lunes, 8 de diciembre de 2008

Paseando por la vida / 29


La calle de Fuencarral, en Madrid, es una permanente fuente de imágenes sorprendentes y, en el fondo, de creatividad.

Hay allí una tienda de cosméticos e hicieron una campaña para que se usaran más cremas y productos para la estética y para la salud. Introdujeron la provocación y no sé con qué resultados. Pero lo que anunciaban lo consideraban como un “castigo”. Estoy seguro de que así tuvo más aceptación lo que vendían que si lo hubiesen puesto en clave positiva.

Transcribo aquí el texto por si no se lee bien:

Castigo.
Prometo hidratarme la piel cada día.
Prometo limpiarme la cara antes de irme a dormir.
Prometo aplicarme una mascarilla facial por lo menos una vez a la semana.

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2 comentarios:

  1. Como está el mundo...
    Yo una vez prometí echarme la crema siempre y limpiarmela después de una noche de fiesta... Pero me resulta imposible... Es algo que puede conmigo, yo eso de ser constante en algo... Que difícil!
    La de cosas que ves tú por la C/Fuencarral, no? Habrá que ir, que promete mucho!

    UN BESO GRANDE! Laura!

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  2. En la cara, que lo que he puesto queda algo mal... Crema en la cara y limpiarme la cara después de haberme echado mil capas de maquillaje!!! Limpiarme y echarme crema, EN LA CARA!

    UN BESO!!

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