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viernes, 22 de septiembre de 2023

Imprevisibles

 




Lo trajeron a este mundo, como a todos. A él, pero no a todos, le trasmitieron cuatro o cinco ideas y otras tantas cosas que había que hacer, porque las consideraban valiosas, y que él instaló a su gusto en su mente. Luego fue viendo, escuchando y viviendo otras experiencias, y pensando otras ideas, que fue encajando también en su mente, aunque la mayoría de ellas eran muy diferentes de las que le habían dado inicialmente como buenas. Criticando y renovando poco a poco los valores y las actitudes que se iban formando en su mente transcurrieron muchos años.

Un día triste y gris en su mente tuvo lugar un motín callado, pero intenso. No es que le aparecieran dudas; lo que emergieron en sus siempre afanosos pensamientos fueron negaciones, caídas de valor, roturas y desapariciones. Lo que había descubierto a lo largo de su vida y que consideraba importante de repente ya no le valía. A sus amigos no les había ocurrido lo mismo, pero él sufrió un apagón en sus criterios, una relativización de casi todo lo que consideraba valioso y una sensación de desnudez, como si el ropaje que había exhibido durante toda su vida ya no le valiera.

Retornaron a su mente, sin él buscarlas, las cuatro o cinco ideas que le habían inculcado en su infancia para que organizara su vida, y volvió a pensar si conservaban su valor. Lo consultó con quienes tenía cerca, aunque nadie mostró entusiasmo por aceptar sus propuestas. Sin embargo, a él le convencían cada vez más. Notaba que ideológicamente -y ahí incluía su visión de la política, de la religión, de la relación con los otros y hasta del fútbol- comenzaba a experimentar unos vaivenes que poco a poco se iban convirtiendo en cambios de rumbo, aunque eso se advertía mucho más desde fuera que desde su propia conciencia. Al poco tiempo estaba irreconocible. En sus palabras cobraba fuerza lo que nunca la tuvo, y, en cambio, lo que consideró siempre valioso fue perdiendo importancia. Se le oía hablar y ya no era él, sino otro.

Nadie supo explicarse la evolución que sufrió, que él no notaba demasiado, pero que los demás advertían sorprendidos. Lo perdí de vista y me quedé con las ganas de saber cómo habría terminado sus días, si como el niño que fue y al que parecía que quería volver o como el adulto que también fue, pero del que renegó al final. Lo único que quedaba claro es que tanto la mente como la vida son imprevisibles.    


viernes, 17 de marzo de 2023

Para aclararme estos días.






Evolución: Cambio que se produce de un estado a otro en un objeto o sujeto. Se usa frecuentemente para aludir al perfeccionamiento cualitativo de una persona, situación, contexto histórico, objeto, etc.

Involución: Proceso o situación que se extiende a lo largo del tiempo. En este periodo el sujeto o elemento que la sufre va perdiendo atributos y características positivas y adquiriendo propiedades negativas.

Odio: Sentimiento intenso de repulsa hacia alguien o algo que provoca el deseo de rechazar o eliminar aquello que provoca disgusto.

Asco: Impresión desagradable producida por algo que repugna.

Responsable: Que pone cuidado y atención en lo que hace o decide.

Egocentrismo: Característica que define a las personas que creen que sus opiniones e intereses propios son más importantes que las de los demás. Incapacidad para asumir o comprender con precisión cualquier perspectiva que no sea la propia.

Matar: Quitar la vida a un ser vivo. Hacer que algo deje de estar presente. Producir a alguien un gran sufrimiento físico o moral. Quitarle a alguien el interés por algo. Sinónimos: Asesinar, ajusticiar, fusilar, asfixiar, linchar, acabar, terminar, suprimir, extinguir.

Honestidad: Valor moral que se refiere a un conjunto de atributos personales, como la decencia, el pudor, la dignidad, la sinceridad, la justicia, la rectitud y la honradez en la forma de ser y de actuar.

Ridículo: Que por su rareza o extravagancia produce risa. Situación humillante que sufre una persona y provoca la risa y la burla de los demás.

Arrepentimiento: Sentimiento que provoca malestar en el sujeto, y se da cuando este es consciente de que hizo algo malo, y que le impulsa a actuar para conseguir enmendar la situación y disminuir las malas sensaciones.

Voy a ver si con estas herramientas puedo hacerme una idea algo más clara de lo que estoy viendo y oyendo estos días.

domingo, 27 de marzo de 2022

Evolución




El tú era otro yo, tan digno de respeto y de amor como todos,

pero se convirtió en un mero cliente al que había que sacarle algún beneficio.


Las normas eran procedimientos personales con los que tratar a los otros como seres humanos,

pero se transformaron en consignas productivas dadas desde la mesa de dirección.


