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sábado, 18 de junio de 2022

No todos son iguales / y 2




 No todos los políticos ni todos los partidos son iguales porque cada uno va buscando objetivos muy distintos para crear sociedades muy diferentes. ¿Qué buscan las derechas y qué buscan las izquierdas?

Las derechas aspiran a llegar al poder para organizar la sociedad de manera que beneficie a los ricos. Esto hay que saberlo y observarlo en las medidas que toman, porque nos puede ir la vida concreta en ello. Un ejemplo lo tenemos en la última bajada de impuestos que ha hecho la presidenta de la Comunidad de Madrid, del PP,: un 0,5 % menos debemos pagar todos en el IRPF. Esto quiere decir que quien cobre 12.000 € al año se ahorrará 33 €, pero quien cobre más de 600.000 € pagará 2.973 € menos. ¿Le supone lo mismo al primero ahorrarse 33 € que al segundo no pagar casi 3.000? No. Los 33 € son mucho más necesarios para quien gana poco que los 3.000 € para quien gana mucho. ¿Es una medida encaminada a beneficiar a todos? No. ¿Beneficia a quienes ganan poco deteriorar la sanidad pública y que se tengan que hacer un seguro privado, que probablemente no puedan pagar? No. ¿Beneficia a los pobres que maltraten la escuela pública? No. ¿Beneficia a quienes menos tienen que le rebajen las pensiones? No. ¿Beneficia a las mujeres que les hagan creer que no existe violencia de género? No. Pues esto es lo que van buscando las derechas: que los ricos vivan mejor. Los que no son ricos, allá ellos.

Las izquierdas van buscando estar en el poder para organizar una vida mejor para todos. Ni siquiera solo para los pobres: para todos. Porque tanto derecho tienen a vivir, al menos, con las necesidades básicas cubiertas tanto los ricos como los que no lo son. Si los prejuicios o la simpleza de que todos son iguales nos obligan a mirar para otro lado, no veremos, por ejemplo, la función social y económica que han tenido los ERTE en la pandemia, lo que ha representado para muchas personas la subida del salario mínimo, lo que va a suponer en la factura de la luz la bajada de impuestos y el tope al precio del gas, el efecto positivo de la reforma laboral, la creación de empleo, la subida de las pensiones de acuerdo con el IPC o el apoyo económico a la lucha contra la violencia de género. Estas medidas no van a favor solo de unos pocos, sino que pretenden la mejora de la vida concreta de muchos, aunque para ellos quienes más tienen deban aportar algo más. Esto lo han hecho real las izquierdas, pero nunca lo harían las derechas.

Por eso no todos son iguales como nos quieren hacer creer. Y si ahora que hay elecciones en Andalucía nos quedamos en casa, en lugar de ir a votar, los ricos, que siempre votan porque les conviene a ellos, saldrán ganando a costa de quienes más ayuda necesitan y creen que la situación ya no tiene remedio. Las derechas salen siempre a votar porque saben que les va en ello sus riquezas. Las izquierdas no saben que la única manera de intentar mejorar su situación real es votando. Cada uno que se quede en casa le estará regalando un voto a las derechas. Quedarse en casa es ir contra uno mismo.

No todos son iguales / 1




 No, no todos los políticos ni todos los partidos son iguales, ni mucho menos. Ese es el anzuelo que lanzan siempre las derechas para que piquen en él los que están menos conscientes de la situación, los que tienen asumido su desconocimiento.

Me parece lógico que esto ocurra, porque hay quienes manejan bien las comunicaciones. Llevamos ya muchos años, décadas, preocupados por la instrucción de los jóvenes, intentando que sepan calcular el área de un triángulo, luego que sepan resolver una integral y, más tarde, que dominen el cálculo diferencial. O que sepan bien los ríos de España o los sistemas cristalográficos, da igual. El caso es que llevamos años, décadas, confundiendo la instrucción con la educación y olvidándonos de esta, tanto en las escuelas como en el seno de las familias.

La instrucción consiste en aprender cosas. La educación -la cultura- estriba en aprender a vivir, en conocer las normas idóneas que hay que seguir para poder vivir todos en una sociedad de manera sana y constructiva; y, también, en conocer los valores, lo que merece la pena de lo que encontramos en una sociedad y lo que no sirve para nada bueno.

