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sábado, 29 de mayo de 2021

Crispación



Fui fugazmente vicepresidente de mi comunidad de vecinos.
Actualmente hay quienes consideran esa función un cargazo y aspiran a conseguirlo como sea. No digamos ya el de presidente.
Recuerdo que en mi primera intervención, cuando aún no era oficialmente vicepresidente, denuncié algo que me parecía una ilegalidad. Un vecino, haciendo uso de su sagrada libertad, antes de que se pusiera de moda, y echando ardorosamente un paso adelante, me dijo a gritos y con el brazo en alto que si no estaba de acuerdo que me callara. Fue un arrebato democrático, de una democracia tan rara que no parecía que lo fuera. A continuación, denuncié otra ilegalidad -había muchas en donde elegir. El mismo vecino, con la misma libertad metida en el cuerpo hasta las trancas, a voz en grito, con el paso adelante dado y la frente levantada, me dijo muy diestro que como no estaba de acuerdo, que me fuera a casa. A continuación, se ofreció voluntario para presidir la comunidad de vecinos.
Pronto veremos la crispación por las calles, en los comercios, en las terrazas, en las carreteras y en los paisajes idílicos de las montañas y los valles. Y no digamos cuando la gente pueda volver a entrar en los estadios. Pero no todos querrán recordar quiénes la introdujeron en esta sociedad que ya no era así.


domingo, 30 de agosto de 2020

El humo ciega tus ojos

El humo nos ciega los ojos.
El odio nos ciega la mente.
El resentimiento nos ciega el futuro.
La pandemia nos ciega los ingresos.
Y los tuertos no se libran.
Nos queda la palabra,
pero el ruido de la crispación nos ciega los oídos.



viernes, 29 de mayo de 2020

Política Limpia



No me gustó nada el comportamiento de Pablo Iglesias ayer en la Comisión para la Reconstrucción Económica y Social del país.

Hay algo en lo que la derecha gana claramente a la izquierda, en muchos lugares, pero sobre todo, aquí. Es el asunto de la estrategia. 

La de la derecha es simple: no tiene grandes cosas que ofrecerle a los ciudadanos y lo único que busca es instalarse en el poder y lucrarse. Para conseguirlo le vale todo, y han elegido la crispación como el instrumento básico, porque esperan que insistiendo e insistiendo lograrán el desgaste del Gobierno. 

La de la izquierda es más complicada porque es más compleja. Tiene más que ofrecerle a los ciudadanos, pero para ello necesita una estrategia de pactos, de negociaciones, y eso, en medio de esta España, es sumamente difícil de llevar a cabo. Hoy, por ejemplo, se va a aprobar una Renta Mínima Vital para que 850.000 familias que no tienen ningún ingreso, puedan sobrevivir. Creo que esto debería ser un motivo de alegría para cualquier persona de bien. Incluso debería pedirse que cuando fuera posible, esta Renta subiera de cuantía, con las condiciones que fueran necesarias. Y, sin embargo, ni la ultraderecha, ni la derecha cada vez más ultra ni siquiera la Iglesia Católica están de acuerdo con esta medida. Como si no hubieran visto nunca las larguísimas colas de ciudadanos hambrientos que piden algo de comer. Si te pones en el lugar del Gobierno posiblemente entiendas que dialogar y negociar con estos señores debe de ser desagradable y desalentador.

Pero lo anterior no justifica que un miembro del Gobierno no tenga el aguante suficiente como para no caer en una provocación y para defender sus ideas sin hundirse en las redes de la crispación. Se puede estar de acuerdo en que un político no tenga inconveniente en dialogar con Puigdemon. ¿Por qué no iba a hacerlo? Otros, sin embargo, no lo harían, y ambas posturas son opinables, pero pasar de ahí a lo del golpe de estado (¿por qué diría esto?) revela algo que, en mi opinión, Pablo Iglesias ya había dado muestras antes de poseer: un globo en su interior que de vez en cuando se infla y empuja a salir al ego inflamable que posee. Un político maduro debería controlar esos impulsos y debería evitar caer en la chulería, porque este vicio psicológico destruye más que crea. Ese “Cierre usted la puerta” final no lo puede pronunciar más que un chulo, y la chulería suele intentar esconder a alguien que ataca para defenderse, que está inseguro y que tiene que echar mano de esos exabruptos para aparentar que es superior. Allá los chulos con su chulería, pero en un político que ocupa un cargo en el Gobierno estos comportamientos son improcedentes. Y, además, contraproducentes.

