miércoles, 19 de noviembre de 2014

Buenas noches. Miedo



Recibí una educación basada en el miedo. Miedo al padre, miedo a Dios, miedo al mundo, miedo al castigo, miedo al futuro, miedo a todo, miedo a todos. Quitarse de la cabeza ese criterio de actuación, metido a fondo en ella desde la más tierna infancia, es una tarea que puede durar toda la vida.

Pero hay que hacer algo, porque no se puede malgastar y desperdiciar la vida siendo esclavo del miedo. Lo peor de este tipo de educación es que se instala en nuestras vidas y da lugar a costumbres irracionales, a manías estúpidas que nos van royendo la existencia.

Hay que reaccionar como sea. Cuando aparece en nuestras vidas una posibilidad doble, una alternativa, algo que puede salir bien o mal, el miedo nos suele hacer elegir la más negativa, la que más nos hace sufrir, la más cruel, porque hemos dejado que el miedo sea quien elija por nosotros.

A partir de ahora, de una manera consciente y fuerte, y con las mayores ganas posibles de vivir bien, yo he decidido elegir la más positiva. Por ejemplo, si voy a recoger el resultado de unos análisis, voy a ir convencido de que van a ser buenos. Si luego resulta que no lo son, ya veremos qué hacemos, pero lo que no tiene sentido es estar angustiado y malviviendo porque sospechemos estúpidamente que la realidad va a ser la peor posible. Es un mal negocio perder la vida por culpa de una imaginación mal formada, mal acostumbrada. Hay que procurar que el miedo no nos haga perder el sentido de la realidad.


Buenas noches.

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