El camino para ser, además de una persona instruida, una persona educada, culta, debe comenzar en casa. Ahí deben enseñarnos a comer bien, a ser mínimamente ordenados, a desenvolvernos en la sociedad de manera racional, a darle importancia al respeto, a escuchar cuando habla alguien, a criticar noblemente lo que captamos y a tantas cosas que nos hacen personas educadas, evolucionadas, mejores.

Luego, en la escuela, nos deben explicar el porqué de las normas que hemos aprendido en casa. Por ejemplo, si en casa nos han dicho que no está bien estar en los interiores con la cabeza cubierta por un gorro, en la escuela nos deben aclarar que eso se debe a que el 80 % del calor corporal se pierde por la cabeza, y si en un interior, en donde no suele hacer frío, vas con una gorra puesta, se crea en el pelo un calor que puede pudrir sus raíces. Las boinas puestas en la cabeza casi todo el día eran una fábrica de calvos en los pueblos. O nos deben enseñar por qué se debe respetar a las personas, sin molestarlas ni insultarlas ni negarles sus derechos ni atentar contra su integridad. Y así con todo.

Cuando una persona educada, culta, se enfrenta con el hecho de la política, sabe distinguir a unos de otros, porque es capaz de entender lo que unos quieren y lo que quieren los otros. Pero vivimos una época en la que la educación, en las familias y en las escuelas, está en momentos bajos. Lo que triunfa es el dinero y lo que sea necesario para conseguirlo. Hoy sales a la calle, entras en un teatro, vas a un bar, te metes en un museo o te subes a un autobús y las dos únicas normas que observas, porque la cumplen casi todos, son: una, que cada cual hace lo que le da la gana, y lo primero es lo mío; y, dos, que si a alguien no le gusta o le molesta, que se joda. Parece que la simpleza se ha apoderado de lo que la gente hace, de la música que escucha, de las formas de divertirse, de lo que come y de lo que son capaces de pensar. Por eso, cuando hay elecciones, las derechas insisten en los mensajes simples. Si son diez puntos escritos en un folio, mejor que un cartapacio lleno de medidas. Total, es posible que no se lo lean, porque tienen en sus mentes el enorme prejuicio de que todos son iguales. Y no todos son iguales. Puede que haya políticos que tengan fallos, porque ninguno es perfecto, pero iguales no son. Y, mucho menos, lo son los partidos.

(Continuará)

martes, 15 de febrero de 2022

Mujeres votando contra sí mismas




 Siento una pena grande viendo a mujeres de Castilla y León votando a Vox. Lo primero que han hecho estos es exigirle al PP derogar la ley contra la violencia de género, que impide y castiga el maltrato a las mujeres. Si se repiten las elecciones, ¿los vais a volver a votar?

sábado, 25 de mayo de 2019

Reflexión de la jornada




Aunque hay quien aún no se entera o no se quiere enterar, algunas cosas han cambiado en España, sobre todo, en estos últimos meses. Queda mucho, sin embargo, por hacer.

No han cambiado, sobre todo, muchas actitudes, muchas formas de entender la vida pública. Parece que la corrupción no aparece con la frecuencia que lo hacía antes, pero la derecha sigue basándose en un capitalismo salvaje y codicioso, que no tiene inconveniente en explotar hasta exprimir a quien se ponga delante, y que aspira no a ganar dinero, sino a ganarlo todo y ya.

La derecha desprecia los servicios públicos y los degrada privatizándolos. Profesa la idea de que los servicios son negocios, aunque lo enmascare con excusas, como la de una mejor gestión o inventos parecidos, y la mejor forma que tiene de conseguirlo es privatizando todo lo que afecte a la sociedad. Así, la sanidad debe ser un negocio privado que favorezca a los ricos, aunque los pobres no puedan pagarla, lo mismo que la educación, los transportes y todo lo que sea posible. Pero no está justificado que pagar por un servicio a un particular sea mejor que hacerlo, a través de los impuestos, al Estado. Son tan incongruentes que ellos mismos recurren a la sanidad pública cuando se ven afectados.

La derecha quiere entrar en política y ganar todas las elecciones porque sabe que generando ciertas leyes y tomando determinadas medidas saldrán económicamente favorecidos. Por eso se enfadan tanto, y patean y hacen ruido, pero no argumentan, cuando las leyes no les satisfacen. Hay que crear leyes justas, igualitarias y que favorezcan a todos, pero no parece que la derecha esté dispuesta a ello.