Ojalá este hubiera sido un episodio aislado. El caso es que por la tarde, hubo otro episodio parecido. Incluso al ministro Illa intentaron que hiciera lo que no quería.

¿Cuándo se podrá hacer política limpia en este país?

jueves, 9 de mayo de 2019

Buenas noches. Retratos




En este país, gracias al abundante 'vale todo', a un creciente desparpajo ambiental y a una crispación latente, nos estamos retratando todos. Sobre todo, los personajes públicos. Va a quedar un estupendo álbum para el recuerdo. 

Buenas noches.

martes, 30 de abril de 2013

No generalicemos tan a la ligera




Ya me tenía cansado, pero ahora me está empezando a preocupar esa simpleza tan en uso que consiste en generalizar para describir lo que pasa.

Ya está bien de aguantar esa cantinela de que todos los políticos son iguales y que la crispación que se palpa en el ambiente es fruto de todos ellos.

He visto a muy pocos -la verdad es que no recuerdo a ninguno- políticos de izquierdas generar crispación. Si defender políticas en favor de la colectividad, que buscan el bien de todos y que permiten que todos puedan vivir con dignidad y ejercer sus libertades irrita a la derecha, eso no es crispación. Eso es que la derecha no quiere perder sus privilegios y reacciona a través del odio contra todo lo que huela a socialismo.

En cambio, veo a la mayoría de políticos de la derecha defender posturas de intransigencia, de fanatismo, de incultura, de individualismo feroz, de pisotear los derechos de los demás, de mentir sin disimulo, de tratar como tontos a los ciudadanos, de no ceder en nada en sus privilegios, de atacar constantemente, con razón o sin ella, a los adversarios políticos, a los que trata de enemigos, de querer tratar a los trabajadores como si fueran esclavos, de tratar a las mujeres como si fueran paridoras a su servicio, de negarse a ceder ante cualquier posible acuerdo, etc. etc. Y eso sí genera crispación. Eso es poner en práctica tratos inhumanos sin más excusa que la de favorecer sus negocios y sus intereses materiales.

Ya está bien de aguantar la cantinela estúpida de que todos son iguales. Lo que se va a lograr así es que se desestructure la sociedad, que se desmovilice y que venga un espabilado de derechas e imponga una dictadura económica aún peor que la que estamos sufriendo. ¿Hacia dónde queréis que vayamos? ¿A quien queréis apoyar?




lunes, 4 de febrero de 2013

Viene la crispación otra vez




Parece que de nuevo va a renacer la crispación. El PP ha decidido morir matando, ha sacado del baúl a lo más descarado e impúdico de su artillería y ha diseñado una vez más la estrategia de intentar dirigir las miradas de los ciudadanos hacia el adversario para ver si así nadie mira sus vergüenzas. Esto revela con claridad su ausencia de ética, pero este es un asunto que al PP le ha dado igual siempre. No reconocerán mientras puedan lo que cada vez es más evidente, pero llenarán de mierda real o imaginaria con demandas, 'y tú más', conspiraciones, etc. etc. a quien ose ir contra ellos. Los amantes del 'todos son iguales' pueden estar alerta: ahora tienen la oportunidad de sumar sus fuerzas a las del PP y colaborar con ellos en acabar con el país. El objetivo, querido o no, de que la patria quede en las manos de Esperanza Aguirre para que la salve, como ya salvó a Madrid y a todo lo que tocó, está cada vez más cerca.