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lunes, 2 de octubre de 2023

Escuchar o no escuchar, esa es la cuestión

 

"La conversación", de Arnold Lakhovsky.
Imagen tomada de Wikipedia.

Alguien te está hablando y está poniendo su tiempo y su vida en ello. Quizá te esté contando algo sin excesiva importancia. Puede que se esté desahogando. Incluso es posible que sea algo importante para él. Quién sabe si te está intentando transmitir algún secreto. En lugar de estar haciendo otra cosa, te está hablando a ti. Un ser humano te está hablando.

Puedes hacer dos cosas.

Una, escuchar. Escuchar a ese ser humano que te está hablando a ti. Se sentirá respetado y es posible que le ayudes a desahogarse, a que se sienta mejor, bien considerado y bien tratado. Quizá quiera transmitirte algo y lo único que necesite es que lo escuches con atención. Puede que aprendas algo con ello y que eso te sea útil en tu vida.

Otra, interrumpirle según vaya pronunciando frases. Puedes también atender al estúpido teléfono móvil mientras la otra persona emplea su tiempo y su vida en hablarte. Quizá se te ocurra esa ordinariez de interrumpir su relato con otro tuyo que empiece por “Es que lo que pasa es que...” o insistir en tus interrupciones repitiendo varias veces lo mismo, como si quisieras remachar un clavo a martillazos en su discurso. Es posible que no soportes escuchar en silencio varias frases seguidas, lo cual sí sería grave y una fuente segura de soledad, o que necesites realizarte no dejando hablar al otro para hablar tú.

En cualquiera de los dos casos, cualquiera que esté presente, incluido el que habla o intenta hablar, obtendrá una imagen bastante certera de ti.


jueves, 11 de noviembre de 2021

Sudores fríos / 27: Palabra




Tu palabra eres tú. 

Si te interrumpo, rompo tu discurso, quiebro tu vida. 

Si no te dejo hablar, no te dejo ser tú.

miércoles, 2 de junio de 2021

Ser






 Quien no te deja hablar, 

quien no te escucha, 

quien te interrumpe sistemáticamente y 

quien te niega la palabra 

no te deja ser, 

no le parece bien que existas.

sábado, 27 de febrero de 2021

Dicho en el pasado. Interrumpir




27 de febrero de 2017

 Una de las formas más irrespetuosas que podemos ejercitar con las personas es interrumpirlas cuando están hablando.

martes, 14 de julio de 2020

El viejo



Llegó el viejo con su cargamento de certezas absolutas, de verdades definitivas, de afirmaciones inapelables. Ni una sola duda nublaba el firmamento limpio de sus ideas fijas. Había llegado a la cima del conocimiento y el convencimiento firme había logrado que sus palabras fueran siempre acompañadas de una media sonrisa de superioridad y de una seguridad propia solo de los que se creen elegidos por la sabiduría. No escuchaba. No necesitaba escuchar. No le interesaba lo que decían los demás, porque toda la sabiduría estaba ya depositada en él. Era una sabiduría rebosante la que creía albergar en su mente. Si alguien osaba relatar alguna historia, pronto era interrumpido por el viejo para indicar que eso que oía era como lo que él había vivido en alguna ocasión, o que tenía un relato más interesante que el que comenzaba a expresarse o que la explicación sobre el imaginario problema que creía oír era la que él tenía. Era imposible expresar algo que tuviera más de diez palabras estando él presente. Nunca decía nada con la suficiente entidad como para truncar el discurso del otro, pero lo truncaba. Siempre tenía razón. Siempre creía tener razón. Nunca los demás habían llegado a las cimas de conocimiento que él había alcanzado. 

