viernes, 25 de septiembre de 2009

Disparates / 1


Imagínese usted, señora, que le ataca un virus de lo que sea y que el presidente de los médicos le dice que lo que tiene que hacer es pintarse las uñas y ponerse guapa, que así se curará. O que le ataca a usted, caballero, y la receta es que se dé en la cara una buena crema antiarrugas, que eso le hará la vida imposible al virus y se marchará. ¿Cómo se sentiría tratado usted, señora, o usted, caballero, si le ocurrieran estas desventuras?

Pues así me siento yo, que me dedico a la enseñanza, cuando me entero de las tontas ocurrencias que la que sigue siendo presidenta de la comunidad de Madrid tiene y cuenta para resolver (¿?) el problema de la enseñanza. Ahora esta señora quiere poner tarimas en las clases. El nivel de ignorancia que exhibe esta señora es brutal. ¿Qué sabe la señora presidenta lo que es una clase? ¿Cree acaso, la muy lega, que un alumno que quiera, por ejemplo, llamar gilipollas al profesor no lo va a hacer porque haya delante de él una tarima, encima de la cual, con toda probabilidad, no estará el docente? ¿Le ha sostenido la mirada la señora presidenta a algún alumno, de esos que te dicen con los ojos que en su vida manda él y que, por tanto, en clase, también? ¿Qué le importa a ese chaval, que tiene en casa a un par de señores que no han ejercido jamás de padres, que el profesor esté medio metro más alto o más bajo?

Lo que esta señora presidenta quiere es, una vez más, tomarnos por tontos y tapar su nefasta gestión económica y su nulo interés por la enseñanza con tarimas y estupideces varias que eviten pensar en lo verdaderamente importante: que no invierte en educación, que obliga a los profesores a incumplir la ley teniendo en clase más alumnos de los permitidos, que no favorece la calidad porque le trae al fresco, que privilegia los intereses económicos de los empresarios de los colegios privados haciendo creer a los ingenuos padres que unos profesores que no han sido capaces de sacar una oposición funcionan mejor que los de la enseñanza pública.

(continuará)

2 comentarios:

  1. AAAAAAAAAAHHHHH!!!!!!

    Es que la mega odio, por favor!!! Y que YO tenga amigos que la idolatran, la veneran!!!!!
    Que horror, de verdad, ojalá muchos de mis amigos leyesen tu blog, callaría mucha bocazas...

    Un beso!

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  2. Espero que esto cambie algún día. Debe ser muy difícil intentar enseñar frente a la actitud de estos alumnos, (y de la sociedad, claro), y que además te hablen de tarimas como remedio universal.

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