No hay que tenerle miedo a la izquierda porque quiera subir los impuestos. Esto lo ha tergiversado interesadamente la derecha, como hace con tantas cosas. Subirle un punto los impuestos a los más ricos (que son muy pocos, que alguien con una casa, un coche y un trabajo no es un rico) y bajárselo a quienes menos tienen no es para tenerle miedo a la izquierda. Y si queremos una buena sanidad pública, una buena educación, que las personas dependientes estén atendidas y que las pensiones garantizadas, no hay más remedio que subir los impuestos, diga la derecha los infundios incomprensibles que quiera.

Hay que ser muy firmes en lo que afecta a las mujeres y a la violencia de género. Todo ser humano con una sensibilidad desarrollada según los Derechos Humanos debe serlo. Y creo que hay aún mucho que hacer, mucho que conseguir y muchas actitudes machistas que frenar. Hay un peligro social ahí que me parece de suma importancia.

En España no veo que haya cultura de pacto. Esas actitudes chulescas, partidistas y manipuladoras de manifestar antes de las elecciones que no van a pactar con este o con aquél no son propias de un sistema democrático. Qué diferencia oír a Rivera trazar una raya roja delante del PSOE y escuchar a Gabilondo decir que los problemas son de todos y que hay que ponerse de acuerdo todos para hallar una solución. Hay, por desgracia, mucha gente aún que no tiene sensibilidad para ver esto. O nos acostumbramos a pactar o esto se va a convertir en un nido de antidemócratas que van a acabar con el país, con las estructuras y con los ciudadanos.

Mañana hay que ir a votar. Y estoy convencido de que hay que ir a votar a la izquierda, no por gusto, sino porque sus argumentos y sus propuestas van orientadas hacia todos, hacia el bienestar de todos, y porque cuando hablan de libertad no se refieren a la de unos pocos que pueden elegir, sino que pretenden conseguir la libertad de todos. Y hablan de igualdad y buscan que las leyes sean igualitarias. La derecha ni se planea, ni habla ni hace nada por la igualdad, sino por todo lo contrario. Y la izquierda no busca el bien privado, el de los ricos o el de los que ingenua y grotescamente se creen ricos, sino que aspira a la justicia, que se concreta en el bien para todos. Por eso hay que votar, porque solo vivimos esta vida y no somos quienes para vivirla a costa de los demás, sino en armonía con ellos. Hay que votar y hay que seguir mejorando el país.



viernes, 24 de mayo de 2019

Buenas noches. Son 3 elecciones, no 2




Tenemos una dimensión local; otra, autonómica; otra, nacional; y otra europea. Todas nos gobiernan. Por ejemplo, la limpieza de tu ciudad es cosa del gobierno local. La calidad de los servicios médicos o de la educación es asunto del gobierno autonómico. El diseño de los presupuestos que se dediquen a organizar el Estado corresponde al gobierno nacional y a las Cortes. Los acuerdos comerciales, monetarios, pesqueros o aduaneros y los acuerdos internacionales dependen del gobierno de la Unión Europea. Los cuatro gobiernos inciden en cada uno de nosotros, y ahora nos toca votar a tres de ellos. O sea, que también hay que votar a nuestros representantes en Europa. 

Buenas noches.


viernes, 22 de diciembre de 2017

Buenos días. Gran acontecimiento



Hoy es el gran acontecimiento. Ni los resultados de las elecciones ni el gordo del sorteo de la lotería ni el resultado del partido de mañana pueden compararse ni en importancia ni en trascendencia a la gran noticia del día: a partir de hoy los días comienzan a crecer. Hoy ya tendremos cuatro segundos más de luz que ayer. Es la mejor noticia del año. Esto sí que hay que celebrarlo. Y con mucha salud, que es lo importante. 

Buenos días.


lunes, 20 de noviembre de 2017

Buenos días. Prudencia 2




La prudencia es la capacidad de elegir la mejor acción, con los mejores medios para realizarla, y que nos permite, con esas elecciones, llegar a ser buenos. 

Buenos días.

martes, 14 de junio de 2016

Buenos días. Elecciones




No podemos elegir lo que nos va a pasar hoy, pero sí la actitud con que lo vamos a intentar vivir. 

Buenos días.

martes, 26 de mayo de 2015

Lo que creo que ha quedado tras las elecciones.



