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viernes, 24 de mayo de 2013

El disparate exorcista




El espectáculo al que estamos asistiendo en nuestra sociedad es grandioso. No teníamos bastante con las sarta de mentiras públicas, con las variadas corrupciones, con la creciente violencia de género o con los disparates políticos, y ahora sale el eminentísimo cardenal Rouco y le da por crear nada menos que un Cuerpo de exorcistas.

Yo cada vez tengo más confuso el sentido que puede tener hoy la religión. No sé a qué se dedican estos curas de altura. Ahora parece que les ha dado por el demonio y pueden hacer mucho daño a todo aquél que se deje. Allá cada cual.

Pero lo que me parece muy peligroso, pero que muy peligroso, es que, por un lado, se intente implantar un sistema educativo en el que están ausentes las materias que enseñan a pensar, a argumentar, a criticar; y, por otro, que aparezcan estas actitudes que invitan a creer que hay problemas en la realidad que tienen que ver con un ser tan peculiar como es el demonio y que se solucionan con la intervención de una especie de hechicero que, haciendo una serie de mojigangas, logra vencer al diablo intruso. Si esta actitud tan bruta, tan irracional, tan primitiva cala en la mente de una persona, será muy difícil que esa persona se ponga luego a analizar racionalmente la realidad y a intentar mejorarla con actitudes racionales.

Ayer nos reíamos con esta ocurrencia de los demonios y los exorcistas. Y es lógico que a estas alturas estas ocurrencias nos hagan reír. Pero hoy más bien me da una mezcla de pena, de miedo y de asco. El daño que pueden hacer en las mentes más débiles es enorme. Desde hace mucho tiempo pienso que estos curas oficiales han perdido la fe. Hoy creo que, además, han perdido la razón.