Los valores eran cualidades admirables y apreciadas, dignas de mantenerse,

pero fueron sustituidos por el dinero; cuanto más dinero, mejor.


Los detalles eran pequeños actos de generosidad que llenaban una vida,

pero se cambiaron por intereses que debían ser satisfechos.


Al sentido del deber, que a veces aparecía en las conciencias,

le sustituyó la conveniencia de hacer lo más rentable.


El deseo antiguo de hacer un mundo mejor para todos,

se trocó en el anhelo del chalé, el coche y las celebraciones.


La libertad para todos, por la que tantos dieron su vida,

viró sensiblemente hacia un hacer lo que a uno le dé la gana.


La igualdad, la columna vertebral de un mundo mejor,

pasó a ser considerada como el sueño ingenuo de quienes no se enteran de lo que hay.


La justicia imparcial y universal, como criterio para dirimir desavenencias,

fue relevada por individuos que sabían ellos mismos lo que había que hacer.


La vida, como construcción de un mundo bueno y equitativo,

fue vista sobre todo como la gran ocasión de divertirse.


El yo, el tú y el nosotros, entre los que había relaciones desinteresadas,

se trocó en el mí, lo mío, lo nuestro, y nada más.


La idea de la muerte, la gran reflexión para todo ser humano consciente,

provocaba una reacción fulminante: ¡Cállate ya! ¡No me hagas pensar! ¡Eres un amargado!


sábado, 24 de abril de 2021

Mediocridad




 Hace muchísimos años a unos abuelos simios se les ocurrió apoyarse solo en las patas traseras para así poder alcanzar con mayor facilidad los frutos de los árboles. Eso les cambió la estructura de la mano y pudieron agarrar mejor los palos y las piedras. En seguida comenzaron a sufrir una extraña sensación en la cabeza, que era signo de que en ella empezaban a aparecer ideas. Pronto notaron que la garganta les permitía emitir ruidos muy distintos a los gritos y aullidos a los que estaban acostumbrados. Eso les facultó para hablar, expresar las ideas y comunicarse. Desde entonces, los descendientes de aquellos abuelos saben que vivir es cocerse a fuego lento en el caldero de la existencia hasta conseguir un guiso que resulte sabroso y que dure sin estropearse el mayor tiempo posible. De ese cocimiento han ido saliendo genios, brutos, guerreros, cocineros, sexadores, futbolistas, políticos, psiquiatras o escritores. Todos ellos han ido generando mundos de diversa condición, unos más evolucionados y otros más nostálgicos del grito y las cuatro patas. Últimamente parece que en este discurrir ha aparecido un cierto estancamiento y que la mediocridad ha hecho acto de presencia con fuerza y con estruendo. A muchos de los nietos de aquellos abuelos no les importa hoy que sus actos, sus ideas y sus vidas sean de poca calidad, tirando a malos, ni que el guiso resultante sea vulgar y poco apetitoso. La mediocridad se va instalando sin remedio en las mentes y en el mundo de hoy, y se va convirtiendo en el signo de estos tiempos.

martes, 3 de noviembre de 2020

Dicho en el pasado. Evolución




3 de noviembre de 2013

 La madre Naturaleza, en su infinita sabiduría y siendo plenamente consciente de que el objetivo primordial de su quehacer era la felicidad de cada uno de los seres humanos, diseñó un mundo en evolución. En él, las orejas de todos los individuos se fueron adaptando a los auriculares de todos los aparatos sonantes, los dedos se fueron amoldando a las teclas del teléfono móvil, la piel fue aceptando cada vez más tatuajes y piercings hasta que ya no parecía piel, se inventó el borde del asiento de enfrente, en el autobús o en el tren, para que se pudieran poner en él las suelas de los zapatos e ir así más cómodos, la televisión nos permitió ver lo que había lejos, sin necesidad de pararse a ver lo que había cerca, la ética fue perdiendo posiciones para que no hubiera que cumplir sus normas y algunos estuvieran seguros de que así se realizaban, el trabajo de unos se fue considerando paulatinamente como el mecanismo idóneo para que otros obtuvieran beneficios, se comprendió que el sentido de los árboles era que fueran talados y que el de las flores fuera pisarlas para que algunos humanos se sintieran superiores, los animales fueron puestos a disposición del gozo y la distracción de quien quisiera hacerlo, se creó la velocidad para ir con más rapidez hasta el fin, los sonidos fueron dando lugar a los ruidos, la política fue dejando paso a la economía, los valores cayeron ante el dinero y se originaron las privatizaciones para que unos pocos listos se pudieran hacer ricos con relativa facilidad. A veces parecía que la Naturaleza fuese divina. Buenas noches.

