miércoles, 17 de junio de 2009

Lo que está por venir


-¿Te quieres callar?
No me hizo ni caso.
-¿Te quieres callar?, le dije un poco más alto.
Siguió a lo suyo y ni se inmutó.
- Oye, ¿te quieres callar?, insistí.
Parecía como si fuera sordo o como si no quisiera oírme.
- Pero ¿te quieres callar?, le dije en un tono serio y a un volumen como para que me oyera toda la clase.
Volvió la cara hacia mí. Con una expresión de naturalidad, de evidencia teñida de una cierta sensación de molestia, me contestó:
- Es que no quiero callarme.
.

1 comentario:

  1. Manuel: ¡qué difícil es educar!, me refiero naturalmente a estos tiempos, en los que las cosas ya no son evidentes para algunos, sino que hay que empezar a enseñarlas desde el principio...

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