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sábado, 8 de abril de 2023

José Luis Sampedro, La sonrisa etrusca. El Calendario de Libros de Bautista. 8/ 4/ 2023



Tal día como hoy de 2013 murió José Luis Sampedro, autor de La sonrisa etrusca


Tienes más información aquí del autor y de la obra.


Imagen tomada de Wikipedia.


Imagen tomada de Casa del Libro.




sábado, 8 de abril de 2017

José Luis Sampedro. El Calendario Literario de Bautista. 8/ 4/ 2017



Tal día como hoy de 2013 murió José Luis Sampedro


Tienes más información aquí.




lunes, 16 de junio de 2014

Buenas noches. Jóvenes y viejos




Ellos mismos no lo notan y creen que no la poseen, pero la vejez mental se percibe a leguas de distancia y afecta a hombres y mujeres de cualquier edad. Los viejos se agarran a cuatro ideas, normalmente del pasado, y no son capaces de ver a las personas reales, no se dan cuenta del daño que hacen, no son conscientes de lo solos que se van quedando, de que han perdido el sentido del ridículo y de que no quieren enterarse de que nadie va a contar con ellos en el futuro. Sobre todo, no se dan cuenta de que la vejez es la antesala del acabamiento, de la muerte en vida. Qué pena ver a tanto viejo de poca edad.  Y qué alegría ver de vez en cuando a jóvenes de muchos años. Saramago, José Luis Sampedro, Rita Levi-Montalcini,  Santiago Carrillo y tantos otros eran cada día más jóvenes. Buenas noches.

martes, 9 de abril de 2013

Buenas noches. Murió José Luis Sampedro




Cada día tiene sus noticias positivas (aunque a veces sea difícil encontrarlas) y sus novedades negativas (éstas sí que no fallan). Hoy hemos tenido el infortunio de enterarnos de que José Luis Sampedro había muerto el domingo.

Siempre me pareció Sampedro un hombre al que había que escuchar, una de esas mentes preclaras, con los ojos bien abiertos y las neuronas convenientemente organizadas como para que sus palabras ayudaran a entender el presente y a ver venir el futuro.

Tuve la suerte de conocerlo personalmente a mediados de los años 80. Un grupo de profesores del instituto en el que yo estaba destinado teníamos la convicción de que los alumnos tenían que saber mucha lengua y muchas matemáticas, pero que también tenían que aprender a vivir. Como el director del instituto no ponía inconveniente y el jefe de estudios era yo, nos pusimos manos a la obra y llevamos allí a personas que pudieran decirles cosas interesantes a los alumnos. Que yo recuerde, llevamos a Jaime Chávarri, director de cine, y al pintor Manuel Alcorlo (¡Cómo te reconozco todo lo que hiciste, Teresa Vidaechea!). A José Luis Sampedro lo llamé yo, porque alguien me dio su teléfono, y vino sin hacerse en absoluto de rogar.

Recuerdo con claridad que la única condición que puso fue que lo fuéramos a buscar a su casa, puesto que él no conducía (en eso también le copié). Fuimos a recogerlo en el coche de Beatriz González (¡Ah, si aparecieras!). Detrás íbamos Yolanda y yo. Él vivía entonces en la calle de la Reina, en Madrid, y le dejamos, claro está, el puesto del copiloto, dado que el coche no era demasiado grande. Nada más entrar él, nos presentamos y lo primero que hizo fue pedirnos que, si nos parecía bien, nos tratáramos de tú. Si ya estábamos bastante acogotados por llevar en el coche a una persona de la valía de Sampedro, su propuesta nos dejó ya del todo desconcertados, pero lógicamente le hicimos caso. Con ello logró un estilo de comunicación que nos resultó a todos muy valioso.

Ninguno sabíamos de qué nos iba a hablar en la charla con los alumnos. “De la vida” le decíamos a los que preguntaban. Yo lo presenté diciendo que era un chaval joven, porque así lo mostraba su mente, y pude ver una sonrisa cómplice en su rostro y unas caras de sorpresa en la concurrencia, que no entendía cómo me refería yo con esos términos a una persona que entonces tendría más de sesenta años. Pero lo entendieron enseguida. En cuanto tomó la palabra, lo primero que hizo Sampedro fue preguntar de qué querían los oyentes que les hablara, porque a lo que no estaba dispuesto es a ponerse a hablar una hora o más de cosas que no tuviera ningún interés para la concurrencia. El auditorio se desconcertó, pero con la ayuda del propio Sampedro y de alguno que rompió el hielo, salieron ocho o diez temas sobre los que había interés entre los asistentes. Él, entonces, pidió unos minutos para hilvanar su discurso y nos obsequió con una charla sabia, amena, útil, humana y que respondía a lo que la gente le había pedido. Recuerdo todavía la satisfacción con la que la gente salió de aquel acto. Por supuesto, no cobró nada por echar la tarde con nosotros.

