidar la salud de todos los ciudadanos.

viernes, 16 de diciembre de 2022

Con los médicos

 


Siempre consideré al médico como una persona respetable, como un trabajador importante porque era depositario de un saber que no solo te podía curar una enfermedad, sino que te podía salvar la vida. De hecho, ambas situaciones las he vivido en mi propia existencia.

Sé que no todas las personas piensan así. Pronto empecé a oír casos de agresiones a médicos a manos de gente que se creía poseedora de toda la verdad y de toda la razón. Incluso conocí el caso de un paciente con un peso tan excesivo que le estaba dañando su salud, al que un médico, también grueso, le recomendó adelgazar. El paciente se lo tomó como una afrenta personal. Su orgullo no le permitió admitir que un médico grueso le mandara adelgazar y reaccionó insultándole y pegándole.

Creo que el maltrato a los médicos es un comportamiento propio de personas incultas, que aman poco a la humanidad, que no tienen clara la idea de respeto y que muestran poca consideración con el que sabe. De personas que deberían pasar por un nuevo proceso de educación, porque el que tuvieron no les produjo los efectos deseados. Hay que tener cuidado, como de hecho lo tienen los médicos, con estas personas.

Lo que ha contribuido a bajarme aún más la moral, lo que me ha indignado sobremanera y me ha hecho perder la esperanza en un mundo mejor es comprobar que personas de este estilo, incultas e indeseables, han llegado al gobierno de la Comunidad de Madrid y se han instalado allí para hacer fundamentalmente sus negocios con cualquier asunto y maltratar a médicos, a ciudadanos y a todo el que se interponga en sus planes sin el menor cargo de conciencia.

Hay médicos encerrados, en protesta por su situación, en la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid. Al parecer no les permiten ni que les lleven comida. Me parece un trato similar al que recibieron los ancianos de las residencias durante la Covid.

La situación exige una solidaridad que no puede acabar en las palabras.

jueves, 15 de octubre de 2020

¿Dónde están?




 ¿Dónde están los rastreadores que faltan en Madrid?

¿Dónde están los médicos que faltan en Madrid?

¿Dónde están los profesores que faltan en Madrid?

¿Dónde están las PCR que faltan en Madrid?

¿Dónde está el material sanitario que falta en Madrid?

¿Dónde está todo lo que les falta a los ciudadanos de Madrid?

¿Dónde está todo eso, Ayuso, MAR, Casado, PP, Cs?

sábado, 29 de agosto de 2020

Presidenta Ayuso:



Presidenta Ayuso: no necesitamos bicicletas, patinetes, curas en los hospitales ni corridas de toros. 
Lo que necesitamos son rastreadores, médicos de atención primaria, profesores, cuidadores de ancianos y que no ande usted dando bandazos, olvidándose de los madrileños y mirando solo a sus amiguetes negociantes. 
Entérese usted del número de contagiados y haga lo que necesitamos. 
Entérese de dónde está, y si no sabe qué hacer, sea honesta y deje el puesto a otro. 
Están en peligro nuestras vidas. 
Nos está usted cabreando mucho.

sábado, 23 de marzo de 2019

Buenas noches. Perfección




Estaba enfermo y quería que le atendiera el mejor médico. Comenzó a buscar información, pero a cada médico le encontraba, al menos, un defecto. Aunque su enfermedad empeoraba cada día, no se atrevía a ponerse en manos de ninguno. A lo que aspiraba era al médico óptimo, una especie de sanador infinitamente perfecto que lo curara con todas las garantías. No lo encontró. En poco tiempo la enfermedad se agravó irremisiblemente y el enfermo murió. 

Buenas noches.

domingo, 9 de octubre de 2016

Buenos días. Médicos



Los médicos nos ayudan a vivir. 

Deberíamos ser todos un poco médicos con todos. 

Buenos días.


martes, 9 de octubre de 2012

Mirando por la ventana. Profesionales




Indisolublemente unida al profesional está la persona. No se pueden separar ambos aspectos, pero sí se pueden distinguir. Al profesional se le exige eficacia y competencia en el ejercicio de su función. A la persona se le debe exigir una actitud ética que le permita vivir en la sociedad como un ser humano. Cuando uno de los dos aspectos falla, nos encontramos con una disfunción social que nos lleva a pedir responsabilidades o a remover al causante de esa situación anómala.

