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viernes, 22 de abril de 2016

Los viernes, etimologías. 108. Animales domésticos IV



ASNO

Los indoeuropeos no conocían el asno, de origen africano. Se lo encontraron al llegar al Mediterráneo. En latín fue asinus, que ha dado asno en nuestra lengua. Pero también tenemos burro, que es derivación regresiva, viene de asinus burricus (caballo de raza pequeña), de donde viene borrico, palabra que sería anterior a burro. Y tenemos sinónimos, jumento (para el yugo) y pollino (relacionado con pollo, repollo, todo lo que sea cría o retoña). El catalán lo llama ruc, palabra emparentada con rucio y rocín, que tienen que ver con el verbo roncare, rebuznar. Desde el latín más antiguo el asno fue símbolo de torpeza y lentitud frente al noble y veloz caballo, y fue siempre insulto y fuente de humor. Plauto escribió "Asinaria", tan hilarante como todas sus comedias. Y en "El asno de oro", de Apuleyo, qué gran protagonista. Colón llevó el asno ya en su segundo viaje y se extendió pronto por América este animal tan simpático y útil para el hombre.

MULO

Pronto se descubrió que el cruce de caballo y asno produce el mulo y la mula, del latín mulus y mula. Se cree que la palabra es del fondo léxico mediterráneo, con seguridad de origen minorasiático. Es un animal de gran fuerza para el tiro y el trabajo del campo. También mulo y mula fueron ya insultos en época romana, significando persona terca e imbécil. Mulato se creó por comparación con el híbrido entre caballo y asno. Y muleta, comparando el modo en que lleva la mula a su jinete con el modo en que la muleta de palo lleva al cojo.

GALLINA

Los primitivos indoeuropeos tenían gallinas. Hay una raíz común, aunque en latín no la encontremos, en ruso teterev, lituano teterva, sánscrito tittiras, galo tethra, armenio tatrak. Evidentemente es una onomatopeya del tatareo, para nosotros cacareo; se ve que la gallina según épocas cambia de acento. Pero el latín eligió otra raíz para crear gallus, gallo, la raíz gal-2, la de llamar, gritar, emparentada con el ingés to call, llamar, quizás por el kikirikí de las madrugadas. Si era un epiceno, se creó secundariamente el femenino gallina, por oposición al gallo, con un procedimiento muy antiguo, acumulando, quizás en diferentes estratos históricos, el femenino en í (el de gachó-gachí, maharajá-maharají) y el moderno femenino en a. Gallo-gallina es un femenino idéntico al de rex-regina, rey-reina. (Parecido al femenino, por regla, en todas la palabras del esperanto, el sufijo -ino).

Otra prueba de que los primitivos indoeuropeos tenían gallinas es el paralelismo de la palabra huevo en muchas lenguas, y el huevo es, por antonomasia, el de la gallina.

Las lenguas romances han sido fieles al gallus-gallina latinos, castellano gallo-gallina, portugués galo-galinha, catalán gall-gallina, italiano gallo-gallina, a medias el rumano cocos-gaina. El francés ha innovado, coq-poule. En cada lengua la gallina cacarea con un acento propio, en euskera es oilarra-oiloa. Mira, parece que en euskera, cultura matriarcal, de divinidades femeninas, el masculino deriva del femenino (con arra, sufijo de macho), y no como en las lenguas indoeuropeas, patriarcales y de dioses masculinos, que deriva de gallo, gallina.