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viernes, 25 de noviembre de 2022

Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer




La violencia es la acción de utilizar la fuerza y la intimidación para conseguir algo.

No sé a ti, pero a mí me parece algo más propio de animales que de seres humanos. Entiendo la violencia como lo más lejano al respeto, a la racionalidad, al diálogo, a la buena voluntad, a la falta de libertad, al acoso, a la agresión, a la paz, a la igualdad y al buen sentido de lo humano.

Una de las peores violencias es la que los hombres ejercen contra las mujeres. ¿Por qué? Porque la ejercen entre seres humanos, entre iguales, entre seres que tienen diferente sexo, pero los mismos derechos. Esta es una de las mayores torpezas que un ser humano puede hoy desarrollar: creer que, así como el león es superior a una gacela, los hombres -y, concretamente él- son superiores a quienes tienen otro color de piel, a los extranjeros, a los pobres y, sobre todo, a las mujeres.

No hay ser éticamente más atrasado que el machista. Su interés malsano en mantener los privilegios masculinos lo hace creerse superior a cualquier mujer, particularmente a la que ha convencido para que viva con él. Su supuesta e interesada superioridad le hace justificarse la violencia contra ella, cualquier tipo de violencia: psicológica, económica, afectiva, sexual, física y vital.

Hay que descubrir al violento. Hay que denunciarlo. Hay que descubrirlo antes de que sea demasiado tarde. Hay que aislarlo. Hay que huir de él.

Todos debemos luchar, cada cual desde su situación, contra los machistas que ejercen violencia contra las mujeres.

Ojalá consiguiéramos la paz y la igualdad de derechos de todos y de todas.


Puedes leer aquí un resumen del Nuevo Informe de la UNODC y de ONU Mujeres sobre feminicidios.

domingo, 24 de noviembre de 2019

Buenas noches. Contra la violencia de género

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Cualquier persona que tenga la mente limpia y la sensibilidad despejada sabe que la sociedad de hoy sigue siendo machista y que las mujeres son explotadas e infravaloradas, por lo que tienen que defenderse y conquistar los derechos que como personas poseen, pero que los machistas, misóginos e interesados, les niegan.


Me he pasado toda mi vida profesional intentando crear la conciencia, entre mis alumnos y mis alumnas, de que todos somos iguales, que el sexo no debe ser la excusa de ninguna discriminación social y que la vida concreta de las personas debe estar fundamentada en esa igualdad real. Toda desigualdad genera violencia, bien sea económica, social o, simplemente, física. Por eso es tan importante que la idea de igualdad esté presente en la mente de todas las personas y, lo que es más importante, en sus vidas concretas. Huir de la igualdad es alejarse de un ser propiamente humano, para acercarse a una animalidad más o menos disfrazada.

Hoy, que recordamos la lucha de las mujeres contra la violencia de género, y que mostramos nuestra solidaridad con esta lucha, miro con preocupación, con rabia y con desprecio a esas personas que no solo no defienden a las mujeres, sino que atacan a quienes están a su favor, destrozando lo que se había conseguido y dejándolas al descubierto y a merced de la brutalidad de los machistas.

Me pregunto: si no ven -o no quieren ver- la realidad de la violencia de género y, además, hacen todo lo posible por que las mujeres no puedan defenderse, ¿como se llama esa actitud? ¿cómo explicar ese comportamiento tan alejado de lo que debería ser un mundo humano? Mi respuesta no puede ser otra que la misoginia, el odio a las mujeres. Nadie explota, persigue, infravalora ni maltrata a quien ama, sino a quien odia. Un buen número de hombres machistas, secundado por una colección de mujeres igualmente machistas, odian a las mujeres. El odio, una vez más. Hay que saber descubrir pronto a quienes odian y ponerse a salvo de ellos.

Buenas noches.






martes, 26 de noviembre de 2013

Lo que veo cuando miro. 25N contra la violencia de género.





Entendemos por violencia de género toda idea expresada o toda acción practicada por los hombres en contra de las mujeres y realizadas en nombre de una supuesta y deseada superioridad del género masculino sobre el femenino.

La violencia de género es el fruto de un tipo de discriminación por el que las mujeres, siendo tan seres humanos como los hombres, no son tratadas como tales por estos, sino que son consideradas como seres inferiores. Este tipo de discriminación, que no respeta la igualdad entre todos los seres humanos, es el que se conoce como machismo.

