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viernes, 9 de octubre de 2015

Los viernes, etimologías. 80. Comparativos y superlativos



El indoeuropeo seguramente tuvo gramaticalizados el comparativo de superioridad y el superlativo, porque han pasado al griego, al latín, los encontramos en inglés, ese comparativo en -er y superlativo en -est, para los que sepan inglés.

En latín por norma todos los adjetivos hacían el comparativo en -ior, y el superlativo en -issimus ( a veces -errimus).

En castellano se han perdido los comparativos (los hacemos con más, menos, tan), aunque se conservan los irregulares, que ya tenía el latín, mayor, menor, mejor, peor. Conserva el superlativo en -ísimo, aunque en competencia con el formado con muy, ej.: altísimo - muy alto, y conserva los irregulares máximo, mínimo, óptimo, pésimo, pero con matices semánticos, y de uso un poco culto.

La etimología de esas formas especiales está muy clara. MAIOR y MAXIMUS, como el positivo magno, vienen del adverbio latino magis, más. La raíz indoeuropea es meg-, de donde el griego megas, grande, sánscrito maharajá, maha, gran, rajá, rey, y en castellano maestro, majestad, mayordomo.

MINOR y MINIMUS se relacionan con el adverbio minus, menos. Derivados en castellano son ministro, menguar, menudo, minuto o disminuir.

MELIOR viene de la raíz indoeuropea mel3-, que comparte con multus, mucho, o con el griego mal-lon, más. De mejor derivan mejorar > mejdrar > medrar.

OPTIMUS comparte la raíz op1-, que significa trabajar fuerte, con opus, obra, ópera, maniobra, oficio y oficina, copia y omnis, todo.

PEIOR y PESSIMUS vienen de la raíz ped-, pie, y significaría, cuesta creerlo, el que tropieza, y el que tropieza muchísimo.
Pero también han quedado en el castellano restos dispersos de un sistema de adverbios comparativos, que algunos ni han pasado al castellano, o solo funcionan como prefijos, y se conservan comparativos en ior y superlativos en imo. Veamos algunos:

Del latín infra, debajo, tenemos inferior, ínfimo, y el nombre infierno.
De supra y super, encima, tenemos superior, supremo, y sumo.
De post, depués, tenemos posterior, póstumo y postremo, y el nombre postrimerías.
De ante y antea, antes, anterior, y un rico juego de preposiciones-adverbios, ante, delante y adelante, y el que se oye habitualmente, el horrible alante.
De extra, fuera, exterior y extremo.
De intra e inter, dentro, interior e íntimo.
Del adverbio prae, antes, tenemos prior, que significa el que va delante, hoy solo en el convento, y con derivados, prioritario, prioridad, y primus, que se ha recaracterizado con el sufijo -ero, dando el ordinal primero, que significaría el que va muy delante. Y el nombre primo, el del parentesco, que es abreviación de consobrinus primus, literalmente primo primero, por oposición a primo segundo...
De ultra, más allá, tenemos ulterior y último.
De prope, cerca, tenemos próximo.
De un arcaico deter, el latín tuvo deterior, más degradado, y de ahí tenemos deterioro y deteriorar.

¿Ha quedado claro? Magister, maestro, viene de magis, más; y minister, ministro, de minus, menos.