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viernes, 29 de mayo de 2015

Los viernes, etimologías. Los adjetivos



LOS ADJETIVOS

Los adjetivos han estudiado Etimología. Y saben latín. Cualquier hispanohablante conoce materno, paterno y fraterno, porque vienen del latín mater-matris, pater-patris y frater-fratris.
¿Por qué algunos adjetivos han conservado estas derivaciones etimológicas, a partir de su original latino, en lugar de sustituirlas por los procedimientos generales, los sufijos corrientes? Pues probablemente porque en el nivel coloquial apenas se usan, solo en el nivel culto, literario. Y normalmente se sustituyen por la expresión de madre, de padre, de hermano. Y sin embargo los conocemos, pero eso ya se carga a la cuenta de la memoria, y en un lenguaje pasivo, aunque no los usemos, los reconocemos. Y mi corrector de Word también los reconoce.

El adjetivo de boda es nupcial, de caballo equino, de cabello capilar, de perro canino, de cola caudal, de trabajo laboral, de guerra bélico, de hecho fáctico, de ejército militar, de dios divino, de dedo digital, de dinero pecuniario, de mujer femenino, de hombre masculino, de bosque forestal, de nombre nominal, de hierro férreo, de plomo plúmbeo, de río fluvial, de lluvia pluvial, de pecho pectoral, de mes mensual, de año anual, de vejiga vesicular, de raíz radical, de abismo abisal, de enemigo hostil, de domingo dominical, de noche nocturno, de ojo ocular, de oreja auricular, de huevo oval, de oro áureo, de paraíso paradisíaco...
Claro, el léxico es cosa de memoria y la memoria humana tiene unos límites. Solo nombres muy usuales, y una cantidad limitada, tienen el adjetivo derivado con el original latino. Y, al fin y al cabo, es una cuestión de palabra patrimonial, el nombre, y cultismo, el adjetivo. El nombre ha evolucionado conforme a las leyes fonéticas, factum evoluciona a hecho; pero el adjetivo, por vía culta, sigue siendo fáctico. Incluso muchas veces el nombre ha cambiado, frater ha sido sustituido por otra raíz, hermano, y el adjetivo sigue anclado en fraterno.

Al formar el superlativo en -ísimo se produce un fenómeno similar. De fuerte fortísimo, de bueno bonísimo, de fiel fidelísimo, de horrible horribilísimo, y, por una peculiaridad del latín, de pobre paupérrimo, de pulcro pulquérrimo, y de abundante ubérrimo.
Con los gentilicios, esos adjetivos derivados de topónimos, nombres geográficos, ocurre otro tanto. Por ejemplo, de Valladolid vallisoletano, de Lugo lucense, de Huesca oscense, de Huelva onubense, de Ávila abulense, de Badajoz pacense. A veces incluso a partir de etimologías populares, ¿o es que hubo alguna vez un Vallisoletum romano? También estos son todos adjetivos restringidos al nivel culto, no al coloquial. A mí no se me ocurre decir "He hablado con mi amigo Alfredo el oscense", digo "el de Huesca".

La palabra adjetivo viene de ad + jacio, lanzar hacia, porque el adjetivo es como que lanzara hacia el nombre una cualidad o una característica. Iacio puede resultarnos un desconocido porque como tal no ha pasado al español, pero con prefijo está en muchas y muy importantes palabras: sujeto, subjetivo, objeto, objetivo, deyección, proyección, abyecto, trayecto, inyección, conjetura, interjección... Este verbo merece otro día un comentario más largo.