El género masculino es el conjunto de comportamientos que los machistas creen que deben ser propios de los hombres. Son todos comportamientos de superioridad, de poder, de dominio y de fuerza. El género femenino es el conjunto de comportamientos que los machistas esperan de las mujeres. Son papeles de obediencia, de sumisión, de debilidad y de supresión de derechos humanos. Cuando la mujer no cumple con el papel que el machista espera de ella, puede surgir la violencia y ésta puede llegar hasta la muerte. La peculiaridad de ser una violencia originada por la pretendida superioridad de un género -el masculino- sobre el otro -el femenino- es lo que hace que se denomine 'de género'. Por tanto, no es violencia de género ni la violencia de las mujeres sobre los hombres, ni la de las guerras, ni la derivada de un accidente ni ninguna otra que no esté motivada por esa supuesta superioridad de lo masculino.

Hay veces que las propias mujeres admiten esa superioridad de lo masculino, aunque vaya en su contra. Se habla entonces de un machismo asumido.

En nuestra sociedad el machismo tiene fácil su expansión, dado que su ideología se difunde frecuentemente por la televisión, que el poder político no hace prácticamente nada por luchar contra él y que las distintas religiones contribuyen a presentar como si fuera normal la exclusión de la mujer de cualquier papel igual al que ostentan los hombres. En el sistema educativo, que sería un lugar muy indicado no tanto para educar en la igualdad -eso lo deben hacer las familias- , sino para justificar, racionalizar y fortalecer esa igualdad, las asignaturas idóneas para realizar este tratamiento son estúpidamente suprimidas por el PP, el partido en el poder en España, con lo que la lucha contra el machismo se hace muy necesaria, pero en unas condiciones muy adversas.

La lucha contra la violencia de género, que sería uno de los aspectos de la lucha contra el machismo, tiene, a mi modo de ver, tres aspectos fundamentales.

Uno, el de intentar concienciar a las mujeres para que no admitan en el mundo de sus relaciones ningún comportamiento machista ni a ningún hombre que empiece a dar muestras de machismo en sus ideas o en sus actos. No ser tajante en esta actitud puede llevar a las mujeres a un camino duro y lamentable que puede acabar con sus vidas. Es una actitud de precaución que no debe perder de vista nunca la mujer. Además de en los ojos, en el cuerpo o en la simpatía del hombre, la mujer debe fijarse con mucha atención en las actitudes que muestra en el trato con las personas. Ahí es en donde está el verdadero peligro.

Otro aspecto -y este me parece de una enorme importancia y es muy olvidado por las mujeres y por las organizaciones feministas- es el de que el machismo lo practican los hombres. Por tanto, hay que incidir en la manera de ver la vida de los hombres. No se trata sólo de concienciar a las mujeres, cosa que está muy bien, sino de acostumbrar también a los hombres a actuar como seres humanos, no como brutos, y de que consideren a las mujeres como seres con los mismos derechos que tienen ellos. La educación en la igualdad es sumamente necesaria en nuestra sociedad.

Estos dos aspectos tienen que formar parte muy importante de la educación que se da en las familias a los hijos. Yo sé que las familias, en su aspecto educativo -sé que generalizo- están de vacaciones y que hace mucho tiempo que lo están. Pero eso no quita para que el lugar de la educación sea ese. La escuela sirve para racionalizar, ver los porqués y afianzar esa educación, pero las familias no pueden abandonar sus papeles de padre y madre y entregárselos a la escuela.

Un último aspecto me parece importante en esta lucha contra el machismo. Son las luchas sociales, las que se dan fuera del ámbito de la familia y de la escuela, pero que inciden fuertemente en el mantenimiento y la propagación del machismo y de la violencia de género como una de sus consecuencias. Las organizaciones feministas, por ejemplo, deberían ser más imaginativas en sus estrategias e incluir también a los hombres en sus luchas. Casi siempre -por no decir siempre- el origen de la violencia de género está en el hombre y es a él a quien habría que dirigirse. Muchas veces el machismo se propone de una manera natural en la televisión, con gestos, actitudes, costumbres etc. que dan por descontada las diferencias de género. Esto debería vigilarse con mucha atención y los padres y las madres deberían estar muy alertas para que sus hijos e hijas no reprodujesen las posturas machistas. Ya sabemos que el poder político actual en España no está por la labor, pero debería ser muy claro y muy beligerante con las organizaciones que funcionan como si el machismo fuera normal. Es el caso de la Iglesia Católica, del Islam y, en general, de las religiones. Pero también de quienes pretenden segregar a los niños y a las niñas en la educación -terrible asunto éste para que salgan de ahí discriminadores-, de quienes en el deporte no tratan a las mujeres con la misma atención que a los hombres, de quienes mantienen las diferencias salariales a personas de distinto sexo, etc.

El 25 de noviembre debería servirnos, a los hombres y a las mujeres, para tomar conciencia de la situación de injusticia y de desigualdad en la que vivimos, pero también para convencernos de que hay que luchar contra ella en la familia, en la escuela y en la sociedad.

Para conocer más sobre el tema de la igualdad y la lucha contra el machismo y contra la violencia de género, te recomiendo el blog de Nuria Varela. Buenas tardes.