miércoles, 5 de febrero de 2014

Buenas noches. Sin puertas.





Es evidente que hay que amar a la persona con la que se convive. Hay que amarla como se quiera o, mejor, como ambos decidan quererse. Hay que amar también a la familia de la mejor manera posible. Pero también hay que amar a las personas con las que vivimos, a los amigos y a las amigas, a quienes nos acompañan en el trabajo, en la ciudad, en la vida. Debemos amar, sobre todo, a quienes más lo necesitan. El amor debe crecer siempre. Ni la vida ni el amor tienen demasiadas puertas que se cierren a su paso. Un amor pobre lleva a una vida pobre. Buenas noches.

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