viernes, 20 de diciembre de 2019

Buenas noches. Natural




No sé en qué puede consistir lo natural en el ser humano. 
Creo que no somos seres naturales, sino seres culturales. 
Hemos ido evolucionando desde hace millones de años. 
Lo que alguien cree que es natural hoy no lo fue no hace mucho tiempo y no lo será dentro de unos años. 
Es la cultura humana, no nuestra naturaleza, lo que nos hace humanos y la que nos dice qué es lo propiamente humano y qué no lo es. 
Buenas noches.

jueves, 30 de mayo de 2019

Buenas noches. Evolución





Miro hacia atrás en mi vida y me veo muy lejos de como pienso ahora. Creo que he evolucionado a lo largo de mis días y ahora, aunque estoy en un eterno punto medio de un camino sin fin visible, me siento más humano que en mi juventud. Y, sobre todo, vivo convencido de que tengo que seguir evolucionando. 

Buenas noches.

jueves, 28 de septiembre de 2017

Buenas noches. Evolución




Cualquier cambio social debería ser hacia mejor, es decir, tendría que respetar una evolución, un descubrimiento de valores nuevos, una creación de situaciones que incrementaran la humanidad de las personas y del mundo. ¿Es eso lo que observas? 

Buenas noches.

martes, 3 de junio de 2014

Buenas noches. ¿Por qué?




¿Por qué será ese afán de pararse en la vida? ¿Por qué ese deseo de no querer ser más? ¿Por qué esa actitud de vivir como un viejo cuando se tienen pocos años? ¿Por qué esa pobreza de querer que todo el mundo sea como uno quiera? ¿Por qué ese temor a cambiar? ¿Por qué el terror a evolucionar? ¿Por qué el pánico a quien es distinto? ¿Por qué esa desconfianza ante lo nuevo? ¿Por qué esa manía de defenderse atacando? ¿Por qué ese miedo a vivir? Buenas noches.

viernes, 7 de febrero de 2014

Buenos días. Cambio





Lo propio del ser humano es cambiar. Y si no, compara la idea que tengas de los romanos, por ejemplo, con lo que ves ahora. No se puede evolucionar sin cambiar. No se puede crecer sin cambiar. No se puede ser sin cambiar. Sólo lo muerto no cambia. Buenos días.

martes, 26 de noviembre de 2013

Buenos días. Hacia la pareja





Debemos evolucionar, a ser posible, hacia la satisfacción de las necesidades de nuestra pareja. Los dos, claro. Buenos días.

sábado, 28 de septiembre de 2013

jueves, 11 de octubre de 2012

Buenos días. España evoluciona




Hubo un tiempo, no muy lejano, en el que España, que era una -aunque había dos-, grande -a pesar de lo cual no cabían todos- y libre -sobre todo para los que tenían poder-, se definía, por quien tenía atribuciones para definirla, como “una unidad de destino en lo universal”. Esto de la unidad -otra vez- en lo universal tenía un tufo fascista insoportable, pero volvía locos a los que profesaban la funesta manía de querer someter a los demás bajo las suelas de sus rancias ideas. Estas palabras tan solemnes -en el fondo, tan vacías- les solazaba el espíritu, les disparaba las glándulas y la hormona de la metafísica patriotera se les ponía por las nubes, hasta el punto de que se colocaban en las mismas puertas de la otra vida, aunque con los pies muy bien asentados en esta. Yo creo que lo que les atraía de todo este montaje era que lo consideraban como un negocio espiritual que les proporcionaba bienestar anímico aquí y, encima, creían que les garantizaba el acceso futuro a reinos eternos, que se supone que también estaban llenos de unidad y de universalidad, para que no desentonaran.

Pero, a pesar de todo el afán conservador que se quisieran echar sobre la brillantina estos negociantes disfrazados de hombres píos, las cosas cambian. Aunque alguien se acostumbre a volver la cara para otro lado e ir mirando de reojo, la sociedad evoluciona y las palabras van perdiendo el aire que las mantenía infladas, hasta quedarse convertidas en desechos antiguos e inservibles. Así, el negocio espiritual, que catapultaba a la estirpe española hacia el más allá, se fue transformando inadvertidamente hasta situar en el trono que antes ocupaba el espíritu, la más reconfortante y placentera materia, revestida de ganancias, dineros y prebendas encerradas en el glorioso saco del capitalismo.

De esta manera, la España que unos padres acostumbrados a mirar al sol consideraban una unidad de destino en lo universal, fue transformada por sus hijos, que no dejaban de contemplar al astro rey, pero que ya solían usar gafas de colores oscuros y cremas solares para evitar ciertos peligros, en algo mucho más eficaz, más beneficioso y más lucrativo: la marca España.

En esas estamos hoy.