Muchas frases circulan últimamente por las redes mostrando lo que pensaba José Luis Sampedro. Yo quiero recordar hoy algo que me dijo, que luego leí en algún texto suyo y que me marcó como profesor.

“La enseñanza -afirmaba- no es más que amor y provocación”

Y lo explicaba diciendo que si no se ama a los alumnos no se puede hacer con ellos nada que les beneficie. ¿Cómo te vas a dedicar a ellos, cómo vas a explicarles algo hasta que lo entiendan, si no los quieres? Sin amor no sale bien nada. Pero, además, a los alumnos hay que provocarlos, hay que abrirles los ojos, hay que plantearles un problema con claridad, para que lo vean. Lo sientan y se den cuenta de que necesitan resolverlo. Sólo entonces se pondrán a buscar la solución y harán suya la situación. Ponerse a explicar cosas que les resbalan a los alumnos es perder el tiempo. A mí esta idea me llegó muy dentro y durante toda mi actividad como profesor he intentado ponerla en práctica. Hoy estoy convencido de que no sólo la enseñanza, sino la vida -ese camino que consiste en estar aprendiendo constantemente- no es otra cosa que amor y provocación.

Ahora yo, víctima de la tristeza por la desaparición de José Luis Sampedro y de esa angustia vital que te proporciona la maldita y absurda presencia de la muerte en la vida, no quiero decirle que descanse en paz. Los muertos ni se cansan ni descansan. Lo que sí deseo es que su pensamiento siga vivo en el mundo, para que con él no descansemos nosotros y para que nunca estemos en esa paz cercana a la muerte, sino en la guerra de los vivos por la libertad y por la igualdad, como quería él, como hizo él.

Hoy estamos algo más solos, pero que no falte el cariño para todos. Buenas noches.

miércoles, 31 de agosto de 2011

Los jóvenes y el futuro. José Luis Sampedro en POR / 1


Lo escribió mi amiga P. y yo lo leí:
“Ahora el país se va vaciando poco a poco, y llega el tiempo de que todos los movimientos sociales les hagan ver a los que tienen el poder, que el poder real, el de la juventud, se les escapa poco a poco de las manos.”
Me recordó lo que yo pensaba cuando estudiaba en la Facultad y veía a unos cuantos estudiantes extranjeros formándose en diversos campos. Unos volverán a sus países y serán ministros allí, imaginaba yo, pero muchos se quedarán aquí y vaciarán sus países de las mejores cabezas nacidas en él. Algo parecido veía yo luego en los Institutos. Multitud de jóvenes de otros países conociendo una cultura inaccesible e inexistente en sus países de origen que no revertirá en sus pueblos. Ahora veo impactado que lo mismo ocurre con los jóvenes de nuestro país. El nomadismo vital se está apoderando de la juventud en este mundo global. Este mundo global que es peor que el precedente, que tiene en su seno una brecha brutal entre los que tienen y los que no tienen, que ya no se arregla con limosnas ni con donaciones, sino con cambios estructurales que los poderes no quieren hacer y que los no poderosos necesitan para vivir. Sin embargo, ya decía José Luis Sampedro que los jóvenes son el futuro. El problema es que, si todos los futuros hay que construirlos, el que se avecina va a ser aún más duro de que se haga realidad.

La situación actual no es fácil de entender. No me refiero a los efectos, sino a las causas y a los procedimientos para cambiar esos efectos, para cambiar la situación. Dentro de esa oscuridad vital, alguna luz me parece ver a lo lejos, esa que dice que o te pones a construir un futuro nuevo o no hay futuro. Uno de los problemas es el de cómo se construye ese nuevo mundo.

Mientras me aclaro, prefiero oír las voces de quienes han hablado con sentido, con honradez y con sentido de lo social. Empezaremos por el propio José Luis Sampedro, persona a la que siempre hay que escuchar pensando con detenimiento sobre lo que dice.




martes, 1 de febrero de 2011

José Luis Sampedro

Hoy cumple 94 años una de las personas más jóvenes e interesantes que conozco: José Luis Sampedro. Un ser humano al que hay que escuchar siempre, del que hay que aprender siempre y que sigue con tantas ganas de vivir como siempre. Un motivo de alegría..

sábado, 1 de enero de 2011

Año nuevo



Te deseo que a lo largo de este año la vida te sonría y que, a la vez, hagas lo posible para que nos sonría también a los demás. Ojalá no nos olvidemos -si se olviden- de que, a pesar de que seamos todos tan diferentes, todos somos iguales, todos somos seres humanos y todos tenemos los mismos derechos.

Te dejo aquí una entrevista muy interesante que le hacían ayer a José Luis Sampedro, 93 años, pero una de las mentes más jóvenes y lúcidas del momento, en el diario El País.

Que disfrutes de la vida.

domingo, 14 de noviembre de 2010

ContrATTACando


El próximo miécoles 17 de noviembre, a las 19:00 horas, en el Círculo de Bellas Artes, en Madrid, va a tener lugar un debate público organizado por el movimiento social ATTAC sobre el tema Estrategias frente a la dictadura de los mercados.

