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lunes, 15 de noviembre de 2010

El cocinero neoliberal



Cocinas para que el mundo esté bien en el momento de la comida. Cocinas con cariño porque lo bueno no se hace de cualquier manera, porque el placer se logra con dedicación y con el máximo cuidado, porque no cocinas para ti, sino para los otros y porque cocinar es una forma de acercar tu mundo a la felicidad colectiva. Esto es lo que hace grande la cocina. No buscas tu felicidad cocinando, sino la felicidad de todos y, cuando lo logras, eres capaz de aunar el placer que le da a cada cual lo que come con el gusto de que todos disfruten con el gozo colectivo. Y, de rebote y sin buscarlo, consiguiendo la felicidad de los demás, te sientes tú mismo feliz.

Esta es la gran paradoja de la felicidad, que si la buscas, no la encuentras, pero si haces algo generoso, humano, bien hecho, la encuentras sin buscarla. Y esta es la razón profunda por la que un neoliberal nunca podrá ser un buen cocinero. Podrá ser, a lo sumo, un buen asacorderos o un gran friehuevos, pero nunca un buen cocinero, porque no cocina ni vive más que para sí mismo o para su propio mundo. La jaula de cristal oscuro en la que cocina le impide contemplar el corazón y la mente de los otros que le invitan a que vea que más allá de sus propios y estupendos huevos está la vida presente en los otros.