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domingo, 1 de diciembre de 2013

Con Natalia Ramos en el homenaje a Carmen Amaya





Hace unos días tuve el placer de asistir al Homenaje a Carmen Amaya que se celebró en el Auditorio del Conservatorio Profesional de Danza 'Carmen Amaya', en Madrid. Fue una experiencia enormemente agradable, placentera, emotiva y gozosa. Allí pude por fin conocer, con mucho gusto, a mi hasta ahora amiga virtual Natalia Ramos y comprobar lo buena persona que es, su enorme sensibilidad y su amor por el flamenco.

Natalia me presentó a los dos grandísimos invitados al homenaje, Antonio Manzano, Toni 'El Pelao', y su esposa María Luisa Martín, 'La Uchi', ambos bailaores de gran categoría. Los dos conocieron en persona a Carmen Amaya y nos contaron en el acto, que moderó Natalia, su visión de la genial bailaora, así como una buena colección de anécdotas, dichas como sólo los artistas son capaces de decirlas, que nos hicieron reír a todos. Recordé con ellos a 'La Quica', que le dio clases a 'La Uchi', y que era la madre de Mercedes León, casada con Albano de Zúñiga, dos grandes bailaores de mitad del siglo XX y padres de Ita, una amiga con la que lamentablemente perdí el contacto.

Estuve muy poco tiempo con Natalia, mucho menos del que se merecía ella y del que me apetecía a mí, pero yo andaba con prisas y ella con los lógicos compromisos del acto. Sin embargo, nos dio tiempo a comentar cómo bailan las personas mayores, las que parece que han vivido el baile como lo más importante de sus vidas, como una forma propia de ser. En ellas ya la técnica, el sentimiento y el arte se han fundido con sus cuerpos y con sus mentes y el baile les sale con naturalidad, con sencillez, como si fueran sacando de dentro al bailar algo que hubiese pertenecido a su ser desde siempre. Quizá eso sea la madurez, o la sabiduría, o una especie de armonía interior que posibilita que el arte se manifieste con una fuerza, una expresividad y una elegancia emocionantes. Como la propia Natalia cuenta en su precioso libro 'Carmen Amaya. De leyenda', del que ya hablé aquí no hace mucho, 'el fruto es hijo del mismo Universo'.

Fue una noche gozosa, emocionante, bella.