domingo, 19 de abril de 2015

Teatro. 'Carne viva' en La Pensión de las Pulgas



He ido a ver 'Carne viva', la obra de Denise Despeyroux que se representa en La Pensión de las Pulgas.

Aparentemente, 'Carne viva' es una obra sencilla, amena, en la que uno se ríe bastante y en la que el tiempo transcurre muy deprisa, de manera que las dos horas y cuarto que dura la función se te pasan en un santiamén.

Y, sin embargo, es una obra muy compleja, me parece a mí. Por una parte, las anécdotas y los acontecimientos que se van relatando parece que van mostrando una historia más o menos lineal, sin grandes mensajes. Pero si vas pensando en las diferencias entre lo aparente y lo real, vas descubriendo que la obra no es más que un conjunto de historias, debajo de las cuales viven escondidos dramas, monsergas que nos creemos habitualmente y problemas de calado de los que no sabemos nada, pero que existen en un nivel de la realidad que sólo se ve si se mira con un cierto detenimiento.

Por otra parte, está la estructura teatral de la obra. Creo que esto es sólo posible con una artista del talento de Denise Despeyroux, capaz de crear una historia de contenido complejo y mostrarla de manera sencilla en un espacio muy difícil. La obra, en realidad, es un sistema, un conjunto de elementos que se interrelacionan entre sí en un contexto determinado, pero con una precisión enorme, milimétrica, con actores que van y vienen de una habitación a otra, dando siempre una sensación de que todo lo que ocurre está sucediendo en la sala en la que estás, cuando en realidad, la obra se está representando a la vez en tres espacios distintos.

El fenómeno del teatro alternativo creo que está teniendo un efecto importante en la concepción actual del teatro. Con el público a dos palmos -o a uno- de los actores, con montajes complejos, con obras de mucha calidad y muy cercanas a los problemas de los ciudadanos y con actores muy buenos, se está generando un concepto teatral de mucha entidad y del que cabe esperar que crezca con ganas en el futuro.


'Carne viva' hay que verla porque es un espectáculo inhabitual, entretenido, que ofrece material para la reflexión y que supone una experiencia poco frecuente en el mundo del teatro.

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