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viernes, 10 de febrero de 2012



No los odio. No les deseo ningún mal. No pido nada contra ellos. Lo único que deseo es no encontrarme con ellos en la vida:

NO con los jueces y sus colaboradores que entienden la justicia como la entienden los que han juzgado a Garzón.
NO con los que se alegran de este tipo de sentencias.
NO con los que quieren que el mundo vaya hacia atrás.
NO con los que anteponen sus intereses particulares, sean económicos, afectivos o del tipo que sean, sobre los de todos.
NO con cualquiera que huela a PP.
NO con los que te retiran su amistad sin darte ninguna explicación.
NO con los que se refugian en el corporativismo o en el amiguismo.
NO con los controladores aéreos ni con los banqueros ni con los que actúan como ellos.
NO con cualquier tipo de golfo.
NO con los que hacen de la corrupción su modo de vida.
NO con los que juegan con la dignidad de las personas.
NO con los que no valoran la democracia como algo indispensable en la sociedad.
NO con cualquiera que vaya en contra de un mundo en el que podamos caber todos.

Y, sin embargo, no estoy solo. No me siento solo. Un solo ser que quiera ser humano acompaña más que toda esta panda de gente infernal.

viernes, 21 de mayo de 2010

El detalle


No sé qué es más clarificador de un hecho, si todo el argumentario que lo describe o un detalle que lo sintetiza. Lo que están haciendo con el juez Garzón no tiene nombre. La racional justicia se ha transformado en espectáculo irracional e interesado.

El detalle es el siguiente. El día en el que Garzón, a las dos de la tarde, tuvo que abandonar a la fuerza su despacho y fue despedido entre lágrimas y abrazos en la escalinata de la Audiencia Nacional por sus compañeros y colaboradores, a cincuenta metros de allí y a esa misma hora, cinco de los jueces que habían decretado su separación de la judicatura se tomaban tranquilamente unas cañas en un bar.


viernes, 14 de mayo de 2010

Flores negras

Hoy la justicia española se ha quitado la banda que le cubría los ojos. Hoy se le ve la cara y ha dejado de ser imparcial. Hoy ya no se puede creer en la justicia. Un vendaval de miedo ha entrado hoy en España. Hoy es un día tan triste como el de antesdeayer. Van saliendo de la tierra flores negras.

Con el juez Garzón

Garzón sale entre aplausos de la Audiencia


jueves, 15 de abril de 2010

Encierro

Foto: Diario El País.

Ya lo dije una vez aquí: se están colando. Están resucitando al compás de una sociedad que va muriendo de indiferencia, de ignorancia, de indolencia y de sobredosis de anestesia tecnológica. A estas alturas de la historia hay que volver a encerrarse contra el franquismo, contra las fuerzas de la caverna que estaban agazapadas bajo el manto de la transición.

Nunca me cayó simpático el juez Garzón, pero lo que está en juego ahora no es la simpatía o las cualidades personales de nadie, sino una idea de sociedad, de justicia y de convivencia.

Hay dos incógnitas que despejar: el futuro del juez Garzón y el futuro de la justicia en España. Hoy, el juez Garzón es una víctima y mi conciencia me pide solidaridad con él. La justicia en España lleva ya un tiempo en una cierta caída libre cuyas consecuencias ignoro, pero que ni de lejos parecen positivas.

Página de solidaridad en Facebook.