Ni Manuela Carmena ni Ada Colau son militantes de Podemos. Tampoco lo son de los partidos por los que se presentaban ni Ángel Gabilondo ni Luis García Montero. Si quieren pactar, ¿quién pondrá las condiciones, ellos, los partidos o sus grupos?

Lo de los pactos lleva camino de convertirse en un espectáculo enorme. En este asunto se van a retratar los partidos mucho más que en los programas.

¿Van a exigir Podemos y Ciudadanos las mismas condiciones y en la misma forma que le han exigido a Susana Díaz en Andalucía?

Los defensores del pluripartidismo ¿tienen pensado cómo se gobierna así o van a hacer lo posible por llegar al monopartidismo?

¿Por qué nadie en la campaña ni en los programas ha hablado de la manera de financiar lo que pretenden hacer?

¿Qué ha pasado con el voto de las mujeres? El único partido que llevaba el mismo número de mujeres que de hombres en sus listas era el PSOE. ¿En qué situación quedan los problemas de discriminación que sufren las mujeres en el resto de partidos?

¿Van a hacer suyos los partidos de izquierdas el aire fresco que viene de Podemos?

¿Serán capaces Ciudadanos y Podemos de quitarse de encima el aire de intransigencia con el que han aparecido?


Espero que las negociaciones y los pactos no olviden los problemas concretos y reales de los ciudadanos.

domingo, 24 de mayo de 2015

Es difícil votar





En las condiciones actuales, no es demasiado sencillo votar. Yo creo que cada uno tiene más o menos clara su opción sobre si es de derecha o de izquierda. Si alguien tiene algo personal que defender o si cree que los demás no le importan nada, seguro que votará a la derecha. Allá él o ella. Pero si cree que valores como la igualdad, la solidaridad, la libertad de todos y la defensa de los derechos humanos son lo verdaderamente importante, entonces votará a un partido de izquierdas. En este caso ¿lo hará por la personalidad del candidato o de la candidata o por su proyecto, por su programa? ¿se decantará por lo realizable sensatamente o por lo nuevo que pueda ofrecer y que podrá ser o no? ¿convendrá votar con los pies en la tierra o con la cabeza en un futuro sensiblemente mejor, pero …? ¿habría que votar por quién estuviese dispuesto a pactar con otros partidos o por quien se creyera único en la sociedad y no quisiera tener en cuenta a los demás? Yo tengo clara mi opción y no la voy a decir aquí ahora, pero entiendo que haya quien no la tenga excesivamente clara y le cueste trabajo tomar una papeleta y no otra. Yo, después de cuatro años en los que han destrozado las estructuras del país y todo lo que se había conseguido en el terreno social, busco eficacia. No quiero que los mayores pasen más tiempo sufriendo ni que los jóvenes estén vendidos a su suerte. Me parece que quien quiere y sabe hacer pactos, quien tiene un claro sentido de la igualdad y quien no quiere tolerar las brechas que se están dando entre los muy ricos y los demás es quien debe gobernar. Tú tienes que encontrarlo. Buenas noches. 

sábado, 23 de mayo de 2015

Buenas noches. Vota



Mañana es día de elecciones. Es día de ir a votar. Te sugiero que votes, que no te quedes en casa como si lo que ocurra en la sociedad no vaya contigo. Esto que estamos viviendo es cosa de todos. Si no votas, dejarás tu vida concreta y real en manos de quienes puede que tengan intereses privados y particulares. No creo que la democracia consista únicamente en ir a votar de vez en cuando, ni mucho menos, pero sí que la participación, el sentirse-parte-de-la-sociedad comienza por ir a votar. Y luego, a lo largo de los cuatro años, propón ideas, pide, exige, denuncia y aplaude. No busques un partido que vaya a arreglar del todo la sociedad, porque eso es imposible. Elige a quien pueda mejorarla más. Huye de quien te utilice para su propio beneficio. Acércate a quien dé pasos realistas hacia la utopía. Intenta que la mayoría de la sociedad pueda agradecerte luego tu voto. 

Buenas noches.


Buenos días. Acto político y ético




Mañana, cuando votes, no pienses sólo en ti, en lo que te venga mejor a ti. Piensa en lo que nos venga mejor a todos. Que tu acto político de votar no sea un mero episodio egoísta, sino que se convierta en un generoso acto ético de búsqueda del bien de la mayoría. 

