lunes, 28 de octubre de 2013

Buenas noches. Dos vicios





Hay dos vicios muy peligrosos para nuestros pensamientos y para nuestros actos.

Uno, el de generalizar. Consiste en pasar de unas pocas experiencias similares sobre un asunto, a la afirmación de que todas las experiencias posibles sobre ese mismo asunto son también similares. Por ejemplo, tenemos un par de experiencias frustrantes con mujeres (o con hombres) y de ahí pasamos a afirmar que todas las mujeres son iguales (o que todos los hombres lo son). O, por poner otro ejemplo, conocemos a un tipo muy gracioso, que es andaluz, y de ahí concluimos que todos los andaluces son graciosos. Como si los conociéramos a todos, que diría Russell. La generalización es una maniobra estúpida que nos impide ver la realidad con objetividad y que es injusta con las personas que no conocemos, pero a las que les colocamos una etiqueta que muy posiblemente será injusta con ellas.

El otro vicio igualmente peligroso es el de la simplificación. Formalmente es muy parecida a la anterior. Cualquier realidad, por pequeña que sea, suele ser bastante compleja porque en ella suelen intervenir un buen número de elementos. Sin embargo, hay mentes que no son capaces de soportar tal complejidad, porque ésta les supera y lo que quieren es poder dominar lo que ocurre en su mundo. Lo que hacen entonces es eliminar la complejidad y reducir la realidad a alguno de sus elementos más llamativos. Por ejemplo, el fenómeno del fracaso escolar tiene multitud de ingredientes: el ambiente en el que se desarrolla la vida del alumno, si éste ha sido iniciado en la lectura o en el gusto por el saber, la actitud de los padres, si tiene el alumno un lugar tranquilo y silencioso en donde estudiar, las salidas que le ve al estudio, la calidad de los profesores que tiene, los problemas que puede estar viviendo en su desarrollo personal, su salud, las características de la escuela a donde asista, el tipo de amistades, la organización de su vida, sus preocupaciones, el plan de estudios que le han impuesto, etc. etc. Estudiar bien el fracaso escolar supone analizar todos estos factores y más que no hemos citado, pero esto es un trabajo difícil. Es mucho más fácil decir que todo se debe a que los alumnos no estudian y terminar con ello la cuestión. Con ello, además de echarle la responsabilidad al elemento más débil -cosa que suelen hacer los que practican esta maniobra-, resulta que no nos hemos enterado de en qué consiste, en realidad, el fracaso escolar.

Estas dos maniobras tan perniciosas abundan mucho en la sociedad y tendríamos que estar en guardia para no caer en ellas. Buenas noches.

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