viernes, 7 de octubre de 2016

Los viernes, etimologías. 132. Pecados capitales



LUJURIA

Parecen mentira los desplazamientos semánticos que ha experimentado esta palabra. Del latín luctari, luchar, de origen indoeuropeo (y de ese estadio tenemos lucha) deriva luxus, dislocado, por los efectos de la lucha en los miembros de los luchadores (y de ese estadio tenemos luxación). Luxuries pasó a significar exceso, desmedida, algo que sale de los límites normales de una situación, en Roma luxuries no significaba lascivia o desenfreno sexual, sino derroche, (y de ese estadio tenemos lujo, lujoso). Fueron los padres de la Iglesia, san Agustín y compañía, los que empezaron a identificar adorno excesivo con la intención sexual, hasta llegar al significado actual de lujuria, lujurioso como lascivo. Bien es verdad que estas palabras, lascivia, lujuria, deshonestidad, no se usan en la lengua coloquial. Normalmente usamos la expresión adicto al sexo, o salido.... Casi se considera más una enfermedad que un vicio. Aunque la Iglesia siempre cargó las tintas contra este pecado.

GULA

Es comer en exceso. ¿Y eso es pecado, o fue considerado pecado? Hoy la gula se considera, más que un pecado, una práctica contraria a la salud. En latín gula significa garganta, gaznate y ha pasado a significar voracidad. Derivados de gula son goloso, golosina, glotón, engullir y deglutir. Por vía germánica nos llegó goliardo, esos poetas y clérigos vagabundos, glotones y que ensalzaban los placeres de la vida. Gula también es palabra de raíz indoeuropea.

AVARICIA

Del latín avarus y avaritia, relacionada con el verbo avere, anhelar, ansiar. No ha experimentado cambios al pasar al castellano. Es raíz indoeuropea, en sánscrito av- significa amar, desear. Este sí que es un pecado gravísimo. La codicia de unos pocos provoca todas las injusticias sociales, las guerras y el desastre ecológico. Codicia es un sinónimo proveniente de cupiditia, relacionada con el verbo cupio, desear, origen de Cupido y concupiscencia.

PEREZA

Del latín pigritia. La g desaparece en español, como en magister > maestro, o en integrum > entero. No se ha encontrado paralelo claro en otras lenguas indoeuropeas, aunque no hay consenso sobre la raíz de esta palabra. La pereza hoy no parece un pecado grave. Si acaso, un defecto, que se atribuye por broma de unas regiones geográficas a otras. Los andaluces, por ejemplo, llevan la fama de vagos, los catalanes de tacaños, los vascos de comilones... Pero todo eso solo son chistes, no hay que tomarlo en serio, la realidad contradice esas tonterías, cada persona tiene su propio carácter.

IRA

En latín es ira. Derivados son iracundo, irascible, airado. La raíz indoeuropea eis- abarca un significado amplio de movimiento rápido, pasión y está en el origen del griego ἱερός (hierós, sagrado), que está en la base de jeroglífico, jerarquía, Jerónimo. No controlar la agresividad es un grave pecado, sus efectos son los malos tratos, los asesinatos. Matar por avaricia, matar por envidia, matar por soberbia, por venganza... Suele ser este pecado el derivado de otros. Es la cara más irracional del ser humano, especialmente cuando se ceba en los débiles o en los inocentes.

ENVIDIA

Del latín in-videre, mirar hacia dentro de alguien, enviarle el mal de ojo, esa creencia en la capacidad de producir el mal a alguien con la mirada. Por tanto en latín invidia es todo tipo de malevolencia, malquerencia. Los españoles decimos que la envidia es el pecado nacional, pero yo no lo creo. Al derivar de videre, ver, envidia está emparentada con páginas y páginas de palabras del Diccionario.

SOBERBIA

En latín es superbia. La p se sonoriza en b, que se conserva en superior, supremo, superar, y no en sobrar. La preposición sobre es prefijo en montones de palabras: sobresaliente, sobresalto o sobreseído. Este sí que podría ser el pecado que nos caracteriza a los españoles. Pregunta a cualquier inmigrante y te dirá qué altaneros, orgullosos podemos llegar a ser. Gracián cuenta en "El Criticón" que cuando Dios repartió a las naciones los pecados capitales, este es el que correspondió a los españoles, la soberbia.



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