Con independencia del posible aspecto comercial, los “Días de” son ocasiones para recordar, para abrir perspectivas, para aprender. Nadie tiene que leer si no quiere, pero conviene saber que nuestro mundo siempre, siempre, es pequeño, algo cerrado, antiguo y claramente mejorable. Los libros habitan en la puerta de un mundo nuevo, y cada uno es libre de quedarse en donde está, envejecer y morir, o leer y jugarse la vida entrando en un mundo nuevo y, quizás, mejor.
El problema fundamental de la vida es un problema ético. ¿Cómo actuar hoy para crear un mundo más humano? ¿Cómo actuar de manera humana para crear un mundo mejor?
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domingo, 23 de abril de 2023
sábado, 23 de abril de 2022
Día del Libro
Las personas no “sirven” para nada porque no son cosas que se usen.
Los libros sí se usan y sí sirven.
En tu opinión, ¿Para qué sirve un libro?
jueves, 23 de abril de 2020
El balcón
Salió al balcón. Desde allí podía ver el patio y los cinco pisos de la casa donde vivía, el muro que la separaba de las casas contiguas y las partes altas de algunas otras lejanas. Se situó en la esquina. Puso una mano en cada lado del ángulo de la barandilla. Miró al frente, llenó de aire sus pulmones y le gritó al mundo:
—¡¡¡¡Me abuuurrrooooooooo!!!!
Yo me he aburrido pocas veces, pero la comprendí. En una situación tan anormal como esta creo que es mejor intentar comprender a todo el mundo: lo necesitan y no ganamos nada discutiendo en medio del cansancio.
La desocupación y el abuso de la televisión pueden producir hastío y aburrimiento. Por eso procuro estar ocupado, la televisión la pongo para echar una cabezada en la siesta, con lo cual me entero de poco, y he seleccionado algunos libros para sumergirme en ellos. Os dejo aquí unas páginas, que me parecen deliciosas y que nos pueden hacer huir del aburrimiento. Son de “Cien años de soledad”, de García Márquez. Estoy releyendo este libro. Nada más abrirlo, me quedé helado. En la segunda página pone que lo compré en 1974. Somos tiempo, y esto no son solo palabras. Somos minutos, días, horas, años que tenemos que llenar de vida, solo de vida, nada más que de vida. Y hay veces en las que sentimos a flor de piel que los muchos años duran un instante y que los instantes que pasan no se recuperan.
En cierto modo me gustaría ser como este libro que leo ahora. Tiene la portada un poquito rota por los lomos y no tiene el aspecto de que acabe de salir de la imprenta, pero se mantiene bien. Por dentro las páginas han adquirido ese agradable y sereno color amarillento, quizá levemente marrón, que parecen mostrar su edad, y ese olor a sosiego, a experiencia tranquila, a paz. Esas páginas, después de tantos años, aún pueden leerse, todavía sirven para lo que las hicieron, mantienen su mensaje, su utilidad, su capacidad para hacer pensar, para generar sueños y para transportarnos a mundos distintos al nuestro.
Siempre me gustó hablar con ancianos. Disfrutaba tirándoles de la lengua para que contaran sus historias, su visión de las cosas, sus convicciones o sus miedos. Me hacían pensar y muchas veces he lamentado no haber tomado notas de lo que oía. El papel escrito permite un ritmo más personal que las palabras oídas. Estas te imponen su propia cadencia y, por otra parte, suelen caer en el olvido o en la pérdida de matices. En cambio, el papel se mantiene y nos deja entrar en contacto con él a nuestro aire, nos deja ser sin obligarnos a nada y regalándonos siempre algo. Por eso siempre leo y agradezco a la vez lo que la lectura me da. Soy lo que he leído y lo que me queda por leer.
Me gustaría que quien gritó lo que le ocurría desde el balcón, en medio de su soledad, leyera esto, por si le ayudaba, pero me temo que no va a ser así.
lunes, 23 de abril de 2018
Día del libro 2018
Todos los días son una ocasión para
que seamos felices, pero estos “Dias de...” son fundamentalmente
reivindicativos, destinados a que tomemos conciencia de que algo no
va bien en nuestra sociedad y de que hay que intentar mejorarlo.
Hoy es el Día del Libro y me parece
que es un día de preguntas. ¿Para qué un libro? ¿Qué tienen los
libros? ¿Me ayudan a ser mejor los libros? ¿Por qué el poder no
fomenta la lectura? ¿Cómo crear en nosotros y en los demás el
hábito de la lectura? ¿Has experimentado el peculiar placer de leer
un buen libro? ¿Por qué es mejor leer que no leer?
domingo, 23 de abril de 2017
Buenos días. Osadía 93
Atrévete a leer. Sal de ti. Crece con
lo que otros han pensado. No dejes que tu mente envejezca. La
frescura vital viene de la mano de la lectura.
Buenos días.
sábado, 22 de abril de 2017
jueves, 20 de abril de 2017
Ni se te ocurra comprar 'En pocas palabras. Aforismos'
Hace poco salió la segunda edición de
mi libro En pocas palabras. Aforismos. Lo puedes
conseguir en
http://espacioulises.com/libreria/en-pocas-palabras-aforismos-de-manuel-casal/
y te lo envían pronto a casa y todo. Incluso creo que ahora están
de oferta y te sirven dos por uno.
