domingo, 22 de mayo de 2016

Buenas noches. Cinco horas con Mario



Días pasados, un amigo me invitó al Teatro Reina Victoria, en Madrid, a ver la obra de Miguel Delibes  Cinco horas con Mario, interpretada magistralmente por Lola Herrera y dirigida por Josefina Molina

Quedamos un rato antes de que empezara la obra en la puerta del teatro para recoger las entradas que él había reservado por internet. Cuando estábamos a un metro escaso de la taquilla, se nos adelantó una señora bien vestida, con zapatos de tacón alto, chaqueta y buen peinado, que se nos puso delante con una expresión en el rostro como de tener mucha prisa.
-Vengo a recoger las entradas que he reservado para la obra de Vargas Llosa -le dijo a la taquillera.

-¿Perdón? -le contestó ésta desde el otro lado del cristal.

-Sí. He comprado por internet dos entradas para hoy para la obra de Vargas Llosa.

-Pero aquí, señora, no se representa ninguna obra de Vargas Llosa.

-¿Cómo que no? ¿No ponen hoy Cinco horas con Mario Vargas Llosa?

-No, señora. La obra no tiene nada que ver con Vargas Llosa. Es Cinco horas con Mario, de Miguel Delibes.

-Ah, pues entonces no me interesa. En ese caso, las quiero devolver.

-No es posible, señora. Las entradas compradas por internet no se pueden devolver.

-¿Cómo? ¿Y qué hago ahora con ellas? ¿Ustedes las quieres? -nos dijo a nosotros, que fuimos los primeros a los que encontró.

-No, no. Nosotros ya tenemos entradas.

-Bueno, me voy. Ya veré lo que hago.

Y se fue.

Esto es una anécdota real y no se puede generalizar, pero es una muestra de cómo está una parte de la ciudadanía en relación con la cultura.

Por cierto, la última media hora de la interpretación de Lola Herrera me conmovió. Me pareció que el arte se había hecho presente en esta actriz y que se había producido uno de esos momentos mágicos en los que la única forma de expresión que eres capaz de tener es a través de las lágrimas. 

Buenas noches.

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