Cualquier objeción, por muy argumentada que estuviera, la convertía en una ocasión para volver a expresar sus ideas definitivas. Era frecuente que los demás no estuvieran contando fielmente el relato que habían iniciado, lo cual era un motivo ineludible para que lo hiciera él con toda perfección. El viejo ni escuchaba ni dejaba hablar, ni aprendía ni enseñaba nada, ni expresaba nada interesante ni permitía que alguien dijera algo atractivo. Era parecido a un cuchillo que ya no corta ni aunque se afile, a una flor que ya perdió su lozanía, al cuadro sin calidad que el autor quiere mostrar como magnífico, a la nada cubierta por envoltorios llamativos, pero sin valor.

El viejo no tenía mucha edad, pero es que con los muchos años lo que aparece es la ancianidad. La vejez, en cambio, es un estado mental en el que se paran las máquinas, en el que alguien cree que ha llegado al culmen de su desarrollo, en el que la búsqueda deja paso a la repetición, en el que el cambio deja paso a lo inmóvil, en el que la evolución deja de tener sentido y la aspiración se limita a la conservación, en el que el otro se reduce a una excusa para mostrarse a sí mismo. La vejez puede llegar a cualquier edad. Se puede ser anciano y, a la vez, no ser viejo. Se puede ser viejo sin llegar a ser anciano. Al viejo se le ha muerto la mente antes de tiempo y ahora espera sin deseo que se le muera el cuerpo.

miércoles, 29 de enero de 2020

Buenas noches. Teléfono



No soporto el teléfono. Es posible que esa sea debido a la huella que han dejado en mí larguísimos años de llamadas obligadas sin nada que decir o que contar. A esto se añade la posibilidad de interrumpir o molestar a quien llamo, de la misma manera que a veces me interrumpen a mí las llamadas. Se me cae de las manos el teléfono.

Estoy leyendo un libro muy interesante y muy entretenido. Se llama “Egos revueltos. Una memoria personal de la vida literaria”. Es de Juan Cruz, que lo publicó en 2010 y con el que ganó el XXII Premio Comillas. Es un amplio repaso de sus vivencias con escritores con los que trató. Aparecen Borges, Guillermo Cabrera Infante, Cela, Brines, Azcona, Rafael Sánchez Ferlosio y muchos más. En un capítulo dedicado al añorado periodista Javier Pradera se lee lo siguiente:

Tuvo siempre esos andares; era mejor hablar con él en su despacho; ni en los pasillos, donde siempre iba pensando en algo que no se puede interrumpir, ni por teléfono, que usa para recados, a no ser que bulla en él una pregunta, o varias, que debe consultar.

En esto del uso del teléfono es veloz, de una velocidad desconcertante: si tienes un recado para él, apréndelo rápido, y dilo bien, porque ese artilugio solo se ha hecho para cosas concretas. También Manuel Vázquez Montalbán y José Ortega Spottorno eran así: ninguno de los dos sabía despedirse, o tenían prisa, como Pradera, esa era la sensación que transmitían: estaban a otra cosa, el teléfono les quemaba en los oídos”.

Pido disculpas si soy injusto con los demás, pero, de momento, esto es lo que puedo ofrecer.

Buenas noches.

viernes, 4 de octubre de 2019

Buenas noches. Regalo




Quien te interrumpe cuando estás hablando no se merece el regalo del saber. 

Buenas noches.

miércoles, 5 de diciembre de 2018

Buenos días. Interruptores




Cuanto más les gusta mandar, menos escuchan y más interrumpen. Hay que tener cuidado. 

Buenos días.


sábado, 29 de abril de 2017

Buenos días. Osadía 99


Atrévete a no interrumpir a quien está hablando, aunque te broten irresistiblemente las palabras. 

Buenos días.


lunes, 27 de febrero de 2017

Buenas noches. Interrupciones



Una de las formas más irrespetuosas que podemos ejercitar con las personas es interrumpirlas cuando están hablando. 

Buenas noches.

miércoles, 22 de octubre de 2014

Buenas noches. Marcan




Mentir una vez, interrumpir un par de veces a quien está diciendo algo o hablar en voz alta en lugares públicos son comportamientos que marcan mucho y que difícilmente se puede uno quitar de encima. 

Buenas noches.