miércoles, 24 de noviembre de 2010

Orgasmos


Nunca he tenido un orgasmo en un colegio electoral. Lo siento. Mi proceso de apertura de mente no ha llegado a las cotas necesarias para poder ponerme a echar resoplidos placenteros delante de la gente, especialmente de esos que en los días de elecciones van armados de papel y bolígrafo y van apuntando todo lo que pasa por la mesa, y de esos otros que no dejan pasar una y que intervienen en todo lo que ocurre ante la posibilidad de que alguien quiera variar la voz del destino. El caso es que como no soy catalán –parece que los catalanes son más sensibles a tales prácticas- ni me sale en las citadas circunstancias, me voy a quedar sin experimentar el correspondiente orgasmo democrático cuando me toque hacer el acto de penetración de la papeleta en la urna.

Sin embargo, algo de emoción profunda sí que me produce a mí el hecho de ir a votar. Es la vivencia de la igualdad. Puede haber allí una señora vestida de Arquitectura Humana, de Carolina Herrera o de Carrefour, o un señor con una camisa con un cocodrilo en el pecho o con una camiseta adornada con dibujos estridentes. Da igual. Cada uno de ellos vale un voto y, en principio, todos los votos son iguales. Es como cuando vas a una playa nudista en la que te das cuenta de que no somos más que seres humanos a los que nos gusta escondernos detrás de disfraces habituales. La igualdad me parece a mí más profunda y más emocionante que la libertad.

Me gusta la igualdad que se puede vivir en unas votaciones, aunque enseguida el optimismo se suele torcer, en cuando te das cuenta de que muchos de los que están allí votarán a los que luego nos van a desigualar y van a terminar perjudicando al propio votante, que seguramente andará pensando en otros orgasmos mucho menos trascendentes y más fáciles de obtener.





1 comentario:

  1. Manuel, a veces me pregunto qué está pasando. No pasa un día en que no me sorprenda una actitud, un comentario, una noticia o cualquier cosa que venga de los medios de comunicación y se cuele en nuestras vidas. Quizás decir que esto me escandaliza puede resultar muy conservador, pero o le ponemos freno a esto o nuestra dignidad se nos va de las manos. Entiendo por política, vida pública, lo que se hace en sociedad. Y de momento, que yo sepa, el sexo no se practica abiertamente al público, sino en privado. Así que aunque me parece una campaña ingeniosa, no veo la relación entre lo uno y lo otro. Tantos años luchando por eliminar la figura de la mujer en publicidad como objeto sexual y ahora una candidata a las elecciones lo promueve. No sé, pero creo que es excederse en las competencias que a cada uno le tocan.

    ¿Sabes de qué otra cosa me he enterado esta mañana? La noticia es un poco antigua (viene de agosto), pero no deja de descolocarme: http://www.elconfidencial.com/ocioytelevision/jordi-gonzalez-juega-poltergeist-nuevo-programa-20100810-68439.html

    ResponderEliminar

Puedes expresar aquí tu opinión.