Pero por si para celebrar el Día
del Libro se te pasa por la cabeza hacerte con él, desde ya
mismo te digo que no lo hagas. Es muy peligroso leerlo. Lo más
probable es que te haga pensar y eso ya sabes que no es más que una
fuente de dudas y de problemas. Imagínate que tú tienes una idea de
lo que es el amor y que lees en el libro otra distinta. O que crees
que la belleza es lo más importante en la vida y que el libro te
deja en la incertidumbre. O que te descubre que el machismo está
mucho más presente en la sociedad de lo que creías. O que te da una
idea de lo que es la vida que no es la que a ti te parece más
acertada. No te arriesgues a que este libro te cree ninguna
intranquilidad mental ni vital. Si se te ocurre pensar en él,
desecha rápidamente la idea. Es mejor que por el mismo precio te
tomes unas cañas. Seguro que te aportan mucha más felicidad.
Quedáis avisados.
jueves, 23 de abril de 2015
miércoles, 23 de abril de 2014
Lo que veo cuando miro. Tu libro
Cada momento es una línea del libro de
tu vida. Los libros no se escriben solos. Hay que escribir libros
vivos, creativos, interesantes, útiles para los demás, que
provoquen sonrisas, llenos de amor. No hay nada más agradable para
un libro que cuando alguien lo toma en sus manos y acaricia cada
página. La ternura se hace grande cuando unas manos acarician las
mejillas de una persona querida o cuando se pasan con la suavidad del
cariño por una página de un libro. Debemos acariciar las páginas
de los libros de las vidas de las personas a las que queremos. Y si
en el libro de tu vida se cuentan actos de amor, será un buen libro
y tú serás feliz. Ojalá tengas inspiración. La mejor forma de
tenerla es leyendo. Buenas tardes.
martes, 23 de abril de 2013
Buenos días. Día del libro
Hoy es el día del libro. Lo bueno de
estos días es que te suelen recordar algo importante. Lo malo es que
pasan pronto y corremos el riesgo de que nos olvidemos de lo que se
pretendía con la celebración. Yo creo que no se trata sólo de
comprar un libro, ni siquiera de regalarlo. Eso es bueno y bello,
pero de lo que se trata es de leer y de hacerlo habitualmente. ¿Que
por qué hay que leer? Porque es la mejor manera de aprender y, por
tanto, de crecer como seres humanos. Y, de paso, de pasárselo bien.
Buenos días.
lunes, 23 de abril de 2012
Lorca y los libros.
Una gran bibliotecaria y mejor persona, Nuria García Serna, de la que se acordarán los alumnos del IES Luis Buñuel, me envía este precioso texto que quiero compartir con vosotros en el Día del Libro.
El lema debe ser siempre: ¡Cultura!
Discurso de
Federico García Lorca al inaugurar la biblioteca de su pueblo,
Fuente Vaqueros (Granada), en 1931.
Medio pan y un
libro.
Cuando alguien va al
teatro, a un concierto o a una fiesta de cualquier índole que sea,
si la fiesta es de su agrado, recuerda inmediatamente y lamenta que
las personas que él quiere no se encuentren allí. «Lo que le
gustaría esto a mi hermana, a mi padre», piensa, y no goza ya del
espectáculo sino a través de una leve melancolía. Ésta es la
melancolía que yo siento, no por la gente de mi casa, que sería
pequeño y ruin, sino por todas las criaturas que por falta de medios
y por desgracia suya no gozan del supremo bien de la belleza que es
vida y es bondad y es serenidad y es pasión.
Por eso no tengo
nunca un libro, porque regalo cuantos compro, que son infinitos, y
por eso estoy aquí honrado y contento de inaugurar esta biblioteca
del pueblo, la primera seguramente en toda la provincia de Granada.
No sólo de pan vive
el hombre. Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no
pediría un pan; sino que pediría medio pan y un libro. Y yo ataco
desde aquí violentamente a los que solamente hablan de
reivindicaciones económicas sin nombrar jamás las reivindicaciones
culturales que es lo que los pueblos piden a gritos. Bien está que
todos los hombres coman, pero que todos los hombres sepan. Que gocen
todos los frutos del espíritu humano porque lo contrario es
convertirlos en máquinas al servicio de Estado, es convertirlos en
esclavos de una terrible organización social.
Yo tengo mucha más
lástima de un hombre que quiere saber y no puede, que de un
hambriento. Porque un hambriento puede calmar su hambre fácilmente
con un pedazo de pan o con unas frutas, pero un hombre que tiene
ansia de saber y no tiene medios, sufre una terrible agonía porque
son libros, libros, muchos libros los que necesita y ¿dónde están
esos libros?
¡Libros! ¡Libros!
Hace aquí una palabra mágica que equivale a decir: «amor, amor»,
y que debían los pueblos pedir como piden pan o como anhelan la
lluvia para sus sementeras. Cuando el insigne escritor ruso Fedor
Dostoyevsky, padre de la revolución rusa mucho más que Lenin,
estaba prisionero en la Siberia, alejado del mundo, entre cuatro
paredes y cercado por desoladas llanuras de nieve infinita; y pedía
socorro en carta a su lejana familia, sólo decía: «¡Enviadme
libros, libros, muchos libros para que mi alma no muera!». Tenía
frío y no pedía fuego, tenía terrible sed y no pedía agua: pedía
libros, es decir, horizontes, es decir, escaleras para subir la
cumbre del espíritu y del corazón. Porque la agonía física,
biológica, natural, de un cuerpo por hambre, sed o frío, dura poco,
muy poco, pero la agonía del alma insatisfecha dura toda la vida.
Ya
ha dicho el gran Menéndez Pidal, uno de los sabios más verdaderos
de Europa, que el lema de la República debe ser: «Cultura».
"Cultura porque sólo a través de ella se pueden resolver los
problemas en que hoy se debate el pueblo lleno de fe, pero falto
de
luz".
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