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jueves, 16 de octubre de 2008

Almas de destrucción masiva / 1

COÑAZO DE TÍO



El nuevo Mariano Rajoy salido de su derrota en las urnas, Mariano II, como lo llama el maestro Miguel Ángel Aguilar, dio muestras el otro día de poseer la imprudencia necesaria para comentarle a su correligionario Javier Arenas, sin darse cuenta de que los micrófonos estaban abiertos, que al día siguiente tenía que asistir al coñazo del Desfile de las Fuerzas Armadas y que vaya plan tan apasionante era ese.

Mariposeé en Internet por los diversos medios para ver qué opinaban del asunto y encontré que la mayoría de ellos usaban una expresión de esas que ‘entusiasman’ a mi amiga P. por el preciso desconocimiento que la gente suele tener de su significado. Decían muchos que ‘los micrófonos le habían jugado una mala pasada a Rajoy’. Seguramente que al intelectual que redactó la noticia y que luego la difundió por una agencia se le ocurrió tal expresión con el ánimo de contar la noticia sin cargar las tintas, sin mostrarse partidista y, en el fondo, sin contar lo que verdaderamente había ocurrido. Fue una manera prerracional de hacerlo, de estilo mítico, por el recurso al poder de figuras antropomórficas para explicar la realidad. Como si los micrófonos jugaran a algo, como si el mal proviniese no de las personas, sino de los pobres artefactos. Se intentaba derivar así la responsabilidad de lo ocurrido a los micrófonos.

Parece creíble que asistir a un desfile de estos debe de ser bastante coñazo. Pero este Rajoy, si nos creemos lo que decía hasta ahora, debía de ser de los que gozaban ideológicamente con tales asuntos. De hecho, siempre andaba dando la lata con la patria, las banderas, los símbolos y las gaitas (las de Génova, queridos y queridas que tenéis el alma gallega). El año pasado, sin ir más lejos, por estas fechas hizo un estruendoso e histriónico llamamiento a las gentes para que acudieran al mismo acto y mostraran así sus sentimientos. Ahora vemos que aquello era una patada a Zapatero en el culo de los ciudadanos. Y vemos también que este tipo es un falso de mucho cuidado, que dice una cosa, pero está pensando otra, y que es capaz de defender cualquier postura si con ella sale beneficiado en sus intereses. Ya dio muestras de ello cuando se rodeó de lo más extremo de la derecha y empezó a dar el coñazo bien dado, de la manera más impresentable e inaguantable que pudo, hasta que fue capaz de cosechar en las urnas una derrota que nos salvó momentáneamente de tales elementos. A raíz de aquello dijo que iba a cambiar, pero nunca supimos de qué, si de manera de pensar o de forma de actuar. No ha cambiado en nada. Rajoy sigue siendo Rajoy: un claro representante de la doble moral, una mente vieja que genera un discurso casposo y no creíble, un acomodaticio, un falso y un mal representante del Negocio, con sus propios enemigos dentro de casa. Un coñazo de tío.



Rajoy durante el desfile de las Fuerzas Armadas del año 2007.

Foto tomada del diario El Mundo.

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