Buenos días.

viernes, 22 de mayo de 2015

Buenas noches. Día de reflexión




Mañana es día de reflexión. Me resulta curioso que en una sociedad en donde se potencia muy poco la reflexión, tanto en los planes educativos como en los medios de comunicación, se proponga que el día antes de unas elecciones reflexionemos. Está bien que reflexionemos, pero me gustaría que lo hiciéramos con algún criterio. Si nos vamos a fijar en quién aparece con más simpatía, con más desparpajo, en quién es más guapo o más guapa o en cosas por el estilo, la reflexión no nos va a servir de nada. Por lo menos, tengamos en cuenta la trayectoria de los candidatos y candidatas y, sobre todo, sus programas, las propuestas que hacen para organizar la sociedad y la confianza que nos producen sus ideas. En mi opinión no hay que dejarse llevar nunca sólo por los sentimientos, porque es la mejor manera de meternos en un lío o de equivocarnos. Además de lo que sintamos, me parece que hay que tener en cuenta elementos más racionales, más concretos, más objetivos. Si lográramos quitarnos de la cabeza los prejuicios, tanto relacionados con el pasado como con el futuro, a lo mejor lográbamos ver con cierta claridad quién nos parece el más indicado o, al menos, el menos malo. Suerte. 

Buenas noches.

Las elecciones y la igualdad




El concepto de igualdad es el más importante en la vida social de los seres humanos.

Los seres humanos tenemos que vivir necesariamente en sociedad. No nos es posible vivir de forma aislada, individual. Cuando un ser humano rompe los lazos con los demás y vive como si estuviera solo, su existencia se degrada y una vida feliz se le hace imposible.

Una vida buena, justa y con posibilidades de felicidad sólo es posible viviendo con los demás en la sociedad y procurando para todos una vida basada en la igualdad que se traduzca en justicia y en humanidad.

Se trata de una igualdad de derechos, de oportunidades reales, de posibilidades concretas, de ausencia de discriminaciones. Su expresión más clara está recogida en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en donde están recogidas todas las igualdades a las que tenemos derecho por el mero hecho de ser seres humanos.

El domingo, a la hora de votar, elegiré el partido que mejor defienda la igualdad de todos y de todas y el que me parezca que está en mejores condiciones reales de facilitar una vida social igualitaria.

jueves, 21 de mayo de 2015

Esperanza Aguirre




Siempre he pensado que lo que define un partido político son las ideas y las personas, pero sobre todo, las ideas. De nada vale tener a una eminencia en un partido si luego lo que hace son disparates o tonterías, si no aprovecharse de la situación. Por eso me parece que lo determinante a la hora de votar a un partido o a otro es el programa, la idea de sociedad que quiere construir cada uno. Hoy he tenido noticia de lo que ha hecho en esta ocasión Esperanza Aguirre: un programa de un folio con diez propuestas muy generales y que no hablan de los verdaderos problemas que tienen su partido y la sociedad. Por lo visto el programa es ella, la candidata es ella, el partido es ella y todo es ella. Cualquiera que haya querido ha podido conocer las maneras que tiene esta señora y la ideología que defiende. Presentarse así, de esa manera, es un atentado contra la racionalidad, contra la democracia, contra el sentido común y contra los ciudadanos. Más bajo no ha podido caer esta señora. Quien la vote o quien la defienda tendrá la misma falta de dignidad y de respeto que tiene esta mujer, tan acostumbrada a jugar con los ciudadanos y especialmente con aquellos que la votan. Buenas noches. 

viernes, 8 de mayo de 2015

Lo que veo cuando miro. El criterio y las encuestas



Ayer se hizo público el resultado de una encuesta de intención de voto realizada por el CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas) hace un mes.

Hace un mes había partidos que no tenían candidato ni candidata, y había candidatos que no tenían publicados sus programas. Sin embargo, las encuestas, en esas condiciones, se hacen, la gente contesta y los resultados se publican. Es como si tuvieran que venderlas en los medios de comunicación o como si se propusieran calentarnos la cabeza.

