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viernes, 30 de octubre de 2015

Los viernes, etimologías. 83. Palabras de etimología curiosa



Pirámide: De pyros, harina en griego, había un pastelito con copete en punta en la Grecia Antigua llamado pyramis. Y cuando los griegos conocieron las Pirámides, les dieron el nombre del pastelito, pirámides.

Propinar y propina: De pro - pinein. En griego pinein significa beber, y pro, antes, o sea dar de beber. Propinar en origen sería "bebo a su salud y después le doy el resto de la copa" dice Coromines. Esta costumbre para nosotros es extraña. Hace tiempos se propinaba una medicina o un brevaje, hoy ha quedado restringido a propinar una paliza o cosas así. Pero propina va por libre. Acaba significando dádiva, regalo. En francés propina es pourboir, para beber, algo paralelo.

Bigote: Proviene del germánico bi Got, por Dios, exclamación que lanzaban, a la vez que se tiraban o rizaban las guías del bigote, los soldados alemanes llegados a España con Felipe el Hermoso y Carlos V.

Defunción y difunto: Con el prefijo de- con valor resultativo, significa terminar la función, esa para la que nacemos, acabar de ejecutar un cometido, el plan de la Naturaleza, si se quiere. Esta palabra es una interpretación muy natural de la muerte.

Chiste: De la onomatopeya chssst., como chistar, hablar en voz baja, susurrando. En origen chiste significó chiste verde, obsceno hasta el siglo XVI, por eso se bajaba la voz. Después se generalizó a cualquier broma o chanza.

Amatista: Del griego a-mácistos, no borracho, por la creencia en que esta piedra libraba de la embriaguez.

Borrar: De borra que significó, y sigue significando, lana de mala calidad, que aparte de servir para colchones, servía también para destruir lo escrito, es decir, borrar.

Cantimplora: Del catalán cant i plora, canta y llora, por el sonido del líquido dentro del recipiente.

Abrojo: El abrojo es un cardo; bueno, para el segador es peor que un perro del infierno. La solución es abrir el ojo, abre ojo.

Bombón: Es simplemente el francés bon, bueno, repetido. O sea, como el dicho de Gracián, "lo bueno, si breve, bon bon".

Subastar: Eran los soldados los que ponían en la lanza, sub hasta, bajo el asta, los objetos que habían obtenido como botín en las guerras para venderlos al mejor postor. Parece despreciable, pero hoy los subasteros que adquieren y subastan los pisos de desahuciados son... ¡peor!

Cobarde: Del francés couart, de coe, cola, con el sufijo -art, semejante al español -ardo, o sea que significa el de la cola, por la imagen del animal que mete por el miedo la cola entre las patas, o el rabo entre las piernas.

Cirugía y quirófano: Ambas palabras vienen del griego cheir-cheirós, mano. Cirugía de cheir, mano, y ergon, trabajo, o sea trabajo con las manos. Quirófano, de cheir, mano, que ya alude a la cirugía, y fanos, manifiesto, es decir la sala de operaciones con cristales para ser visto todo desde fuera. La palabra se acuñó en España en 1892 al ser inaugurada la primera sala de esas características. En cambio, la palabra cirugía ya se usaba en la Antigüedad, cuando al contrario que hoy día, que son la élite de los médicos, eran menospreciados, pues manipulaban los órganos, frente a los que curaban con hierbas o dietas. De cheir también derivan quiromancia, quiromasajista...


viernes, 23 de octubre de 2015

Los viernes, etimologías. 82. Palabras de etimología curiosa



Asesino: Deriva de hachís. El Viejo de la Montaña, en la Persia del siglo XI, mediante el hashish, convertía a sus secuaces en los famosos hashishin, terribles asesinos. En la novela "Samarcanda", de Amin Maaluf, se cuenta esta historia y la relación con Omar Jayyám, el poeta autor de las "Ruba´iyyat"; la narración llega al hundimiento del Titanic, en serio. Se generaliza en español en el s. XVIII.

Histérica: En principio solo habría habido mujeres histéricas, porque deriva del griego hyster, matriz, en la creencia de que este era el órgano que causaba la histeria. Acuñado el término, todos sabemos que es similar el porcentaje de histéricos y el de histéricas.

Judías: Hay discusiones sobre su origen, Coromines dice que su origen es incierto, pero tiene mucho peso la etimología popular, según la cual es porque las judías saltan del aceite hiviendo, o flotan en el agua al contrario que los garbanzos; o sea, bromas de una época de antisemitismo visceral. El Diccionario no se moja, dice: (quizás de judío).

Fan: Apócope de fanático, y este, derivado de fanum, templo, raíz que está en profano o profanar. Fanático era, pues, el servidor del templo. Pero el término se especializó en los fieles y las fieles de Cibeles, Belona y otras diosas, a las que se daba culto a través de rituales exaltados, desinhibidos o violentos, o sea sexuales. Así fanaticus ya en latín significaba frenético, inspirado.

Despampanante: Significa sin el pámpano, sin la hoja de parra, es decir, lo que te quita o te hace perder el taparrabos, o la persona que se quita o le quitan el taparrabos. Al final ha acabado significando cualquier persona o cosa de efectos espectaculares. Yo, desde que supe su origen, no uso esta palabra, me parece un poco tabú.

Azafata: Azafate era, y sigue siendo, una canastilla. Y las camareras de la reina que le ayudaban a vestirse o a ponerse las joyas portaban una canastilla, y por azafate acabaron llamándose azafatas.

Galimatías: Afirman que el origen es el comienzo del evangelio de san Mateo, en griego kata Mateion. Pero hay un cuento etimológico que lo explica por un juicio sobre el gallo de un tal Matías, en el que una de las partes se lió (los juicios se hacían en latín) y dijo Galli Mathias, Matías del gallo, en lugar de gallo de Matías; esto produjo risas, y el chiste circuló. Pero otros creen que de José de Arimatea, Joseph ab Arimathia, surgió Barimatía, que evolucionó a galimatías.

Aldaba: Cuando decimos al-daba, estamos diciendo en perfecto árabe "el lagarto", por la forma que frecuentemente daban los herreros a ese mecanismo para abrir las puertas.

Guiri: Se llama así coloquialmente a los extranjeros, solo en España. Una teoría es que proviene de guiristino, nombre que los vascos daban a los cristinos, los soldados, llegados de fuera de Euskadi, que luchaban en las guerras carlistas a favor de la reina María Cristina. Pérez Galdós lo usa varias veces y da esta explicación. Pero hay otras teorías.