Pongamos algunos ejemplos. A un profesor se le exige que sepa la materia que tiene a su cargo y que la explique bien, pero, además, que su actitud personal sea de respeto y de buen trato con sus alumnos. A un médico, por su parte, le pedimos que sepa curar, pero también que trate correctamente al enfermo, con calidad humana y con una actitud positiva.

Pero ¿qué cabe pedirle, sea el caso, a un policía? La eficacia y la competencia se le suponen, pero ¿y su actitud ética? ¿Se justifica éticamente el propio policía sus intenciones cuando reprende brutal e indiscriminadamente a unos manifestantes o ni siquiera se lo plantea? Es cierto que suele recibir órdenes, pero ¿debe cumplir unas órdenes con visos de ser injustas? ¿Considera, quizás, que estas son exquisiteces delicadas propias de señoritos y señoritas que no saben nada de la vida? Mi escasa experiencia con la policía me hace, sin embargo, no tener que llegar a extremos demasiado violentos para ver que aquí hay problemas. Recuerdo una vez que le pregunté a uno si sabía qué pasaba con los autobuses, porque tardaban demasiado en llegar a la parada, y me respondió en un tono intimidatorio, prácticamente gritando, que él no sabía nada de eso. Me quedé sin ganas de recurrir en el futuro a la policía para preguntarle nada. La conclusión que saco actualmente de la actitud de estos señores es que parece que no necesitan que se les respete ni que se les considere bien por parte de los ciudadanos. Valoran más, al parecer, la mera obediencia y la brutalidad que su condición humana. Ellos verán.

Y, por poner un último ejemplo, qué decir, de las personas que forman el Gobierno de nuestro país. La eficacia y la competencia que, como profesionales, habría que exigirles se cae cada día un poco más. Y su actitud ética parece muchas veces ausente, como les suele ocurrir a los que, en medio de su profunda ignorancia, confunden la ética con la religión, y recurren absurdamente a Vírgenes y Santos para que les apoyen en sus desvaríos. El pueblo quizás no distinga estas cosas, pero sí ve cada vez más que ni como personas ni como políticos valen para algo. Y así vamos cuesta abajo sin remedio.

jueves, 6 de octubre de 2011

Vivir la profesión humanamente






Me apetece dar mi reconocimiento y mi agradecimiento a todos los profesionales que dan lo mejor de sí mismos para que la vida de los demás sea más humana. Y no pienso sólo en profesores y en médicos, sino en todos los que entienden su profesión con esa actitud.



martes, 25 de noviembre de 2008

Médicos con ordenador


Desde que los ordenadores llegaron a las consultas, los médicos ya no te miran a la cara. Te pueden preguntar lo más íntimo o lo más importante, pero lo hacen con el mismo calor humano con que el surtidor de gasolina te informa del tipo de combustible que has elegido. A veces parece que te lo están preguntando a ti o a cualquier otro que pueda andar por allí cerca. Y si entre tus circunstancias hay alguna que no aparece en el ordenador, te lo dicen como si la máquina no pudiera equivocarse y fueras tú el causante de la ausencia. ¡¿Cómo es que usted no viene aquí a por las recetas de sus medicinas?! me echó en cara uno el otro día, sin saber o sin darse cuenta de que mis recetas de MUFACE no se registraban en el ordenador como las habituales de la Seguridad Social. Otro resumió la petición de que me sentara en una camilla que había en el fondo de la habitación con un gesto con la cabeza en la dirección hacia la que yo debería ir. Otro, en la misma circunstancia, se limitó a levantarse y, sin decir nada, ir hacia la camilla, dando por supuesto que yo debería seguirlo. Lo de decirle al ordenador lo que tienes, en lugar de decírtelo a tí, es también bastante frecuente

Entre el ordenador, las prisas, el poco tiempo de consulta, el cambio constante de médicos de familia, la actitud de algunos de estos y la política sanitaria de Espe y sus yernos, yo preferiría un buen robot, sabiamente programado con los conocimientos adecuados y con las normas de educación, de cortesía y de humanidad que alguien con sentido común le introdujera. Además, saldría más barato.