viernes, 30 de junio de 2017

Buenas noches. Terror




No tengo nada que ver con él. No encuentro ninguna similitud entre su manera de pensar y la mía. Me parece que es radicalmente diferente a mí. Salvo su aspecto antropomorfo y mi convencimiento de que es digno de respeto, por ser persona, no encuentro ninguna coincidencia que me facilite su inclusión en mi misma especie. Me produce la misma reacción que si viera a un ser feroz, repulsivo o peligroso. Lo encuentro ajeno a la mínima racionalidad humana, sin argumentos que se puedan compartir, sin emociones positivas ni sentimientos agradables. No me trasmite ningún valor que pueda considerarlo como conveniente para crear un mundo mejor. Su sola visión me produce intranquilidad, desasosiego y desazón. Verlo en su despacho oval (término que no hay que olvidar que procede del latín ovum, huevo, y que su plural, huevos, es el único concepto que, al parecer, entiende) o delante de un micrófono o tratando en público a su esposa, a las mujeres, a los pobres, a los periodistas, a sus conciudadanos, a sus colegas de otros países o a cualquier ser humano, lo que me produce fundamentalmente es terror. 

Buenas noches.

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