Participarán Federico Mayor Zaragoza, Carlos Berzosa, Vicenç Navarro, Juan Torres y Lourdes Lucía. El debate será presentado por el periodista Javier Valenzuela y moderado por la periodista Rosa María Artal. Se podrá ver también un mensaje enviado por el economista, profesor y escritor José Luis Sampedro.

Me parece un cartel de lujo para un tema que, aunque no lo sepas, te afecta directísimamente. Más información aquí.

miércoles, 27 de octubre de 2010

Escucha y piensa

Este es un hombre sabio. Su cuerpo tiene 93 años, pero su mente está en plena madurez. Cuando habla, dice cosas que muchos no quieren oir, lo cual es la mejor señal del interés de su mensaje. Escúchalo. Piénsalo. Y haz lo que tengas que hacer.


miércoles, 18 de noviembre de 2009

La educación y el amor


José Luis Sampedro definía la actitud del profesor como una mezcla de amor y provocación. Provocación, porque si no despiertas la curiosidad y el interés, seguramente tu trabajo será ineficaz. Y amor, porque en esta profesión, como en todas, hay que volcarse en lo que se hace. Volcarse y actuar humanamente viene a ser lo mismo.

He hablado estos días con una amiga que se dedica a la educación y he comprobado con mucha alegría que hay personas que siguen la consigna de José Luis Sampedro.
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lunes, 18 de mayo de 2009

Amor, provocación y pedagogía



La violencia de género es, desgraciadamente, un tema muy actual. Prácticamente todo lo que debería saber de ética un alumno de ESO lo podría obtener analizando, convenientemente orientado, el problema de la violencia de género.

Eso era justamente lo que estábamos haciendo en clase cuando un alumno dijo alzando la voz y refiriéndose al caso de un tipo que maltrataba a su compañera:

-Es que ese tío es un maricón.


Opté entonces por fijarle la mirada, que se cruzó con la suya. Le envié una expresión de incomprensión, unida a un sentimiento de ofensa recibida, y le dije:


-¿Por qué usas esos términos para insultar? ¿No te das cuenta de que una persona que sea homosexual se podría sentir ofendida con esas palabras? ¿Te gustaría a ti que para insultar a alguien se usaran términos como catalán o marroquí?

El alumno se quedó un poco cortado, quizás por el tono que empleé para dirigirme a él, y a mí se me pasó por la cabeza jugarle fuerte, aunque saliera mal parado del lance. Quería ponerle el ejemplo más claro posible para que se diera cuenta de que determinadas expresiones no deben ser usadas como insultos. Así que, de la manera más contundente y firme que pude, añadí:

-Te lo digo porque ¿sabes una cosa? Yo soy maricón.

Hubo un instante de silencio absoluto. Fue sólo un instante porque el silencio es muy difícil de soportar y hay quienes no son capaces de mantenerlo con una cierta naturalidad. Dos o tres alumnos optaron por la salida de echar fuera unas risitas nerviosas, entre las que intentaban insertar palabras que no lograban articular. Otros pusieron cara de sorpresa ante una de las afirmaciones que menos esperaban oír ni de mí ni en una clase. Yo, por mi parte, me sentí como quien se lanza de espontáneo en una plaza de toros, con todo el riesgo por delante y sin más defensa que la palabra. Me imaginaba el peligro de estar en boca de todos y de tener que oír comentarios de toda índole. Pero, a la vez, estaba viviendo intensamente la experiencia vital de ejercer la educación de la manera que siempre dice José Luis Sampedro, como una mezcla de amor y provocación. Y la estaba poniendo en práctica de la manera más radical posible, jugándome la imagen.

-¿No comprendes que me puedo sentir ofendido si te pones a insultar en esos términos?
El alumno inició una cierta marcha atrás.

-Es que yo no lo he dicho como un insulto. Esas cosas las dice todo el mundo.

-Pero que lo diga todo el mundo no justifica que lo digas tú. Las orientaciones sexuales de las personas no tienes por qué juzgarlas tú ni, mucho menos, utilizar una de ellas para insultar a nadie. Creo que tienes que ser más elegante y más cuidadoso cuando te relaciones con los demás.

Notaba yo que los alumnos habían captado el mensaje, pero también notaba en sus caras una cierta tensión, un rictus de sorpresa y de extrañeza. Por otra parte, mi riesgo era que me colgaran un sambenito que no se correspondía con la realidad. Así que terminé el juego y me salí de él.

-Que quede claro ahora que yo no soy maricón. Lo he dicho para que vierais
claramente las consecuencias que podría tener para una persona el uso de estos términos sexistas. Supongo que lo habréis entendido bien.
Ellos sonrieron. Habían asistido gratis a un happening. Yo me sentí tranquilo y a gusto conmigo mismo.
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