¿Cuál es el criterio con el que la gente contesta a la pregunta de a quién votaría? ¿Cuentan algo las ideas o las propuestas que puedan hacer los candidatos? ¿Importa más que salga por televisión? ¿Influye que sea simpático o simpática? ¿O, quizás, que sepa dar caña? Por ejemplo, Esperanza Aguirre, la cazatalentos que luego resultaban ser talentos corruptos, la que aparca su coche donde quiere y que se escapa de la policía cuando la detienen porque ya se sabe que la policía es muy pesada, ¿será algo de esto lo que les gusta a sus votantes o, quizás, que les hable a gritos chabacanos, como si de abueletes de pueblo se trataran? ¿Qué les gustará de Ángel Gabilondo? ¿Será su sosiego al hablar o sus citas de filósofos? Porque el programa electoral lo publicó el día 5, hace tres días, y la encuesta es de hace un mes. ¿Valorarán en Podemos su radicalismo o su viaje al centro? Porque el programa lo presentaron el día 6, hace dos días. ¿Les gustará la concreción de Ciudadanos, que presentó ayer su programa, a la hora de intentar impulsar la sanidad bajando y suprimiendo impuestos o la nula defensa de la educación pública?

Me temo que a la hora de votar muchos ciudadanos usan criterios parecidos a los que tienen quienes responden a las encuestas: voto a este que me parece que es muy majo, o a aquélla que grita mucho, o no voto a aquél porque es rojo. Así de racionalizado veo al país y, consecuentemente, así nos va.


lunes, 12 de enero de 2015

lunes, 31 de marzo de 2014

Lo que veo cuando miro. Hay que suicidarse bien



La costumbre de suicidarse es muy antigua, aunque no siempre ha estado bien vista ni se ha entendido de la misma manera.

En Grecia y Roma existía la figura del suicidio forzado, que consistía en dar a elegir al condenado entre el suicidio voluntario o una pena peor, que podía afectar incluso a sus familiares. Casos célebres fueron los de Sócrates, Séneca o Nerón. Entre los samuráis japoneses el haraquiri podría ser considerado también como una forma de suicidio forzado. Se procuraba que fueran procedimientos rápidos y poco desagradables. Incluso en el caso del haraquiri existía la figura del ayudante que, al poco tiempo de comenzar la ceremonia, decapitaba al suicida para evitar sufrimientos innecesarios.

En la Edad Media se huía de una muerte rápida. Ni siquiera se valoraba en el caso de un suicidio. Se prefería un tiempo de arrepentimiento previo a la muerte, para poder así arreglar las cuentas con la divinidad.

Hoy, en este mundo postmoderno en donde caben todas las posturas, hay quienes valoran una muerte rápida que evite el sufrimiento propio y el ajeno, y hay quienes, con la mentalidad medieval tan extendida entre nosotros, prefieren una muerte lenta que, aunque desemboque en el final previsto, se note poco en su transcurrir. Así han aparecido dos formas de suicidio que se están extendiendo como la pólvora, especialmente por Europa.

Una consiste en que los pobres voten a la derecha. Con la excusa de que la izquierda no les atiende y, en lugar de procurar que llamar su atención y que cambien de actitud, deciden votar a los causantes de su propia pobreza. Al trabajador, que vive mal a causa de que el empresario le saca los hígados explotándolo, se le ocurre votarlo, con lo que el mecanismo del suicidio se pone en marcha, seguramente sin que el propio trabajador se entere de nada de lo que está haciendo.

Los que prefieren la otra forma de suicidio no votan directamente a la derecha, sino que deciden abstenerse. Como la derecha tiene muchos intereses económicos y sociales que defender, vota siempre. A la izquierda, en cambio, le gusta ponerse crítica, incluso consigo misma. Hay gentes en la izquierda que incluso no toleran que ganen ellos mismos en una elecciones y, en cuanto ocurre, comienzan a quitarle valor al asunto. En un alarde de desconocimiento preocupante de la estrategia, les da por decir -y es posible que incluso se lo crean- que todos son iguales y que no merece la pena votar a ningún partido, lo cual produce en la derecha una satisfacción importante que disfrutan sin que se les note demasiado, como disimulando. Si la izquierda se abstiene, gana otra vez la derecha, con lo que el pueblo sigue sufriendo calladamente sus consecuencias y va avanzando sin remedio hacia el suicidio.

Si en mitad del siglo XX había quienes pensaban que el hombre era un ser para la muerte, hoy, viendo los resultados de las elecciones aquí y fuera de aquí, se podría decir que el hombre es un ser para el suicidio, pero hay que suicidarse bien, sin salpicar y procurando no dar un espectáculo demasiado desagradable. Buenas tardes.



viernes, 5 de julio de 2013